La aplicación Tea Dating, que se promociona como una herramienta de seguridad digital para mujeres, enfrenta su momento más crítico tras una masiva filtración de datos que expone una preocupante vulnerabilidad en su modelo de protección.
La aplicación Tea Dating nació con una propuesta disruptiva: no es una app de citas tradicional, sino una plataforma de reseñas que permite a mujeres advertirse entre sí sobre comportamientos problemáticos de hombres con los que han salido, tenido una relación o están por conocer. Funciona como una especie de “TripAdvisor de las citas”, donde los perfiles masculinos pueden recibir una “bandera verde” si el comportamiento fue respetuoso o una “bandera roja” si hubo actitudes agresivas, misóginas o violentas.
Pero el modelo, que hasta ahora había sido celebrado como un acto de sororidad y prevención, acaba de sufrir su primera gran crisis. El viernes 25 de julio, la empresa desarrolladora confirmó que fue víctima de un ataque cibernético que expuso cerca de 72 mil imágenes, entre ellas más de 13 mil fotografías de mujeres que verificaron su identidad con selfis y documentos oficiales.
¿Cómo funciona Tea Dating?
La aplicación Tea Dating se presenta como un complemento a apps como Tinder o Bumble, no como una competencia. Su objetivo es claro: empoderar a las mujeres brindándoles información de primera mano sobre las personas con las que podrían salir. Entre sus funciones más destacadas están:
- Búsqueda por nombre, edad y ciudad
- Sistema de calificación anónima con seudónimos
- Alertas personalizadas si aparece un nombre de interés
- Subida de capturas de pantalla de perfiles en redes sociales
- Clasificación con “banderas rojas” o “banderas verdes”
Además, mediante una suscripción de 15 dólares mensuales, se desbloquean funciones como búsqueda inversa por imagen y verificación de antecedentes, lo que eleva el nivel de detalle y control que ofrece la plataforma.
Lo que prometía seguridad, ahora genera temor
La filtración no solo comprometió el objetivo de proteger a las usuarias. También dejó al descubierto la fragilidad de su infraestructura. La propia empresa admitió que el hackeo afectó un sistema de almacenamiento “antiguo”, en el que se encontraban:
- Más de 13 mil fotografías personales utilizadas para la verificación de identidad.
- Alrededor de 59 mil imágenes públicas, comentarios y mensajes que datan de hace más de dos años.
- Capturas de pantalla que, según la empresa, fueron resguardadas para cumplir con normativas contra el ciberacoso.
Aunque la compañía asegura que ninguna de estas imágenes puede vincularse directamente con publicaciones dentro de la plataforma, y que los perfiles registrados a partir de febrero de 2024 no se vieron afectados, el escándalo ya estaba fuera de control.
¿Autodefensa o linchamiento digital?
El caso ha reavivado el debate sobre los límites entre seguridad y privacidad. Para muchas mujeres, Tea Dating representa una herramienta de autodefensa frente al machismo estructural, el acoso y la violencia en contextos de citas. Poder saber si alguien tiene antecedentes de comportamientos abusivos puede marcar la diferencia entre una salida segura y una experiencia traumática.
Sin embargo, también han surgido voces críticas que cuestionan el anonimato con el que se pueden publicar reseñas. La app pide que toda información compartida sea verídica, pero no cuenta con mecanismos para verificar las afirmaciones ni para dar derecho de réplica a los hombres reseñados. Esto ha abierto la puerta a posibles usos maliciosos o venganzas personales.
La filtración de datos agrava aún más el panorama: muchas mujeres confiaron su información más sensible a una aplicación que prometía protección, pero que terminó vulnerando su privacidad.
A pesar del escándalo, el apoyo a Tea Dating sigue
Paradójicamente, el incidente no ha afectado la popularidad de Tea. La app mantiene una calificación promedio de 4.7 sobre 5 en tiendas digitales, con más de 60 mil reseñas positivas. Además, el 10% de sus ingresos se destina a la National Domestic Violence Hotline, una línea de apoyo a víctimas de violencia de género en Estados Unidos.
En su comunicado oficial, la empresa afirmó que trabaja con expertos en ciberseguridad para mitigar el daño y evitar que se repita. También aseguró que ha actuado rápidamente, aunque no especificó si ofrecerá compensaciones a las afectadas o si cooperará con autoridades judiciales para perseguir a los responsables del ataque.
El dilema ético de la “justicia de usuario”
Casos como el de Tea Dating evidencian una realidad compleja: frente a la ineficacia de muchas instituciones para prevenir y sancionar la violencia de género, las mujeres han comenzado a crear sus propias herramientas. Sin embargo, cuando esas herramientas fallan o se manejan con poca transparencia, pueden terminar generando nuevos daños.
En un contexto en el que las plataformas digitales acumulan cada vez más poder, el caso Tea nos enfrenta a preguntas difíciles:
- ¿Quién protege a quienes buscan protegerse?
- ¿Puede una app hacer justicia sin convertirse en tribunal?
- ¿Qué límites debe tener la denuncia digital?
Tea Dating: entre la innovación y la vulnerabilidad
La aplicación Tea Dating representa uno de los intentos más innovadores de crear un entorno digital más seguro para las mujeres. Pero la reciente filtración de datos demuestra que, incluso con las mejores intenciones, la tecnología puede fallar si no se maneja con estándares sólidos de protección y rendición de cuentas.
Mientras el debate continúa, miles de mujeres deberán preguntarse si vale la pena seguir confiando en esta plataforma para compartir sus experiencias y protegerse entre sí, o si ha llegado el momento de exigir nuevas formas de justicia digital que no sacrifiquen la privacidad en nombre de la seguridad.
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