¿Qué pasa con los datos sobre la campaña de vacunación en México? Mientras el IMSS ha clasificado como confidencial la información sobre la vacunación al personal de salud, otras dependencias se declaran incompetentes respecto a los datos y se señalan unas a las otras como responsables. Por su parte, la ASF ha concluido que la SSa no cuenta con la información completa y veraz del total de vacunas compradas y distribuidas.
A tres años del inicio de la pandemia de COVID-19 en México, no existe una base de datos abierta y transparente sobre la campaña de vacunación contra esta enfermedad en el país y los datos que el gobierno federal ha dado en conferencias de prensa también han presentado inconsistencias.
Esto quiere decir que es imposible saber con certeza y de manera fiable el número de vacunas que fueron compradas, las que fueron distribuidas e incluso es imposible saber cuántas fueron efectivamente aplicadas, a quién y dónde.
La campaña de vacunación contra COVID-19 en México inició el 24 de diciembre de 2020 al personal de salud y se extendió hasta mayo de 2022 para, supuestamente, inocular al total de la población mexicana.
¿Por qué supuestamente? En octubre de 2022 la Auditoría Superior de la Federación (ASF) revisó la información relativa a la campaña de vacunación en las plataformas de Ambiente de Administración y Manejo de Atenciones en Salud (AAMATES), CVCOVID y Mi Vacuna, así como información proporcionada por la Secretaría de Gobernación, y la conclusión fue que la información que tienen “no es confiable ni permite identificar a las personas candidatas vacunales que hubieran hecho su pre-registro o en su caso, que hayan sido vacunadas contra el SARS-CoV-2 (COVID-19)”.
Además, calificó como deficientes sus mecanismos de seguridad de la información, por lo que “no es posible asegurar la integridad y disponibilidad de la información de las personas vacunales y vacunadas”.
Vacunas no distribuidas y CURP no válidas
Sobre AAMATES, el sistema responsable del registro y distribución de las vacunas, así como de la gestión de insumos hospitalarios, expedientes y otros procesos de operación de los hospitales que dependen de la Secretaría de Salud (SSa), la ASF encontró que del total de vacunas registradas como recibidas sólo se registró la distribución del 50.4 por ciento. Esto quiere decir que el 49.6 por ciento aparecen como dosis que nunca salieron de las Unidades Médicas donde se almacenan.
Al indagar más para conocer el problema en el procedimiento, descubrieron que había servidores públicos que aunque sabían de la existencia de AAMATES y tenían un usuario para hacer sus respectivos registros, nunca lo usaron.
Respecto a la plataforma web CVCovid, que recopila la información de las personas vacunadas, ya sean ciudadanos o personal del sector salud, con información proporcionada por la Secretaría del Bienestar y el IMSS, y administrada por la Dirección General de Tecnologías de la Información (DGTI) de la SSa, la ASF encontró lo siguiente:
“Pese a que la SS manifestó utilizar la CURP como identificador único de las personas que han recibido una vacuna y que, por ende, fueron registradas en el sistema CVCovid, se identificaron 15.8% de CURP no válidas, y el 13.3% de personas en el sistema carecen de nombre, apellido, fecha de nacimiento, nacionalidad y sexo, por lo que se interpreta como dosis aplicadas sin que se pueda identificar a la persona receptora (sic)”.
Las entidades no registraron adecuadamente la información de las campañas de vacunación
Otra auditoría (la 237-DS) da cuenta de que los Coordinadores de las Brigadas Especiales de las 32 entidades federativas no cumplieron con “la obligación de registrar y documentar de forma oportuna la información relacionada con la recepción de las vacunas referidas”.
Esta auditoría fue una evaluación al Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia (CENSIA) sobre la Adquisición y Distribución de Vacunas COVID-19. La ASF verificó la recepción de las dosis de la vacuna que fueron prepagadas en 2020 por parte de los Coordinadores de las Brigadas Especiales de las 32 entidades federativas, y comparó esos datos contra la Base de redistribución de la vacuna referida emitida por BIRMEX (una empresa que importa, comercializa y distribuye vacunas), y encontró lo siguiente:
- El Estado de Puebla no proporcionó su registro del ingreso de las dosis de la vacuna.
- Los registros de Aguascalientes y Baja California Sur carecían del número de lote de las vacunas por lo que no fue posible determinar la cantidad de dosis recibidas
- Los seis Coordinadores de las Brigadas Especiales (Ciudad de México, Coahuila, Guerrero, Jalisco, Sonora y Chiapas), reportaron menos dosis recibidas que las informadas por BIRMEX.
- Encontraron otros casos en los que en Ciudad de México, Guerrero, Oaxaca y Sonora, registraron ingresos de más dosis de la vacuna respecto de lo informado por BIRMEX.
Esa no fue la única vez que la ASF encontró inconsistencias en la distribución de vacunas. En otra auditoría de cumplimiento respecto a la adquisición y distribución de vacunas contra COVID-19, donde la dependencia auditada fue la SSa (1524-DS), la ASF realizó solicitudes de información a los 32 Coordinadores de las Brigadas Especiales en los Estados (Coordinadores Estatales) para obtener la información y documentación correspondientes a las dosis de la vacuna Pfizer, y obtuvo sólo 19 respuestas con su respectiva base de datos.
