¿Qué tipos de cubrebocas existen? ¿Cuándo y cómo debo usarlos? ¿Cuál es el mejor para mí? ¿Me protegen contra todas las variantes de COVID-19? Serendipia responde a todas estas preguntas
¿Cuál es el mejor cubrebocas? Esta es una interrogante frecuente tras el incremento en el número de casos positivos de COVID-19 durante las últimas semanas. Y es que los cubrebocas son una herramienta de salud pública fundamental para prevenir la propagación de este virus.
Por tanto, es necesario conocer los tipos de cubrebocas que existen y la forma correcta de utilizarlos, así como en qué contexto deben usarse. Serendipia habló con Sandra Elizabeth Rodil Posada, investigadora del Instituto de Investigaciones en Materiales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para que nos ayude a responder a todas estas preguntas.
¿Qué tipos existen?
De acuerdo con Sandra Rodil, los cubrebocas se pueden clasificar en cuatro tipos:
- Respiradores: son cubrebocas de alta eficiencia catalogados como N95, KN95 o KF94. En un inicio fueron desarrollados para la industria ya que no permiten filtrar partículas, pero con el tiempo se han adaptado a las necesidades actuales.
- Quirúrgicos: estos cubrebocas plisados están diseñados principalmente para uso médico, por lo tienen propiedades específicas. Son ignífugos (es decir, que no se encienden fácilmente) y tienen resistencia a las salpicaduras.
- Comunitarios: engloba a todos los cubrebocas de tela. Dentro de este grupo hay una variedad enorme tanto de modelos como de número de capas que estos cubrebocas contienen.
- Higiénicos: son los cubrebocas blancos bicapa muy delgados que se usan también a nivel hospitalario.
Entre estos tipos radica una diferencia importante: tanto los respiradores como los quirúrgicos deben cumplir ciertos requerimientos para ser comercializados. Según Sandra, estos cubrebocas son evaluados: a) en su eficiencia para filtrar partículas, b) en su ajuste alrededor de la cara (que no produzcan huecos) y c) en su presión diferencial (es decir, con cuánta facilidad permiten la respiración). En contraste, los cubrebocas comunitarios o de tela no tienen una regulación sobre la cual se puedan medir sus propiedades.
De hecho, la catalogación de los respiradores depende de la Norma que establece los requerimientos mínimos que estos cubrebocas deben cumplir en cada país. “La norma mexicana es la NOM-116. Por tanto, el cubrebocas se denomina como ‘N’ más un número que hace referencia al porcentaje de filtrado de partículas con un tamaño de 0.3 micras en adelante”, aclara Sandra en entrevista con Serendipia. “La norma china lleva un KN. Pero todas estas normas son muy equivalentes y el porcentaje de filtrado en los cubrebocas representa lo mismo en los distintos países”.
¿Cuál es el mejor cubrebocas?
De acuerdo con Sandra, señalar cuál es el mejor cubrebocas es difícil porque esto depende del nivel de riesgo de cada persona. “Si estoy en un hospital en donde el riesgo de contagio es muy alto, voy a requerir un respirador. Pero si soy una persona que viaja sola en su coche y que asiste a una oficina que no está muy concurrida, puedo optar por un quirúrgico o uno de tela”, afirma.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el uso de los respiradores se recomienda además en los casos en que se deba cuidar a un enfermo con COVID-19. También si se viaja durante periodos prolongados en medios de transporte atestados con poca ventilación y si no se ha completado el cuadro de vacunación.
No obstante, debe tomarse en cuenta que existe un riesgo al momento de optar por el uso de un respirador. A pesar de su regulación, es difícil distinguir en este tipo de cubrebocas si el que se ha comprado es original o no. “Esa parte es bastante complicada. No puede saberse con esas cosas que dicen de que si le soplas o demás puedes descubrirlo”, advierte Sandra. “Eso sólo se determina con pruebas muy especiales”.
De hecho, los respiradores falsos no cumplen con el 95 por ciento de eficiencia para filtrar partículas, pero sin pruebas de laboratorio es imposible notarlo. “La recomendación en este caso, si se opta por un respirador, es acudir a sitios en los que te puedan certificar que la norma estampada en el cubrebocas es original”, aclara.
En esta línea, Sandra recalca nuevamente que no se aconseja el uso de respiradores en personas que no están expuestas a altos riesgos de contagio. “Decir que todos debemos usar un N95 o KN95 es peligroso. Porque, ¿qué va a usar el personal de salud?”, apunta. “Si los acaparamos todos y los usamos para el resto de la población podría haber un déficit en donde más se requieren”.
Por tanto, para personas que no están altamente expuestas la investigadora recomienda mejor el uso de cubrebocas quirúrgicos o comunitarios tricapa. Es más, los de tela son los únicos que se pueden reutilizar y lavar después de cada uso con agua caliente o con una concentración muy baja de cloro.
