¿Dónde nacen los niños en México? La mayoría de los partos ocurren en hospitales o clínicas, pero las desigualdades en el acceso a servicios de salud aún determinan grandes diferencias entre regiones urbanas y rurales.
¿Dónde nacen los niños en México? Es una pregunta que no solo alude al acto de dar a luz, sino que abre la puerta a una realidad compleja: la geografía del nacimiento en el país refleja profundas diferencias en acceso, calidad y tipo de atención médica. En 2023, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró 1 millón 820 mil 888 nacimientos, lo que representa una disminución del 3.7 % respecto al año anterior, cuando se contabilizaron 1 millón 891 mil 388 nacimientos. Esta caída en la tasa de natalidad forma parte de una tendencia descendente que ha caracterizado a la dinámica demográfica mexicana en la última década.
Diferencias regionales en la natalidad
Detrás de las cifras globales hay patrones regionales que muestran realidades muy distintas. Las entidades con las tasas más altas de nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil fueron Chiapas (100.1), Guerrero (69.5) y Oaxaca (62.3), todas con características comunes: alta proporción de población rural, menor infraestructura sanitaria y elevados índices de marginación. En contraste, estados como Ciudad de México (34.1), Yucatán (40.8) e Hidalgo (42.0) presentan las tasas más bajas, en parte gracias a su mayor urbanización y acceso a servicios médicos.
El lugar específico donde ocurren estos nacimientos también revela mucho sobre las condiciones de salud. De acuerdo con la Estadística de Nacimientos Registrados (ENR) 2023 del INEGI, el 86.3 % de los partos ocurrieron en hospitales o clínicas, mientras que un 4.6 % se dieron en domicilios particulares. Un 0.4 % tuvo lugar en otros espacios y el 8.7 % restante no especificó el lugar. Si bien la mayoría de los nacimientos son institucionales, el dato del parto en casa es significativo, especialmente si se considera que su incidencia es mayor en zonas rurales o comunidades indígenas.
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2023, destaca que los nacimientos domiciliarios son más comunes en zonas rurales, donde la distancia a hospitales, la escasez de personal médico y las barreras culturales dificultan el acceso a servicios obstétricos. Esto contrasta con entidades como Puebla, donde el 93.76 % de los nacimientos fueron atendidos en hospitales, el 2.69 % en domicilios y el 3.55 % en otros lugares no especificados. Estas cifras sugieren que una mejor infraestructura de salud se traduce en una mayor institucionalización del parto.
Acceso a servicios de salud durante el embarazo
¿Dónde nacen los niños en México? La pregunta también lleva a explorar las diferencias entre el acceso a servicios públicos y privados. En 2023, el INEGI registró más de 1.8 millones de consultas gineco-obstétricas en el sector privado, lo que representa casi el 26 % del total. Esta cifra revela una demanda significativa en clínicas privadas, sobre todo en zonas urbanas. En contraste, el sector público enfrenta retos como la saturación de servicios y la escasez de personal especializado, lo que puede traducirse en atención tardía o deficiente, especialmente en regiones alejadas.
En estados como Chiapas, Oaxaca o Guerrero, donde la marginación es alta, las condiciones para la atención al parto son críticas. La falta de hospitales equipados, personal capacitado y recursos para emergencias obstétricas hace que muchas mujeres deban dar a luz en casa, a menudo sin asistencia profesional. Esta situación eleva el riesgo de complicaciones y de mortalidad tanto materna como neonatal.
Desigualdades presentes en la atención al parto
Las desigualdades no solo se expresan en dónde nacen los niños, sino también en cómo nacen. El tipo de atención recibida varía considerablemente según la entidad y el nivel socioeconómico de la madre. Quienes cuentan con seguro privado o recursos económicos pueden acceder a partos en hospitales con tecnología avanzada, atención personalizada y mayor privacidad. Por el contrario, mujeres sin cobertura o con bajos ingresos enfrentan largos tiempos de espera, falta de medicamentos o incluso tratos discriminatorios.
A pesar de estos avances, la geografía del parto en México sigue siendo desigual. Mientras en ciudades como Monterrey o Guadalajara se cuenta con infraestructura moderna, en regiones como la Sierra Tarahumara o la Montaña de Guerrero muchas mujeres deben recorrer grandes distancias para recibir atención. A esto se suman barreras culturales y lingüísticas que limitan el acceso de poblaciones indígenas a servicios institucionales.
Responder a la pregunta “¿Dónde nacen los niños en México?” implica más que contabilizar hospitales o partos en casa. Significa reconocer una realidad marcada por contrastes: entre lo urbano y lo rural, lo público y lo privado, lo institucional y lo tradicional.
Para garantizar una atención equitativa y segura, es necesario fortalecer la infraestructura sanitaria en zonas marginadas, capacitar más personal médico y promover modelos de atención interculturales que respondan a las necesidades de todas las mujeres, sin importar dónde vivan o cuáles sean sus condiciones socioeconómicas.
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Y al rato, aunque le duela al Payaso Naranja… ¡los traerán de China! JAJAJAJAJA