De la violencia digital contra las mujeres

De la violencia digital contra las mujeres

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¿Alguna vez han divulgado fotos íntimas tuyas en Facebook? ¿Te han enviado tuits amenazantes de perfiles falsos? ¿Te han hostigado con mensajes directos de acoso? ¿Has decidido cerrar tus cuentas en redes sociales para evitar la intimidación?

La violencia hacia las mujeres se ha caracterizado por ser psicológica, sexual, obstétrica, laboral, patrimonial, económica, feminicida, sin embargo con el cambio de paradigmas y el avance de las tecnologías de la información, comunicación y  redes sociales e internet, se ha generado que la violencia contra las mujeres pase a una modalidad catalogada como violencia digital de género. Dicha violencia puede provocar daños físicos, sexuales, psicológicos, sociales y/o económicos para sus víctimas, vulnerando con ello sus derechos humanos. El 90 por ciento de las víctimas de violencia digital son mujeres.

Existen diferentes tipos de violencia digital, entre los que se encuentran los siguientes:

Difusión sin el consentimiento de la víctima de imágenes en las que aparece desnuda (o semidesnuda) o realizando algún acto sexual

Algunos casos han sido ampliamente reportados por los medios de comunicación bajo el nombre de “pornografía de venganza o porno-venganza”. Las víctimas van desde actrices y políticas hasta mujeres sin un perfil público. Los agresores han sido desde ex parejas hasta personas desconocidas (aunque predominan los agresores que conocen personalmente a las víctimas).

“En agosto de 2012 mi ex pareja entró a mi Facebook y publicó un álbum completo de fotos mías, desnuda, que solo él tenía, cambió mi foto de perfil también por una nude. Recuperé mi cuenta tiempo después, pero permanece desactivada porque fue una experiencia muy devastadora para mí en aquel tiempo”.

Testimonio 1. Luna

Amenazar a la víctima utilizando a las tecnologías de la información

Las amenazas pueden ir acompañadas de un acecho físico constante a la víctima, como se ha visto en casos que involucran ex parejas, y otras pueden ser recurrentes y estar relacionadas con el trabajo que realizan las víctimas. Existen también casos en que se amenaza a la víctima con difundir información personal de manera ilegal (video o una fotografía de naturaleza sexual) si no se somete a los “deseos” del agresor.

“Levanté varias denuncias en el Ministerio Público en contra de mi ex pareja y su actual pareja ya que me hostigan y acosan por redes sociales y mensajes a mi celular, me han amenazado a mi y a mis hijos. También he reportado en varias ocasiones perfiles falsos, que mis amistades y contactos me notifican, pues tienen la osadía de enviarles solicitud de amistad. Llevo dos años con el caso en el ministerio público, en total suman ocho denuncias, y si ha avanzado el caso pero las autoridades no tienen experiencia en estos temas y la legislación es inexistente respecto a estos delitos”.

Testimonio 2. Julieta

Difamar a la víctima

La difusión de información diseñada para dañar la imagen de la víctima. Estos casos son como muchos otros de difamación; su conexión con el género es lo que los motiva (desacreditar a quien con su trabajo cuestiona el sistema de género) o la manera en la que busca desacreditarse a la víctima (cuestionando su apego al mismo sistema de género).

“A mi me sucedió hace varios años, por amigos de mi ex, mi ex aparentemente sostenía una relación con una chica de ese grupo y cuando me enteré y encare a ambos, lo negaron tachándome de loca celosa, al llegar a casa me encuentro con que uno de esos amigos subió una foto mía, no estaba desnuda ni nada por el estilo, era una foto “equis”… la foto estaba acompañada de mensajes de odio hacia mi, los comentarios igual, todos de los amigos de mi ex “tirándome mierda”, lo hice saber a mi ex y este me dijo que era mi culpa por encarar a su amiga y que la única solución era pedirles a ellos disculpas, idiotamente lo hice pero no bajaron la foto ni mucho menos los comentarios de odio hacia mi… eso me paso a los 17 años aproximadamente, no volví a tener redes sociales hasta los 21 por lo mismo. Ya no estoy con esa persona y hasta hace poco pude ver la violencia que el ejercía sobre mi. Y aunque no fue una foto desnuda ni nada así, me sentí súper vulnerada y ni de mi casa quería salir”.

