Una avioneta con cocaína asegurada en Colima confronta a Harfuch y Bukele en un diferendo geopolítico que exhibe tensiones en el combate regional al narcotráfico.
La avioneta con cocaína asegurada en Tecomán, Colima, ha escalado de un operativo antidrogas a un cruce diplomático que enfrenta a dos de los líderes más visibles de la región en materia de seguridad: Omar García Harfuch, secretario de Seguridad mexicano, y Nayib Bukele, presidente de El Salvador. La polémica sobre la procedencia de la aeronave no solo ha tensado las relaciones entre ambos países, sino que también ha puesto bajo escrutinio la narrativa de “tolerancia cero” al narcotráfico que ambos gobiernos han promovido.

El episodio comenzó cuando García Harfuch anunció el decomiso de una aeronave con 428 kilos de cocaína y la detención de tres personas en una pista clandestina de Colima. Según su versión inicial, el avión era “procedente de El Salvador”. La declaración bastó para que Bukele, que ha convertido el combate a las pandillas en su principal carta política, estallara en redes sociales, calificando las afirmaciones de Harfuch como “falsas” y exigiendo una rectificación inmediata.
Una versión oficial que provocó la tormenta
El martes 8 de julio, en la conferencia matutina del Gobierno mexicano, García Harfuch detalló que:
- La aeronave fue detectada por el Centro Nacional de Vigilancia y Protección del Espacio Aéreo (Cenavi) a las 13:00 horas del 3 de julio.
- El decomiso se logró tras un operativo que interceptó la avioneta en Tecomán.
- Los tripulantes, todos de nacionalidad mexicana, transportaban droga valuada en más de 96 millones de pesos.
La frase “procedente de El Salvador” encendió las alarmas en San Salvador.
La respuesta de Bukele sobre la avioneta con cocaína: datos, mapas y un llamado a consulta
Un día después, Nayib Bukele publicó un extenso mensaje en X (antes Twitter), acompañado de mapas de radar y datos técnicos. En su versión:
- La aeronave habría despegado desde Costa Rica, no desde El Salvador.
- Los radares salvadoreños no registraron ningún contacto aéreo dentro de su espacio.
- La traza del avión, validada por el Comando Sur de Estados Unidos, mostró que la ruta sobrevoló el Pacífico, “muy al sur de El Salvador”.
Bukele no se limitó a defender el honor nacional. También detalló las identidades de los tripulantes:
- Leonardo Alonso Parra Pérez, piloto, originario de Sinaloa.
- José Adán Jalavera Ceballos, copiloto, de Chihuahua.
- Felipe Villa Gutiérrez, de Morelia, Michoacán.
“El Salvador no encubre criminales ni tolera el narcotráfico, no lo hicimos antes, no lo haremos ahora”, escribió Bukele. Incluso anunció que llamaría a consulta a su embajadora en México.
Rectificación y defensa de México
Horas después, García Harfuch intentó bajar el tono de la disputa. En una nueva publicación en X, corrigió: la aeronave fue detectada “a la altura de San Salvador”, pero nunca afirmó que había despegado desde El Salvador. Aclaró también que México “respeta y aprecia al pueblo salvadoreño”.
La presidenta Claudia Sheinbaum intervino para tratar de calmar las aguas: “Ya se aclaró el tema, no vamos a hacer de esto un asunto político. Nunca hubo mala fe”.
No obstante, Bukele no se dio por satisfecho y replicó que el cambio de términos no era suficiente. “Debe quedar absolutamente claro que no existe ni el más mínimo indicio de que esa aeronave haya partido de nuestro país”, dijo el mandatario salvadoreño.
Narcotráfico y política: un trasfondo incómodo
La controversia por la avioneta con cocaína no es solo un choque de declaraciones. Expone la fragilidad de la cooperación regional en la lucha contra el narcotráfico y los riesgos de errores de comunicación en un tema tan delicado.
Para expertos en seguridad consultados por medios locales, el caso refleja:
- Deficiencias en los protocolos de comunicación entre agencias de inteligencia regionales.
- El impacto político que puede tener un operativo antidrogas cuando los gobiernos basan su legitimidad en el combate frontal al crimen.
- La necesidad de establecer mecanismos claros para evitar que un malentendido derive en un conflicto diplomático.
A pesar de las aclaraciones, Bukele mantiene firme su exigencia de una “aclaración más precisa”. Analistas salvadoreños consideran que el presidente busca blindar su imagen como líder implacable frente al narcotráfico. Para México, el reto es sostener su narrativa de éxito en la interceptación de vuelos clandestinos sin deteriorar sus relaciones con un aliado estratégico en Centroamérica.
El futuro de la cooperación entre México y El Salvador
La avioneta con cocaína dejó en evidencia lo frágiles que pueden ser las relaciones bilaterales cuando las operaciones antidrogas cruzan fronteras. Aunque el gobierno mexicano dio marcha atrás en la afirmación original, no ha habido una disculpa formal o una declaración conjunta que termine de limpiar el conflicto. Mientras tanto, el caso de la avioneta con cocaína sigue bajo investigación, y los tres detenidos —todos mexicanos— enfrentarán cargos federales en México.
Este incidente pone sobre la mesa la necesidad de:
- Fortalecer los protocolos de comunicación binacional ante operativos transnacionales.
- Establecer mecanismos de verificación conjunta antes de emitir declaraciones oficiales sobre otros países.
- Evitar el uso político de eventos criminales que puedan escalar en conflictos diplomáticos.
Lo cierto es que lo que comenzó como un operativo antidrogas rutinario se ha convertido en una prueba para las relaciones diplomáticas entre dos gobiernos con discursos de seguridad muy diferentes, pero con un enemigo común: el crimen organizado transnacional.
Y mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿de dónde salió realmente esa avioneta con cocaína?
💛💛💛