Feminicidio de Karen Monserrat conmociona a Taxco de Alarcón, Guerrero, tras el hallazgo de la activista animalista sin vida y con signos de violencia, un caso que revela fallas en la respuesta ciudadana y en los protocolos de protección hacia las mujeres.
El feminicidio de Karen Monserrat ha dejado al descubierto una herida profunda en Taxco de Alarcón, Guerrero: no solo la violencia de género que cobra vidas, sino también la indiferencia de una parte de la sociedad ante los gritos de auxilio de las víctimas y la ineficacia de los protocolos de protección hacia las mujeres.
Karen Monserrat, activista de 31 años dedicada al rescate y cuidado de animales, fue hallada sin vida el pasado 30 de julio en el barrio Fundiciones. Su cuerpo presentaba heridas provocadas por un arma punzocortante y signos de descomposición, lo que indica que llevaba horas sin vida antes del hallazgo.
La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) identificó a su pareja, José “N”, como principal sospechoso. Con pruebas recabadas en el lugar y testimonios clave, se solicitó y ejecutó una orden de aprehensión. La detención se realizó el sábado 2 de agosto en la carretera Taxco-Iguala, con apoyo de la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Policía Estatal y la Policía Ministerial.
Una comunidad movilizada… pero tarde
El viernes 1 de agosto, más de 50 personas (entre familiares, amigas y colectivos feministas) marcharon desde el crucero de La Garita hasta la plaza Borda para exigir justicia. Portaban pancartas con mensajes como:
- “No fue suicidio, fue feminicidio”
- “A Karen la mató quien decía amarla”
- “Ni una menos”
La protesta fue emotiva y enérgica, pero también estuvo marcada por la indignación al ver que, mientras se exigía justicia por Karen, el alcalde Juan Andrés Vega Carranza celebraba el “Día del Comerciante” en el mercado local. Esta imagen alimentó el sentimiento de abandono institucional.
Feminicidio de Karen Monserrat: los gritos que nadie quiso escuchar
Uno de los testimonios más dolorosos provino de una amiga cercana de la familia, quien denunció que vecinos escucharon los gritos de Karen pidiendo ayuda, pero no intervinieron ni llamaron a la policía.
“Karen no murió de enfermedad y tampoco se suicidó. Fue víctima de feminicidio y la población cercana escuchó sus gritos pidiendo ayuda, pero ignoraron sus súplicas”, declaró.
Este señalamiento reabrió un debate incómodo: el papel de la comunidad ante casos de violencia extrema. Colectivos feministas recordaron que no es la primera vez que en Taxco se registran feminicidios brutales sin que exista una reacción inmediata de quienes están cerca.
Karen Monserrat no era una figura anónima en Taxco. Su trabajo rescatando animales en situación de calle le había ganado el respeto de muchos y la enemistad de algunos. Organizaba campañas para esterilizar mascotas, buscar hogares temporales y denunciar el maltrato animal.
Su compromiso con los derechos de los animales estaba ligado a una visión más amplia de justicia social: “Proteger a los más vulnerables, sean humanos o animales”, decía en entrevistas y publicaciones.
La noticia de su asesinato golpeó no solo a quienes la conocían personalmente, sino también a las redes de activistas con las que colaboraba en distintas partes del estado.
Feminicidios en Guerrero
El caso está siendo investigado bajo el protocolo de feminicidio, un paso importante pero insuficiente frente al contexto estatal. Guerrero acumula al menos nueve carpetas de investigación por feminicidio en lo que va del año, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Organizaciones civiles señalan que la mayoría de estos casos comparten un patrón:
- Relaciones sentimentales con antecedentes de violencia.
- Falta de denuncias formales por miedo o desconfianza hacia las autoridades.
- Inacción inmediata de vecinos o testigos.
- Respuesta tardía de los cuerpos de seguridad.
En el caso de Karen, la combinación de estos factores derivó en un desenlace fatal.
Indiferencia institucional y ciudadana
La protesta en Plaza Borda no solo fue contra José “N”, sino contra un sistema que, en palabras de las manifestantes, “escucha los gritos de las mujeres y los ignora”. Las críticas alcanzaron a la administración municipal por su falta de empatía en un momento de luto colectivo.
El feminicidio de Karen Monserrat se ha convertido en un símbolo incómodo para Taxco: evidencia que no basta con tener leyes y protocolos si no hay voluntad de aplicarlos y si la sociedad no asume un papel activo para proteger a las víctimas.
Exigen justicia y memoria para Karen Monserrat
Familiares de Karen exigen que el proceso judicial contra José “N” sea rápido y ejemplar, sin las demoras ni irregularidades que suelen acompañar a los casos de violencia de género en México. También piden que su activismo no sea olvidado y que se impulsen programas de apoyo tanto a mujeres en riesgo como a defensores de derechos animales.
Las colectivas que participaron en la marcha anunciaron que seguirán acompañando el caso y organizando actividades para mantenerlo en la agenda pública. Además, planean iniciar una campaña bajo el lema “Los gritos sí se escuchan”, para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de intervenir y pedir ayuda ante señales de violencia.
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