Testimonio 3. Emma

“Hace como 3 años vendía unas bufandas hechas por mí en internet en la plataforma OLX y publiqué una foto mía (sin rostro, solo se veía mi cuello con la bufanda y mi blusa) Y un tipo me mando un mensaje privado hablando de mis senos con todo tipo de insinuaciones sexuales”.

Testimonio 4. Esther

Acechar a la víctima utilizando las tecnologías

El constante monitoreo de la víctima, utilizando las tecnologías. Puede tratarse de una persona que, a través de las redes, establece contacto con la víctima y hace todo lo posible por tener una relación con ella, incluso después que esta ha manifestado su rechazo; sus mensajes no cesan y siempre encuentra una manera de hacerse presente en la vida de la víctima.

“El  empleado del Oxxo robó mi número telefónico cuando fui a cargar crédito a mi celular, me comenzó a acosar y a tratar de ligar conmigo, tuve que bloquearlo y posteriormente cambiar de número ya que me seguía buscando desde otros teléfonos”.

Testimonio 5. Anónima

Acosar a la víctima a través de la tecnología

En quinto lugar, encontramos los casos de “acoso” propiamente dicho. Esto puede comprender una serie de distintos tipos de actos, por ejemplo, el envío de imágenes o comentarios sexuales no deseados. Es decir, mujeres que en sus correos o cuentas personales de Facebook –por ejemplo– reciben fotografías de penes o comentarios sexuales.

También encontramos casos de mujeres que, sin recibir directamente este tipo de comentarios, se convierten en el objeto de una discusión en línea: los usuarios las califican conforme a su deseabilidad sexual; describen lo que les harían “yo sí la violo”, etcétera); discuten la vida sexual (real o no) de la víctima, por lo general, empleando términos sexistas (como “puta”, “perra”, etcétera).

Por último, están los mensajes “sexistas” que pueden recibir mujeres al participar en un foro (“¡Vete a tu lugar natural que es la cocina!”, “Eres la mujer más fea que he visto”, etcétera). Una sola víctima puede recibir cientos de miles de mensajes al día de esta naturaleza, cada uno de distintas personas. Dependiendo del caso, este problema se puede agravar si se libera información privada de la víctima, incluida su dirección personal o de trabajo (fenómeno conocido como doxing o doxxing), poniéndola en peligro.

“Haciendo comentarios en algunos grupos abiertos, me han dicho lesbiana, perra maldita, muérete, etc. Un caso fue en un grupo de carpintería, una mujer preguntó cómo se llamaba una herramienta y un montón de tipos de todas nacionalidades le decían “licuadora, pa que te vayas a hacerle de comer a tu marido, que solo pa eso sirven pinches viejas”, en otro grupo una chica pidió ayuda porque había sido golpeada por el marido y por la suegra, y los tipos le empezaron a decir “eso te pasa por andar de piruja”, etc. De verdad no entiendo qué les hacemos como para que nos odien de esa forma!!!”

Testimonio 6. Adrix

 ***

Actualmente gracias al trabajo de diversas asociaciones civiles, grupos feministas y a la insistencia de mujeres que han sido víctimas se ha logrado llevar el tema de la violencia digital al Senado de la República y a La Comisión de Administración y Procuración de Justicia de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México entidades en las cuales se analiza tipificar el delito de porno-venganza u hostigamiento sexual en internet y sancionar dicha conducta con cárcel.

Se entiende como porno-venganza a la divulgación sin consentimiento o autorización de fotografías, imágenes, audios o videos de contenido sexual de una persona con la que haya mantenido una relación de confianza, afectiva o sentimental afectando con ello su intimidad.

El análisis y legislación sobre violencia digital va cobrando fuerza en México, con la intención de evitar que más mujeres sean violentadas ya que con el amplio acceso a internet y a medios digitales estas prácticas van en aumento y abarcan cada vez más redes sociales e incluso son un eslabón en la cadena de otros delitos como secuestro, trata de personas y violación.

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