Cada punto representa 650 contagios de covid
Jubilados y campesinos fueron las dos ocupaciones con mayor riesgo de morir por COVID-19 entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022. Asimismo, las personas mayores de 60 años concentran las tasas de letalidad más altas en todas las ocupaciones, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud.
Las personas jubiladas y quienes trabajan en el campo son las ocupaciones con mayor riesgo de morir por COVID-19 en México. Entre agosto de 2021 y el mismo mes de 2022, 14 de cada 100 personas jubiladas en México que se contagiaron de COVID-19 murieron, mientras que la proporción en campesinos fue de 13 por ciento. Esto de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSa). Esto las convierte en las ocupaciones más letales al enfermar de COVID-19.
Los datos muestran que la ocupación “hogar” concentra el 30 por ciento de las muertes por COVID-19 registradas en este periodo. No obstante, la tasa de letalidad (número de defunciones entre el número de casos por cada 100 positivos) para esta ocupación es de 5.3 defunciones por cada 100 casos. En otras palabras, de cada 100 casos registrados como positivos al virus SARS CoV-2 en personas que trabajan en el hogar, cinco fallecieron. Esta tasa es 2.8 veces menor que la de las personas jubiladas y 2.6 veces menor que la de las personas que se dedican al campo.Estos datos fueron obtenidos por Serendipia en respuesta a la solicitud de información con folio 330026922010414 dirigida a la SSa y no representan el total de personas contagiadas y fallecidas en el país, sino solo aquellas reportadas por esta dependencia.
Ocupaciones con mayor riesgo de morir por COVID-19: 13 de cada 100 campesinos contagiados fallecieron
Federico se dedicaba a la siembra y comercialización de productos agrícolas en Guerrero, y falleció a causa de COVID-19 en agosto de 2021. Para su hermana María, la muerte de Federico (se utiliza un seudónimo para respetar su privacidad) se debió, entre otros factores, a no haber acudido a tiempo a un hospital de atención especializada.
“Mi hermano acudió a una clínica privada porque se sentía mal, pero no quiso hacerse una prueba (de detección de COVID-19), siempre dijo que era un resfriado, incluso en la clínica le dijeron que se trataba de una infección”, dice en entrevista con Serendipia.
Después, cuenta María, la salud de su hermano se empezó a agravar. Un día le dijo que no podía respirar y le tuvieron que suministrar oxígeno. Lo trasladaron a otra comunidad en donde había un hospital público para atender COVID-19. Allí le realizaron una prueba y confirmaron que se trataba de la enfermedad. “Le tomaron placas de los pulmones, pero ya estaban muy debilitados por el virus. Poco pudieron hacer los doctores”, dice María.
En todo el país, 19 mil 812 campesinos se contagiaron de COVID-19 entre agosto de 2021 y agosto de 2022. De estos, dos mil 744 murieron, lo cual da una tasa de letalidad de 13.8 por cada 100 casos, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud. Esto significa que los campesionos es una de las ocupaciones con mayor riesgo de morir por COVID-19.
Tasa de letalidad por COVID-19 de acuerdo con la ocupación
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
Medir la tasa de letalidad permite comparar la proporción de fallecimientos entre grupos poblacionales de diferente tamaño. En este caso, las ocupaciones de personas que se contagiaron de COVID-19 en el periodo analizado conforman grupos que van desde cientos hasta miles de personas, por lo que es calculada la tasa para realizar una comparación correcta entre estos grupos heterogéneos.
Por ejemplo, en el periodo analizado por Serendipia hubo 128 mil 34 personas desempleadas contagiadas de COVID-19, y ocho mil 174 murieron. La tasa de letalidad en este caso es de 6.3 fallecimientos por cada 100 casos, y es dos veces menor que la tasa de letalidad de las personas campesinas.
