Jorge Raúl Tirado lleva cuatro años en prisión por un delito que no cometió. Su caso muestra las fallas de un sistema judicial que castiga a inocentes mientras los verdaderos culpables siguen libres.
Jorge Raúl Tirado Ambriz fue detenido el 12 de enero de 2021 en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México. Aquella mañana, salió de su casa para entregar unos termómetros que había vendido por internet. A pocas calles, dos camionetas blancas le cerraron el paso. De ellas descendieron seis hombres armados pertenecientes a la Policía Federal Ministerial.
Los comerciantes de la zona pensaron que se trataba de un secuestro: los agentes lo bajaron de su vehículo a la fuerza, sin identificarse y sin mostrar una orden clara. Una vez detenido, le mostraron la fotografía de dos hombres y una orden de aprehensión por un secuestro ocurrido en octubre de 2016.
Desde ese momento, su vida cambió por completo.
“Te tocó la de malas”, le dijeron los policías a Jorge Raúl Tirado
Durante el traslado a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), Jorge trató de explicar que todo era un error. Uno de los agentes respondió con burla:
“Híjole güero, te estuvimos vigilando por cuatro años. Solo me faltó meterme al baño contigo. La verdad nunca te encontramos nada, pero ni modo, te tocó la de malas.”
Esa frase, recuerda su familia, fue la primera señal de que el delito contra Jorge Raúl Tirado había sido fabricado. A pesar de no existir pruebas en su contra, ese mismo día fue presentado ante un juez y tuvo su primera audiencia por videoconferencia. Ahí se enteró oficialmente del delito del que se le acusaba.
“Nos arrebataron todo. Le quitaron la libertad a mi hermano y nos obligaron a vivir una pesadilla que no termina”, dice Jafet Tirado, periodista y hermana de Jorge Raúl Tirado. Ella dice que “parece como que el sistema de justicia está hecho, o tiene el objetivo, de cansarte. De cansar a la familia, y no solo económicamente, sino también emocionalmente, para que termines abandonando a tu familiar ahí… porque parece que eso es lo que buscan.”
¿Qué pruebas presentaron contra Jorge Raúl Tirado?
Todo comenzó con una llamada telefónica que Jorge hizo en 2017 al policía Benjamín N., un agente que patrullaba el mercado donde Jorge y su esposa tenían locales. El oficial también era el encargado del cuadrante donde vivía la familia Tirado y, fuera de servicio, trabajaba como chofer en la escuela de uno de sus hijos.
En esa llamada, Jorge pidió ayuda tras un accidente automovilístico en el que resultaron heridas su madre y su hermana. Sin embargo, la Fiscalía interpretó la grabación como prueba de complicidad: el agente se dirigió a él como “jefe”, una palabra que la autoridad consideró evidencia de jerarquía criminal. Desde entonces, construyeron la teoría de que Jorge era el “negociador” de un secuestro cometido en 2016.
Una voz de 1994 usada como “prueba”
La principal evidencia presentada fue una grabación de voz del Banco de Voces de la Policía Federal. Según el expediente, la voz de Jorge coincidía con la de un supuesto negociador de secuestros grabado en diciembre de 1994.
El problema: en esa fecha Jorge Raúl Tirado tenía 16 años, por lo que era imposible que fuera el autor de esa grabación.
Aun así, en 2017 la Fiscalía presentó un nuevo análisis que “confirmaba” coincidencias entre ambas voces. El peritaje fue realizado por un policía de tercer grado, sin formación especializada, lo cual lo hace inválido. Otro estudio independiente posterior concluyó que no existía ninguna coincidencia entre la voz del audio y la de Jorge.
La víctima negó conocer a Jorge Raúl Tirado
Durante la audiencia del 15 de enero de 2021, la defensa presentó las irregularidades del caso.
La víctima del secuestro y sus familiares vieron la foto de Jorge Raúl Tirado y afirmaron no conocerlo. También negaron que su voz fuera la del negociador.
A pesar de eso, la jueza de Distrito Joanna Karina Perea Cano lo vinculó a proceso y lo trasladó al Reclusorio Neza-Bordo.
Tras su ingreso al penal, Jorge fue vinculado a otros dos casos de secuestro, ambos con las mismas inconsistencias. Las carpetas de investigación repiten los argumentos de la primera, con nombres y fechas diferentes. Esta práctica (copiar y pegar las acusaciones) es ilegal y viola los principios del debido proceso.
Incluso uno de los jueces que revisó el caso le dijo directamente: “La verdad siento que eres inocente, pero no tuve pruebas suficientes para demostrarlo. Entonces, te declaro culpable.” Esto, sin importarle que de acuerdo con el Código Penal del Estado de México, Jorge Raúl podría recibir una pena de 30 a 50 años en prisión
Un costo económico y emocional enorme
La familia de Jorge Raúl Tirado ha gastado cerca de un millón de pesos entre abogados, peritajes y trámites. Su hijo mayor, de 22 años, tuvo que dejar la universidad para ayudar a sostener el hogar y continuar la defensa de su padre.
Cuatro años después, Jorge sigue preso sin una sentencia firme ni pruebas sólidas. Su familia continúa exigiendo justicia y denuncia que las autoridades fabricaron un delito para justificar su trabajo, mientras el sistema judicial se niega a reconocer sus errores.
Pero para Jafet Tirado, la lucha no es solo por su hermano: “No buscamos justicia solo para Jorge, también para la familia del hombre secuestrado en 2016. Que se les deje de engañar, porque es doblemente cruel”, dice.
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