¿Cómo funciona una tarjeta de crédito? Esto es todo lo que los bancos no quieren que sepas, desde sus mejores beneficios hasta sus mayores peligros.
¿Cómo funciona una tarjeta de crédito? El dinero de las tarjetas de crédito (TDC) no es un regalo ni un recurso extra para salir de apuros. Una TDC es un instrumento financiero que sirve para adquirir bienes o servicios sin comprometer tu bienestar.
Y si es así, ¿por qué es tan común escuchar que las personas tienen deudas impagables por culpa de una tarjeta de crédito? En Serendipia consultamos a la especialista en finanzas Ana Alejandra Ibarra Ruelas, quien explicó punto por punto todo lo que los bancos no te quieren decir sobre cómo funciona una tarjeta de crédito realmente; así como sus ventajas y peligros.
La tarjeta de crédito no es “un dinerito extra”: es un préstamo que hay que pagar
La tarjeta de crédito nos sirve como un “apalancamiento financiero”. Esto significa que la TDC es una especie de “palanca” para facilitar la compra de bienes en plazos, sin comprometer nuestras necesidades y obligaciones básicas. Esto funciona de la siguiente manera:
- Una persona gana 15 mil pesos al mes y necesita comprar un refrigerador que cuesta exactamente esa cantidad.
- Si decide comprar el refrigerador de contado, se quedaría sin dinero para cubrir todas sus necesidades, incluso las más básicas, como la alimentación.
- Y si decide ahorrar mil pesos al mes para comprarlo, tendría que esperar más de un año para comprar un refrigerador similar, ya que probablemente ese estaría descontinuado y sus equivalentes serían más caros por la inflación (el crecimiento en los precios anualmente).
“Con una tarjeta de crédito, te prestan esos 15 mil pesos y los vas pagando mes a mes, de tal manera que puedes adquirir bienes sin comprometer tu bienestar. Está hecho para eso, para el apalancamiento financiero”, explica Ana Ibarra.
Al pagar algo con una tarjeta de crédito, el banco te está prestando dinero que tienes que pagar en montos más pequeños mes con mes, de acuerdo con el día específico y la hora que indique tu contrato con el banco.
¿Cómo funcionan las tarjetas de crédito? Lo que no te dicen los bancos
Recibir un préstamo grande y pagarlo mes con mes en montos más pequeños suena ideal para muchas personas. Pero es más complejo de lo que aparenta.
Para adquirir una tarjeta de crédito, los bancos e instituciones financieras evalúan cuál es la probabilidad de que una persona pueda pagar el dinero que le presten, explica la especialista. Esto se basa en dos aspectos prioritarios:
- Si tus ingresos son regulares.
- Si tu trabajo es estable o tienes una forma de asegurar que recibes ingresos constantemente.
Si es la primera vez que solicitas una tarjeta de crédito, es necesario que cuentes con una cuenta de banco en la que aportes dinero regularmente. De esta forma, los bancos se aseguran de que “le podemos prestar porque tiene cómo pagar”.
A esa evaluación se le llama “riesgo de crédito”. El riesgo para los bancos es que pagues a tiempo o que no pagues. “Si una persona ya está evaluada por el sistema financiero y paga a tiempo, le dan la tasa de interés más baja”, dice Ibarra.
“Generalmente, estas son las personas que tienen más dinero. Por otro lado, las personas que ganan menos y que más necesitan el crédito suelen recibir tasas de interés más caras; ya que la probabilidad de que no paguen es muy alta”.
- Entonces, ¿es cierto que las personas que menos ganan pagan más intereses? La respuesta es sí.
Pero es posible que aunque ganes poco, tengas una buena carta de presentación ante los bancos y te permitan pagar intereses muy pequeños. El truco está en un documento al que muchas personas temen: el buró de crédito.
¡Todos estamos en el buró de crédito! Conviértelo en la mejor carta presentación
Primero, no le tengas miedo al buró de crédito. Para saber cómo funciona una tarjeta de crédito, primero tienes que conocer sus raíces:
- Si cuentas con una tarjeta bancaria, aunque sea de ahorros o de débito, ya estás en el “buró de crédito” porque el mismo trámite en el banco lo exige.
En realidad, el buró es una Sociedad de Información Crediticia (SIC) que cuenta con toda tu información financiera. Recuerda esto: no puedes ocultarle nada a los bancos. Antes de que solicites una tarjeta de crédito, ellos ya saben cuánto podrías pagar y el riesgo que corren al prestarte dinero.
“Todas las personas que tenemos una tarjeta de crédito ya estamos en el Buró de Crédito, con una calificación que puede ser positiva, medio negativa o muy negativa”, explica la especialista.
¿Por qué? Porque eso mide la responsabilidad de las personas frente a sus compromisos financieros. Una persona que gana poco puede tener una calificación alta si paga a tiempo y no compromete más del 30 por ciento de su sueldo mensual en pagos de deudas.
En ese caso, le empiezan a bajar las tasas de interés, porque “esta persona no representa riesgo de que deje de pagar”, entonces:
- La premian con menos intereses para que continúe con el banco.
- Y le dan más crédito para que siga gastando.
Tener una tarjeta de crédito sí es peligroso, como toda gran responsabilidad
“Sí, tener una tarjeta de crédito es muy peligroso”, dice Ibarra. No obstante, su peligro no tiene que ver con los bancos o la tarjeta por sí misma.
- Recuerda que la TDC no es mala: lo peligroso es el uso que le das.
El dinero de tu tarjeta de crédito es prestado, pero no es un préstamo igual al que obtienes con un amigo o familiar al que le das largas. Se trata de un negocio perfectamente posicionado y con poder financiero internacional.
“Este es el marketing engañoso: las personas que venden créditos te empujan a sacar uno que no necesitas”, explica Ibarra.
El banco no es tu amigo, pero eso no significa que sea malo. Simplemente es un negocio, y como negocio, “si no hacemos un análisis y una evaluación de nuestras finanzas, corremos riesgos”.
Las finanzas son una parte esencial de nuestra economía. Se refieren a qué hacemos con los recursos con los que contamos, así como la forma en la que se administran y gestionan.
- Eso es exactamente lo que debes hacer con una TDC: gestionar el dinero que ya tienes y que sabes que puedes pagar en el plazo de tu contrato.
Si no puedes hacer eso, no toques la tarjeta de crédito. La especialista es firme con una realidad difícil de escuchar: si no tienes dinero para pagar una tarjeta, el préstamo se va a convertir en una deuda que se multiplicará día con día, y la responsabilidad no será del banco.
“Si quieres comprar algo y tus finanzas e ingresos mensuales no te dan, ¿de qué te sirve? Vas a terminar pagando más”, concluye la especialista.
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