La pobreza laboral aumentó y ya afecta a 45.8 millones de mexicanos, quienes no tienen ingresos suficientes para cubrir la canasta alimentaria de sus hogares, según el INEGI.
La pobreza laboral aumentó 0.1 puntos porcentuales entre el segundo trimestre de 2024 y el segundo trimestre de 2025, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esto significa que aproximadamente 45.8 millones de personas en México no contaron con ingresos suficientes por su trabajo para cubrir la canasta alimentaria de cada integrante de su hogar.

Aunque esta cifra se mantiene por debajo del 36.6 por ciento registrado antes de la pandemia, está 1.2 puntos porcentuales por arriba del 33.9 por ciento observado en el primer trimestre de 2025. Es decir, la pobreza laboral aumentó de manera ligera, pero sostenida, reflejando desigualdades que no se resuelven con incrementos marginales en los ingresos.
Áreas rurales y urbanas: diferencias que marcan la brecha
El aumento de la pobreza laboral no se distribuye de manera uniforme en el país:
- Rural: pasó de 48.0 por ciento en el primer trimestre a 49.1 por ciento en el segundo trimestre, un incremento de 1.1 puntos porcentuales.
- Urbano: subió de 29.7 por ciento a 30.8 por ciento, también un aumento de 1.1 puntos porcentuales.
Este patrón muestra que las zonas rurales continúan siendo más vulnerables, con ingresos laborales que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas.
Estados con mayor y menor pobreza laboral
Los datos por entidad federativa destacan contrastes extremos:
- Mayor pobreza laboral:
- Chiapas: 62.5 por ciento
- Oaxaca: 59.2 por ciento
- Guerrero: 55.3 por ciento
- Menor pobreza laboral:
- Baja California Sur: 12.9 por ciento
- Quintana Roo: 18.0 por ciento
- Baja California: 19.7 por ciento
Entre el primero y segundo trimestre de 2025, 22 de las 32 entidades registraron aumentos en la pobreza laboral, con los mayores incrementos en:
- Guerrero: +4.3 puntos
- San Luis Potosí: +4.0 puntos
- Morelos: +3.9 puntos
- Querétaro: +3.5 puntos
- Chiapas: +3.4 puntos
En contraste, las entidades con disminuciones importantes fueron:
- Chihuahua: -3.0 puntos
- Durango: -2.5 puntos
- Tabasco: -1.7 puntos
- Coahuila: -1.4 puntos
- Sinaloa: -1.1 puntos
Ingreso laboral promedio: persiste desigualdad entre hombres y mujeres
Durante el segundo trimestre de 2025, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada fue de 7,596.46 pesos al mes. Sin embargo, existe una brecha notable por género:
- Hombres: ocho mil 278.95 pesos mensuales
- Mujeres: seis mil 625.99 pesos mensuales
- Diferencia: mil 652.95 pesos
Además, la formalidad laboral también influye en el nivel de ingresos:
- Población ocupada formal: 10 mil 821.04 pesos mensuales
- Población ocupada informal: cinco mil 257.55 pesos mensuales (51.4 por ciento menos que los formales)
Estos datos muestran que el acceso a empleo formal es clave para mejorar los ingresos y reducir la pobreza laboral.
Distribución del ingreso y desigualdad en Méxcio
El INEGI analiza también la distribución del ingreso por quintiles, lo que permite observar cómo se reparte el dinero entre la población:
- Los quintiles más bajos (20 por ciento de la población con menos ingresos) registraron reducciones en su ingreso laboral real, mientras que los quintiles medios y altos mostraron aumentos.
- Esta concentración provoca que, aunque el ingreso promedio aumente ligeramente, la desigualdad crezca, y el beneficio económico no llegue a quienes más lo necesitan.
Un llamado a políticas públicas focalizadas
Los resultados de esta medición subrayan la necesidad de estrategias específicas para combatir la pobreza laboral:
- Impulsar el empleo formal en zonas rurales.
- Incrementar programas de apoyo económico y social en estados con alta pobreza laboral.
- Reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres.
- Mejorar la distribución del ingreso para evitar que los aumentos se concentren en los quintiles más altos.
Aunque la pobreza laboral aumentó de manera leve a nivel nacional, los datos muestran que el problema no es solo un número, sino la persistencia de desigualdades estructurales entre regiones, géneros y tipos de empleo. Comprender esta realidad es clave para diseñar políticas efectivas que realmente mejoren la calidad de vida de millones de mexicanos.
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