El impacto ambiental y social del programa Sembrando Vida en México ha generado críticas por deforestación y daño a la biodiversidad. A pesar de buscar apoyar a comunidades rurales, expertos señalan que ha debilitado la organización comunitaria y fomentado prácticas agrícolas perjudiciales.

El impacto ambiental y social del programa Sembrando Vida en México ha sido objeto de intensas críticas por sus efectos negativos en el medio ambiente y en las comunidades rurales. Durante un panel titulado “Análisis crítico lógico de los impactos del programa Sembrando Vida en las comunidades campesinas”, celebrado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el pasado 27 de septiembre de 2022, especialistas y académicos expusieron las consecuencias negativas de esta iniciativa que busca incentivar la agroecología en las comunidades más vulnerables del país.

Impacto ambiental de Sembrando Vida: Deforestación y homogeneización

El impacto ambiental y social del programa Sembrando Vida en México ha resultado en una considerable pérdida de cobertura forestal. Omar Felipe Giraldo, académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Mérida de la UNAM, explicó que el programa, que ofrece subsidios a propietarios de tierras deforestadas, incentivó la tala de bosques. En su análisis, Giraldo señaló que más de 72 mil 830 hectáreas fueron deforestadas debido a que algunos propietarios decidieron talar sus terrenos para poder acceder al apoyo económico.

Otro de los problemas señalados es la falta de consideración de la biodiversidad local y las técnicas agrícolas tradicionales. Aldo González, fundador de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca, denunció que el programa promueve un modelo agrícola homogeneizador que reemplaza las prácticas tradicionales con métodos de cultivo limitados, centrados en solo dos tipos de técnicas. Esto, advirtió González, provoca erosión del suelo, pérdida de especies endémicas y la expansión de técnicas industriales de fertilización que pueden ser perjudiciales para la calidad de la tierra y los ecosistemas locales.

Sembrando Vida debilita la organización comunitaria

Además del impacto ambiental, los expertos también destacaron los efectos sociales del programa. Rebeca de Gortari, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, explicó que Sembrando Vida ha transformado a los campesinos en “empleados del gobierno”, reduciendo su autonomía y minando las estructuras tradicionales de organización comunitaria. En lugar de fomentar la independencia y el fortalecimiento de las comunidades, el programa se basa en la entrega de subsidios que, según de Gortari, subordinan a los campesinos a las condiciones impuestas por la burocracia estatal.

Álvaro Salgado, coordinador del Departamento de Agroecología del Centro Nacional de Ayuda a las Misiones Indígenas, señaló que la dependencia de los subsidios económicos ha desviado el objetivo original del programa, centrando el interés de los beneficiarios en el incentivo monetario en lugar del beneficio ecológico y la autosuficiencia alimentaria. Esto ha llevado a que muchos campesinos dependan del capital otorgado, en lugar de desarrollar prácticas que promuevan la sostenibilidad a largo plazo.

Un programa con enfoque desarrollista

Los críticos también argumentan que Sembrando Vida sigue un enfoque desarrollista que no respeta la cosmovisión y las tradiciones de las comunidades indígenas y rurales. Guillermo Palma, asesor de Servicios Integrales Émuri, mencionó que el programa sigue una lógica vertical impuesta desde el Estado que busca la creación de proyectos de desarrollo enfocados en el comercio y el turismo, en detrimento de la biodiversidad y la autonomía local.

Según Palma, este enfoque desarrollista pone en riesgo la continuidad de las estructuras sociales y culturales de los pueblos originarios, ya que ignora la riqueza de conocimientos agrícolas ancestrales y promueve prácticas que se alinean más con las demandas del mercado internacional que con las necesidades locales. En este sentido, criticó que la prioridad se ha puesto en la construcción de infraestructura y proyectos turísticos, que a menudo generan más presión sobre los ecosistemas y desplazan a las comunidades.

Críticas y alternativas al programa Sembrando Vida

Los críticos también argumentan que el impacto ambiental y social del programa Sembrando Vida en México responde a un enfoque desarrollista que no respeta la cosmovisión y las tradiciones de las comunidades indígenas y rurales. Guillermo Palma, asesor de Servicios Integrales Émuri, mencionó que el programa sigue una lógica vertical impuesta desde el Estado que busca la creación de proyectos de desarrollo enfocados en el comercio y el turismo, en detrimento de la biodiversidad y la autonomía local.

La falta de consulta y participación de las comunidades en la creación y ejecución del programa ha sido otro de los puntos criticados. Los expertos recomendaron un enfoque que priorice el conocimiento local y fomente la participación activa de las comunidades en la toma de decisiones, de modo que se puedan diseñar políticas agrícolas que realmente se adapten a las necesidades y contextos específicos de cada región.

El impacto ambiental y social del programa Sembrando Vida en México se ha sumado a la lista de programas desarrollistas que buscan imponer una visión de progreso sin considerar las particularidades ecológicas y sociales de México. Su falta de sensibilidad hacia la biodiversidad y las prácticas culturales de las comunidades indígenas amenaza con deteriorar tanto el medio ambiente como las estructuras sociales que sostienen a los pueblos rurales del país.