En el caso de las y los maestros, mientras que 96 mil 27 se contagiaron de esta enfermedad, 514 murieron de acuerdo con los registros de la SSa. La tasa de letalidad para esta ocupación es de 0.5 por cada 100 casos. Es decir, la tasa de letalidad de los campesinos es 27 veces la de los maestros.
Esta alta tasa de letalidad por COVID-19 entre las personas dedicadas al campo podría deberse, entre otros factores, a que dicha población tiene menor acceso a centros de salud, lo que hace muy difícil tener un diagnóstico certero, seguir un tratamiento y tener los cuidados necesarios para combatir la enfermedad, menciona Miguel Calderón Chelius, consultor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en el diseño de métodos de medición de pobreza y desigualdad.
“En los entornos rurales hay menor acceso a cualquier servicio de salud. En muchas comunidades tienen que trasladarse por horas para llegar a un centro de salud”, menciona Calderón Chelius.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2020 el 57.9 por ciento de la población en México no tenía acceso a los servicios de salud, y el 30.5 por ciento se encontraban en entornos rurales.
El Coneval mide la pobreza multifactorial en México a través de indicadores como rezago educativo, calidad y espacios de vivienda, así como servicios básicos, calidad alimenticia y acceso a servicios de salud. En este último rubro, las cinco entidades que para 2020 tenían los mayores porcentajes de población que carecía de acceso a los servicios de salud eran Michoacán, Chiapas, Oaxaca, Estado de México y Guerrero, seguidas de Jalisco, Puebla y Veracruz.
Así, en algunas entidades el número de muertes de personas dedicadas al campo por cada 100 casos reportados de COVID-19 fue superior a 30. En el caso del estado de Veracruz, la tasa de letalidad llegó a 35.3, es decir que en el último año, de cada 100 casos de campesinos que se contagiaron, 35 de ellos fallecieron, según los datos de la SSa proporcionados a este medio.
Tasa de letalidad por COVID-19 por entidad de acuerdo con la ocupación
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
En Yucatán, a pesar de que la Secretaría de Salud solo registró 151 personas dedicadas al campo con la enfermedad COVID-19, de ellas 64 fallecieron. Esto da como resultado una tasa de letalidad de 29.7. En otras palabras, de cada 100 casos positivos al SARS-CoV2 en campesinos de esa entidad, 30 de ellos perdieron la vida. En 2020, el 24.7 por ciento de la población de Yucatán carecía de servicios de salud, mientras que el 34.6 por ciento no tenía acceso a los servicios básicos de vivienda como agua potable.
Puebla fue la tercera entidad con mayor tasa de letalidad por cada 100 casos en campesinos contagiados, con 28.5. Después le sigue Michoacán, con una tasa de 22.7 en personas con esta ocupación; luego Zacatecas y Jalisco con 21 y 20.7 defunciones cada 100 casos, respectivamente.
Calderón Chelius explica que otro de los factores que intervienen en la alta tasa de letalidad por COVID-19 en personas que trabajan en el campo es la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable.
En 2020 más de la mitad de la población en el estado de Guerrero (53.3 por ciento) carencia de servicios básicos en la vivienda como agua potable, según mediciones del Coneval. Esto convierte a Guerrero en la entidad con mayor porcentaje de población en carencia de estos servicios, superando a Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz.
“Durante la pandemia se insistió continuamente con el lavado de manos. Nosotros sabemos que muchos hogares en México no tienen fácil acceso directo al agua potable, y la mayoría de ellos se concentra en las zonas rurales y por lo tanto no pueden acceder al lavado continuo de manos, de ropa, al baño y al aseo en general. Todo esto es fundamental para evitar los contagios (de COVID-19)”, dice Calderón Chelius.
La tasa de letalidad en campesinos de estas entidades resaltan aún más cuando las comparamos con la tasa de letalidad nacional de esta ocupación (todos los campesinos fallecidos entre el total de casos de la misma ocupación, multiplicado por 100).
