La licencia de maternidad y paternidad en México es un derecho laboral que protege a madres y padres tras el nacimiento o adopción de un hijo.
La licencia de maternidad y paternidad en México es el término que define el derecho que tienen madres y padres trabajadores a ausentarse de sus labores, con goce de sueldo, para atender el nacimiento o adopción de sus hijos sin arriesgar su empleo. Este derecho está respaldado por la legislación laboral mexicana y tiene como objetivo proteger la salud de la madre, garantizar el bienestar del recién nacido y fomentar la corresponsabilidad familiar.
¿Cuántos días corresponden a madres y padres?
En México, las licencias parentales están contempladas en la Ley Federal del Trabajo (LFT), que en sus artículos 132 y 170 establece los tiempos y condiciones para ambos casos. La licencia de maternidad y paternidad en México se otorga de manera diferenciada: a las madres trabajadoras les corresponden seis semanas antes y seis después del parto, mientras que los padres tienen derecho a cinco días laborales pagados posteriores al nacimiento o adopción de un hijo. Aunque esta medida representa un avance en el reconocimiento de los derechos familiares, sigue siendo insuficiente en comparación con estándares internacionales.
Además de lo establecido en la LFT, existen otras disposiciones legales, como la Ley del Seguro Social, que regula el acceso a la incapacidad por maternidad para mujeres aseguradas en el IMSS. Esta institución otorga un permiso de 84 días naturales (12 semanas), distribuidos entre el periodo prenatal y postnatal. El trámite debe realizarse entre las semanas 34 y 36 del embarazo en la clínica correspondiente. Para ello, la trabajadora debe contar con al menos 30 semanas cotizadas en los últimos 12 meses y presentar documentos como identificación oficial, comprobantes de pago, CURP y el certificado único de incapacidad que emite el médico del IMSS.
Por otro lado, las trabajadoras del sector público, bajo la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, tienen acceso a un permiso de maternidad de tres meses, distribuidos en un mes antes y dos después del parto. Aunque ligeramente diferente al del IMSS, este esquema también busca asegurar la estabilidad laboral y permitir una recuperación adecuada tras el nacimiento.
En el caso de los padres, para acceder a los cinco días de licencia que les corresponden, deben estar afiliados al IMSS y haber cotizado al menos 30 días antes del nacimiento o adopción. El permiso puede solicitarse directamente en el portal del “IMSS Desde su Empresa” (IDSE) o en oficinas del Seguro Social, y debe realizarse dentro de los cinco días hábiles posteriores al nacimiento del hijo. Aunque esta disposición legal representa un paso hacia la corresponsabilidad, el escaso número de días hace evidente la necesidad de una reforma que iguale las oportunidades de cuidado y crianza entre ambos padres.
La licencia de maternidad y paternidad en el contexto internacional
En términos comparativos, la licencia de maternidad y paternidad en México se encuentra rezagada respecto a otros países, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Mientras que en México la madre tiene 12 semanas y el padre apenas cinco días, en países como Chile las madres cuentan con 18 semanas, y los padres pueden compartir parte de ese periodo. Colombia amplió recientemente su licencia de paternidad a dos semanas, y naciones como Suecia y Alemania ofrecen esquemas de licencia parental compartida de hasta un año, promoviendo así una distribución más equitativa del cuidado.
La desigualdad en la duración de las licencias parentales en México no solo afecta a los padres, sino que también perpetúa brechas de género en el entorno laboral. Las mujeres siguen enfrentando mayores obstáculos para mantenerse en el empleo tras convertirse en madres, mientras que los hombres tienen una participación limitada en el cuidado temprano de los hijos, reforzando roles tradicionales de género.
¿Por qué es importante que existan licencias de maternidad y paternidad?
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), ha señalado que las licencias de paternidad remuneradas no solo favorecen el desarrollo del vínculo afectivo entre padres e hijos, sino que también mejoran los indicadores de salud infantil y reducen los niveles de estrés en el hogar. Asimismo, propician un mayor involucramiento masculino en tareas de cuidado, lo cual es clave para el desarrollo de sociedades más justas y equitativas.
La ampliación de la licencia de maternidad y paternidad en México no es solo una cuestión de justicia laboral, sino una inversión en el bienestar de las familias y en la salud de las futuras generaciones. Garantizar tiempo suficiente para el cuidado del recién nacido, sin distinción de género, es clave para construir relaciones familiares más sanas, fomentar el desarrollo infantil temprano y avanzar hacia una sociedad más igualitaria.
Mientras no se equipare el acceso al cuidado entre hombres y mujeres, y no se promuevan esquemas flexibles y universales de licencias parentales, las políticas actuales seguirán reproduciendo desigualdades estructurales. México tiene la oportunidad de seguir el ejemplo de otros países y actualizar su legislación para poner al centro a las familias y la corresponsabilidad desde el nacimiento.
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