“En el caso de los de tela, una sola capa no te filtra prácticamente nada. Cuando tienen tres, dos de algodón o poliéster y uno de polipropileno como capa filtrante (que es el material con que están hechos todos los respiradores), te asegura casi el mismo porcentaje de filtrado que uno quirúrgico” especifica. En ese sentido, el empleo de este tipo de cubrebocas debe ir acompañado de otras medidas de prevención como el lavado de manos y la sana distancia.
¿Cuándo debemos usar cubrebocas?
“Cuando inició la pandemia a finales de 2019, se decía que el SARS-CoV-2 sólo se transmitía por la boca o por contacto directo con una superficie contaminada”, afirma Sandra. “Sin embargo, desde mayo de 2021 la OMS y los CDC aceptaron que el virus también se transmite vía aérea a través de los aerosoles producidos en actividades como respirar, hablar, cantar o ejercitarse”.
El hecho de que el SARS-CoV-2 pueda viajar de forma aérea significa que sólo recurrir a la sana distancia no es la opción más segura. “Si estoy en un área abierta y es muy concurrida debo usar cubrebocas, aunque me mantenga a 1.5 metros de los demás. Porque les recuerdo que este virus puede viajar a más de esa distancia en los aerosoles”, advierte Sandra. En ese sentido, los CDC señalan que es mejor usar siempre cualquier tipo de cubrebocas a no usar ninguno.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso del cubrebocas es vital cada vez que se interactúe con personas que no son miembros del hogar. Esto sin importar si se ha completado el cuadro de vacunación o si los involucrados no presentan síntomas aparentes de COVID-19. También se estipula su empleo en lugares cerrados, incluso aunque estos cuenten con buena ventilación.
En caso de realizar actividades físicas, ya sea en lugares abiertos o cerrados, el uso del cubrebocas sigue siendo de vital importancia. “Hay que pensar en los demás, no sólo si a mí me molesta usarlo”, afirma Sandra. “Si hay personas a tu alrededor quizá no optas por un cubrebocas de muy alto nivel de filtración porque te puede impedir la respiración, pero entonces usa uno menor“.
¿Cuál es la forma correcta de usar el cubrebocas?
Según la OMS, sea cual sea el tipo de cubrebocas que se decida emplear, siga los siguientes pasos para usarlo de la forma más segura. Esto le permitirá reducir el riesgo de contagio:
- Antes de ponerse el cubrebocas, lave su manos con agua y jabón o utilice un desinfectante a base de alcohol.
- Compruebe que el cubrebocas no tenga agujeros o desgarros.
- Verifique el lado del cubrebocas que corresponde a la parte superior (en el caso de los respiradores y quirúrgicos, es el lado que tiene una tira ajustable).
- Ajuste el cubrebocas de modo que cubra su nariz, boca y barbilla. Asegúrese de que no haya huecos (laterales o en el puente de su nariz), ya que esto reduce la protección contra el virus.
- En los cubrebocas respiradores y quirúrgicos, ajuste la tira para que se amolde a la forma de su nariz.
- Recuerde no tocar la parte interna ni externa del cubrebocas para evitar que se contamine. En caso de hacerlo, limpie sus manos.
- No moje ni humedezca los cubrebocas de alta eficiencia, pues esto reduce su capacidad para filtrar las partículas.
- Al retirar cubrebocas que no sean de tela, colóquelos en una bolsa de plástico para desecharlos.
Sandra especifica que los respiradores, al igual que los quirúrgicos, están diseñados sólo para un uso continuo de cuatro horas. “Con el paso del tiempo su eficiencia va decayendo aunque la persona no lo note”, advierte. ”Con la misma humedad que uno genera se van humedeciendo las capas que los conforman y se pierden sus propiedades de filtración”.
Debido a la contaminación que genera el uso de estos cubrebocas desechables, actualmente se han buscado mecanismos para intentar extender su vida útil al desinfectarlos mediante diversos procedimientos con luz ultravioleta, ozono, calor seco, entre otros. “Pero si nosotros no tenemos ninguno de estos sistemas para desinfectarlos, un uso prolongado reduce la protección que nos brindan”, agrega Sandra. “Pueden quedar contaminados y volvértelos a poner es un riesgo para ti”.
¿Protegen contra todas las variantes de COVID-19?
Los virus se catalogan entre 0.1 y 0.3 micras y viajan sobre las gotas y los aerosoles que se producen al hablar o respirar, estornudar o toser. “Esa información que corre por allí de que el porcentaje de filtración de un cubrebocas a la variante delta u omicrón es diferente no es del todo adecuada”, aclara Sandra. “El porcentaje de filtración se mide con partículas de sal, no con virus”.
Entonces, el tamaño de este virus no cambia según la variante en cuestión, por lo que la eficiencia de filtrado de los cubrebocas es exactamente la misma siempre que se usen adecuadamente. De acuerdo con la investigadora, lo que sí difiere en cada una de las variantes es la tasa de reproducción de este virus. Es decir, el número de personas que se pueden contagiar de él.
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