Letalidad en cada entidad por ocupación
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
Como se puede apreciar en la gráfica, en cuanto a la ocupación “campesino”, los estados de Guerrero, Morelos, Campeche, Oaxaca, Durango, sumados a los ya mencionados Veracruz, Yucatán, Puebla, Michoacán, Zacatecas y Jalisco, se encuentran por encima de la tasa de letalidad nacional en esta ocupación, la cual es de 13.85.
En contraparte, la Ciudad de México, Baja California, Chiapas, Nayarit y Nuevo León, son los estados con las tasas de letalidad por cada 100 casos en campesinos más bajas de todo el país. En ese sentido, Nuevo León tiene 5.95; Nayarit tiene 5.76; Chiapas 3.99; Baja California 1.65 y Ciudad de México 1.25 muertes de campesinos por cada 100 casos.
Hipertensión y diabetes, las comorbilidades frecuentes en muertes por COVID-19
María dice que su hermano era diabético e hipertenso, además de que tenía sobrepeso. Por esto, después de manifestar los primeros síntomas de COVID-19, la salud de Federico comenzó a deteriorarse rápidamente. “Él decía que estaba sano, pero en el hospital los médicos le realizaron estudios y dijeron que tenía diabetes e hipertensión”, dice María.
La Dra. Vanessa López Guerrero, investigadora en biotecnología en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y especialista en respuesta inmune, explica que el factor más predominante al momento de padecer la enfermedad grave y muerte por COVID-19 son las enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes, pues este tipo de padecimientos generan una alteración del sistema inmune, lo que lo imposibilita de reaccionar de manera eficiente ante patógenos externos.
López Guerrero también señala que además de las enfermedades metabólicas como la obesidad y la diabetes, otras enfermedades crónicas como la hipertensión y la enfermedad pulmonar crónica (EPOC), pueden aumentar el riesgo de fallecer en caso de enfermar de COVID-19.
Y los datos lo demuestran: casi el 70 por ciento (69.59 por ciento) de las personas que murieron por COVID-19 en el periodo analizado por Serendipia padecía alguna enfermedad crónica o metabólica como hipertensión, diabetes, obesidad, insuficiencia renal, VIH, entre otras.
De entre todas estas enfermedades crónicas o metabólicas en personas que murieron por COVID-19 , tres fueron las más frecuentes: hipertensión, diabetes y obesidad, con 45 por ciento, 37.5 por ciento y 16.43 por ciento respectivamente.
Comorbilidades en personas que han muerto por COVID-19
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
La suma de los porcentajes en personas que fallecieron por COVID-19 y tenían más de una comorbilidad en específico puede resultar superior al 100 por ciento debido a que muchas personas suelen tener más de un padecimiento crónico. Los datos muestran que en 27 mil 870 personas, equivalente al 42 por ciento de los fallecimientos registrados por la SSa, se reportó que padecían más de una comorbilidad. De ellas, el 24.19 por ciento refirió padecer dos comorbilidades; mientras que el 12.46 por ciento padecía tres comorbilidades y el 3.8 por ciento tenía la presencia de cuatro enfermedades al mismo tiempo.
Algunos padecimientos como diabetes, obesidad e hipertensión, éstos suelen aparecer uno después de otro, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud. En otras palabras, las personas que padecen diabetes, también suelen padecer al mismo tiempo hipertensión y/o obesidad.
Así, la combinación de comorbilidades más frecuente fue diabetes e hipertensión, pues el 12 por ciento de las personas que murieron por COVID-19 en el periodo analizado padecía ambas, de acuerdo con los datos de la SSa.
Otras de las combinaciones de enfermedades crónicas (comorbilidades) que más se manifestó entre las personas fallecidas fue la de diabetes, hipertensión y obesidad, pues quienes padecían estas tres enfermedades representan el 3.14 por ciento del total de muertes por COVID-19 registradas por la dependencia en el lapso analizado.