De su análisis de esa información concluyó que, a julio de 2021, las 19 entidades reportaron haber recibido más dosis de las que reportó el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia (CENSIA).
Además, no se les proporcionó la evidencia documental de la distribución del CENSIA a seis entidades federativas: Chiapas, Chihuahua, Quintana Roo, Sonora, Veracruz y Oaxaca.
¿Y por qué importan los datos sobre la campaña de vacunación COVID en México? Porque con ellos se puede evaluar el progreso y la efectividad de esta campaña en todo el país. Y lo que se ha detectado hasta ahora es que ni siquiera los registros de origen fueron correctamente documentados, lo que nos hace preguntarnos ¿Entonces cómo presentaron datos en las conferencias de prensa y las mañaneras? ¿Cuáles son sus fuentes? ¿Cómo se aseguraron de que la campaña se llevara a cabo adecuadamente?
¿Y quién es la autoridad responsable?
Por desgracia, esa tampoco es una pregunta fácil de responder. La poca claridad que hay respecto a quienes integran el Sistema Nacional de Salud (SNS) y cuáles son sus funciones, así como las responsabilidades y atribuciones originadas de convenios de colaboración a raíz de la emergencia sanitaria, son la posible causa de las dependencias públicas que forman parte del SNS se han declarado como incompetentes para proporcionar la información de la campaña de vacunación, y a su vez se señalan unas a otras como las responsables.
El 17 de marzo de 2022 la Secretaría de Salud y la Secretaría de Bienestar firmaron un Convenio de colaboración donde se comprometen a poner en marcha una plataforma de registro de vacunación en México. Sin embargo, no establecía una fecha para la publicación de esta plataforma y casi un año después esa plataforma sigue sin existir.
Además de la evidencia del mal registro de la información respecto a las vacunas y la falta de una base de datos abierta sobre la campaña de vacunación COVID en México, en mayo de 2022 el IMSS declaró que la información sobre la camàña de vacunación al personal de salud en el país es confidencial. Por ley, esto significa que la información nunca será pública.
La justificación para reservar esta información fue la sensibilidad de los datos personales, aún cuando las autoridades están obligadas a transparentar la información protegiendo los datos personales al omitirlos. Finalmente, no es necesario conocer los datos personales de las personas que recibieron la vacuna, sino tener un registro confiable del número de vacunas aplicadas y otros datos que no ponen en riesgo la identidad de una persona, como su edad o entidad de residencia.
En varias ocasiones Serendipia ha solicitado a distintas dependencias (SSa, Secretaría de Bienestar, IMSS, la Oficina de la Presidencia de la República, entre otras), la información respecto a la campaña de vacunación en el país, a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, y en cada ocasión se han declarado incompetentes y han remitido con otra dependencia que contestó lo mismo.
A cuenta gotas y con información faltante, Serendipia ha informado acerca de, por ejemplo, cuáles fueron las marcas de vacunas más aplicadas en México y en qué estado, o ha explicado sobre la información con la que cuentan 10 de las 32 entidades de la República sobre las campañas de vacunación.
La información sobre la campaña de vacunación COVID en México
Hasta ahora, la información que se tiene sobre la campaña de vacunación COVID en México es la que ha mostrado el gobierno en las conferencias de prensa. Esa misma información es la que se puede encontrar publicada en la página web oficial del gobierno federal.
De los datos presentados por el gobierno mientras duró la campaña de vacunación contra COVID-19, Serendipia ha documentado las siguientes inconsistencias:
- El 7 de marzo de 2021 la suma total de vacunas aplicadas no coincidía entre el reporte de la SSa y las láminas proyectadas en la conferencia de prensa. Al siguiente día las cifras ya coincidieron, pero no aclararon nada sobre el error anterior.
- Las cifras de vacunas aplicadas según los reportes de la dependencia mostraron disminuciones (menos vacunas administradas) en al menos 20 fechas distintas entre diciembre de 2020 y febrero de 2021. Era normal que entre un día y otro hubiera aumentos a causa de la hora de cierre del reporte diario, pero estas disminuciones documentadas por este medio no tuvieron explicación. Algo similar volvió a ocurrir en octubre de 2021.
- Los datos del gobierno federal fueron engañosos al presentar datos de “personas vacunadas”, cuando en realidad se refieren a “dosis aplicadas”. Una sola persona puede recibir dos dosis, por ejemplo, la primera y la de refuerzo. Esto depende de la marca de la vacuna. Si alguien tiene una sola dosis de Pfizer, se considera que tiene apenas medio esquema de vacunación, mientras quien tiene una dosis de Sinovac, tendría el esquema completo.
Esa información presentada por el gobierno no son datos abiertos. Serendipia ya ha explicado que para que lo sean, la ley señala que tendrían que tener, entre otras cosas, descripciones a detalle y con los metadatos necesarios, provenir de la fuente de origen que los genera, presentar el máximo nivel de desagregación posible (por ejemplo, por año, edad, sexo, zona geográfica, educación, etc.), y estar estructurados de tal forma que pueden ser automáticamente procesados e interpretados por equipos electrónicos.
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