Por otro lado, el 30.4 por ciento de las personas que murieron por COVID-19 en este periodo no padecía ninguna comorbilidad, según los datos de la SSa. Estas son 20 mil 148 personas.
En todas las ocupaciones fueron las personas mayores de 60 quienes más fallecieron por COVID-19
Los datos proporcionados por la Secretaría de Salud a este medio digital, muestran que en el último año, 66.8 por ciento de las personas que fallecieron a causa de COVID-19 tenía 60 años o más. Este es el rango de edad con más muertes a causa de esta enfermedad. El rango de edad de 50-59 años se encuentra en segundo lugar con el 15.9 por ciento de todas las muertes registradas por la SSa en el periodo analizado.
“Durante la infancia el sistema inmune está «entrenado» para la exposición continua a diferentes agentes patógenos, lo que hace que reaccione más rápidamente ante cualquier enfermedad. Conforme envejecemos, la capacidad de nuestro sistema inmune para responder a esos agentes patógenos disminuye considerablemente”, menciona la Dra. Vanessa López Guerrero en entrevista con Serendipia. Es por esto que con la edad, la susceptibilidad frente a las infecciones aumenta.
Entre las ocupaciones que registra la Secretaría de Salud a través de la Dirección de Epidemiología, se encuentran choferes, médicos, enfermeras, propietarios de negocios, obreros, maestros, estudiantes, empleados, y desempleados. En todas estas, las personas mayores de 60 años fueron quienes mayor tasa de letalidad registraron.
Tasa de letalidad por COVID-19 por ocupación y rango de edad
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
De hecho, aunque en la ocupación “estudiante” las personas mayores de 60 años son minoría, este grupo de edad registra la mayor tasa de letalidad, con 1.073.
En ese sentido, los “jubilados” mayores de 60 años son la segunda ocupación y rango de edad que mayor número de muertes tiene de agosto de 2021 a agosto de este año, con 10 mil 880.
Adela López Salazar tiene 64 años de edad y lleva 11 jubilada de la docencia. Durante el año pasado padeció COVID-19. A pesar de que Adela no enfermó de gravedad, menciona que fue un periodo angustiante en el que se llegó a deprimir debido al aislamiento.
“Yo creo que aparte del estado de salud, la soledad es lo que más afecta a los jubilados al enfermar. Yo tuve el apoyo de mi familia cuando me dio COVID, pero hay muchas personas de mi edad que se encuentran solas”, cuenta Adela en entrevista con Serendipia.
Desde hace tres años Adela asiste al Centro Gerontológico Casa del Abue, en la ciudad de Puebla. Debido a la emergencia sanitaria del año 2020, el centro gerontológico cerró sus puertas. Pero desde que a inicios de 2021 retomaron actividades presenciales, Adela supo de varios compañeros suyos que fallecieron a causa del virus.
“No las conocí directamente, pero sí hubo varias personas que fallecieron porque les dio COVID. De repente dejaban de ir [al centro gerontológico] y luego sabíamos que era por el virus. Eran personas de todo tipo: jubilados que habían sido profesionistas, personas de dinero o no tanto… pero el virus no se fija en eso, ataca parejo”, dice Adela.
Los jubilados son pues, quienes tienen la mayor tasa de letalidad por ocupación, pues en el último año la Secretaría de Salud registró 82 mil 290 casos positivos de COVID-19, de los cuales 11 mil 727 fallecieron a causa de la enfermedad. La tasa de letalidad nos indica que de cada 100 casos de COVID-19 en jubilados, 14 de ellos perdieron la vida. Esto posiciona a los jubilados en el primer lugar entre las ocupaciones con mayor riesgo de morir por COVID-19.
Sin embargo, son los campesinos mayores de 60 años quienes, de entre todas las ocupaciones y rangos de edad, tienen la mayor tasa de letalidad con 23 defunciones cada 100 casos. La población “desempleada” y mayor de 60 años es la segunda ocupación y rango de edad que mayor tasa de letalidad registró, pues de cada 100 personas sin empleo que dieron positivo al virus SARS CoV-2, 20 de ellos murieron.
Distribución por sexo en la ocupación de las personas que fallecieron a causa de COVID-19
Casi 60 por ciento de las muertes por COVID-19 en el periodo analizado corresponde a hombres, de acuerdo con los datos de la SSa. Esta distribución se mantiene en la mayoría de las ocupaciones, pero hay excepciones como las personas dedicadas al campo y aquellas dedicadas al hogar.
Entre los jubilados y campesinos, las ocupaciones que más murieron después de enfermarse de COVID–19, fueron los hombres quienes tuvieron un porcentaje considerablemente mayor de defunciones registradas. Por ejemplo, las muertes en los jubilados fallecidos del sexo masculino, representaron el 81.5 por ciento del total, mientras que las mujeres que fallecieron y reportaron esta ocupación representan el 18.4 por ciento del total de jubilados fallecidos por COVID-19, según datos de la Secretaría de Salud.
Muertes por COVID-19 por ocupación y sexo
Fuente: Solicitud de acceso a la información pública con folio 330026922010414 dirigida por Serendipia a la Secretaría de Salud.
En el caso de los campesinos, el 97.8 por ciento de las personas que reportaron esta ocupación y fallecieron por COVID-19 eran hombres; mientras que el 2.11 por ciento eran mujeres. Por otro lado, en la ocupación hogar el 92.17 por ciento de las muertes corresponde a mujeres y el 7.8 por ciento, a hombres.
Para la Dra. López Guerrero, también existen diferencias en el sistema inmune que podrían predisponer a los hombres a ser más infectados y por lo tanto más riesgo de padecer la enfermedad grave de COVID-19
“En el caso de los hombres las reacciones inflamatorias suelen ser un poco más fuertes y agresivas, eso tiene una raíz evolutiva. El sistema inmune de las mujeres es un poco más tolerante a infecciones y también más regulado; en el caso de los hombres, esto es un poco más reactivo. Esto es fundamentalmente la diferencia que vemos entre ambos”, dice López Guerrero.
Pero si bien el sexo es un factor de riesgo importante, no es totalmente determinante. “Si una persona está sana, no tiene comorbilidades y está vacunada, independientemente de si es hombre o mujer, tiene una mayor probabilidad de sobrevivir a la enfermedad grave”, mencionó la especialista en inmunología a este medio digital.
Según explica la especialista en inmunología Vanessa López Guerrero, esto se puede deber a muchos factores, uno de ellos es que los hombres expresan mayor cantidad de una proteína que es la receptora del virus SARS Cov-2, por lo que el virus en hombres tiene mucha más capacidad infectiva.
“En el caso de los hombres, se ha comprobado que hay una mayor cantidad de la enzima receptora ACE2 en sus células, respecto a las de las mujeres. Entonces al tener mayor cantidad de esta proteína, tienen mayor posibilidad de infectarse en un mayor número de células, y esto podría ser la diferencia que determine padecer la enfermedad grave”.
TRANSPARENCIA
Respuesta de la SSa a la solicitud de información con folio 330026922010414.
Los datos están disponibles para su descarga aquí. Solo es necesario dar click en “DGEPI.xls“.
DATOS Y METODOLOGÍA
Estos datos fueron obtenidos por Serendipia por medio de la solicitud de información con folio 330026922010414, dirigida a la Secretaría de Salud y respondida por la Dirección General de Epidemiología de esa dependencia.
Esta base de datos contiene los casos de COVID-19 en personas vacunadas que fueron detectados hasta el 6 de agosto de 2022 y registrados en el sistema de la SSa. No contiene el universo total de personas vacunadas en México hasta esa fecha ni el acumulado de personas vacunadas con cada marca en el país.
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