¿El asteroide no chocará con la Tierra? La amenaza del 2024 YR4 se disipa casi por completo. A pesar de que continuará siendo monitoreado, la amenaza ya no representa un peligro significativo para nuestro planeta.

El asteroide no chocará con la Tierra. El asteroide 2024 YR4, que a principios de 2025 había sido considerado el más peligroso detectado en los últimos años, ya no representa una amenaza significativa para la Tierra. Los recientes análisis realizados por las agencias espaciales, entre ellas la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), han reducido casi a cero la posibilidad de que este cuerpo celeste colisione con nuestro planeta en el futuro cercano.

En febrero de 2025, los cálculos iniciales indicaban que el asteroide 2024 YR4 tenía una pequeña posibilidad de impactar la Tierra en 2032. En ese momento, la probabilidad de choque ascendía al 1.3 por ciento y había generado gran preocupación en la comunidad científica y el público en general. Sin embargo, las observaciones más recientes han disminuido esa cifra de manera drástica, y hoy los expertos calculan que la posibilidad de impacto es de apenas un 0.0017 por ciento, lo que equivale a una probabilidad de uno en 59 mil de que el asteroide toque nuestro planeta.

Este cambio en la evaluación del riesgo no solo ha tranquilizado a la población mundial, sino que también ha reducido la clasificación del asteroide en la escala de riesgo de impacto de Turín, de nivel 3 a nivel 0. Este sistema de clasificación, utilizado para evaluar la probabilidad de que un objeto cercano a la Tierra colisione con el planeta, ahora indica que la posibilidad de una colisión es prácticamente nula.

Un descubrimiento alarmante que perdió fuerza rápidamente

El asteroide 2024 YR4 fue detectado por primera vez el 27 de diciembre de 2024, gracias al telescopio ATLAS en Río Hurtado, Chile. En sus primeras observaciones, los sistemas de alerta automática señalaron una pequeña pero notable probabilidad de impacto en 2032. Estimado entre 40 y 90 metros de diámetro, un asteroide de este tamaño podría haber causado daños significativos a una región local en caso de colisión.

Este riesgo fue suficiente para que agencias como la NASA y la ESA se involucraran activamente en su seguimiento, movilizando observatorios y telescopios en todo el mundo para obtener datos más precisos sobre su órbita y tamaño. No obstante, a medida que se incrementaron las observaciones, los científicos lograron afinar los modelos de predicción, lo que llevó a una drástica reducción de la amenaza.

La NASA y la ESA confirman que no hay riesgo

Las últimas evaluaciones realizadas por la NASA han confirmado que la posibilidad de impacto es casi inexistente. En un informe reciente, los expertos del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA explicaron que los modelos de trayectoria del asteroide se han vuelto mucho más precisos, lo que ha permitido concluir que no hay un riesgo significativo de que el asteroide 2024 YR4 colisione con la Tierra en el próximo siglo. En palabras de la NASA, “no hay potencial significativo para que este asteroide golpee nuestro planeta durante el próximo siglo.”

La ESA, por su parte, también ha reducido su evaluación de riesgo, y el asteroide ha pasado de un nivel 3 a un nivel 0 en la escala de Turín, lo que implica que no se necesita atención urgente. De hecho, la organización ha indicado que el asteroide ya no requiere más observación intensiva, aunque, como medida de precaución, continuará siendo monitoreado por la NASA y otras agencias espaciales.

¿Qué pasará con el asteroide 2024 YR4?

A pesar de que la amenaza ha sido prácticamente descartada, la NASA y otros organismos seguirán observando el asteroide 2024 YR4. El Telescopio Espacial James Webb de la NASA tiene programada una observación del asteroide en marzo de 2025, con el objetivo de obtener más información sobre su tamaño y composición, lo que permitirá un análisis más profundo de su naturaleza y sus características científicas.

El asteroide será observable hasta principios de abril de 2025, después de lo cual no será visible desde la Tierra hasta 2028, cuando su órbita vuelva a acercarse a nuestro planeta. A pesar de esta pausa en la observación, los científicos seguirán monitoreando de cerca la trayectoria del asteroide para asegurar que no surjan nuevos riesgos.

¿El asteroide chocará con la Tierra? Es la probabilidad más baja desde diciembre

El ajuste en las probabilidades de impacto del asteroide 2024 YR4 es un claro ejemplo de cómo los datos precisos y las observaciones constantes pueden cambiar drásticamente la evaluación de riesgos en astronomía. La incertidumbre inicial se debió a la falta de información detallada sobre la órbita y el tamaño del asteroide. Sin embargo, a medida que los telescopios mejoraron su capacidad para rastrear el asteroide y recopilar datos más específicos, la probabilidad de impacto disminuyó considerablemente.

El proceso de monitoreo incluyó el uso de telescopios de alto poder ubicados en diferentes partes del mundo, como el Telescopio Subaru en Hawái, el Observatorio Magdalena Ridge en Nuevo México, y el Telescopio Canadá-Francia-Hawái, entre otros. Las observaciones realizadas en cielos despejados después de la luna llena de febrero de 2025 fueron clave para mejorar la precisión de las predicciones, alejando aún más la posibilidad de una colisión.

El asteroide provocó alerta internacional

La alarma sobre el asteroide 2024 YR4 generó una movilización sin precedentes en la comunidad científica global, que llegó incluso a activar el Protocolo de Seguridad Planetaria de la ONU, un conjunto de medidas preventivas en caso de que la probabilidad de impacto de un asteroide superara el uno por ciento. A pesar de que la amenaza se desvaneció rápidamente, esta situación subraya la importancia de estar preparados para enfrentar posibles riesgos de impacto en el futuro.

La activación de estos protocolos refleja el compromiso de las naciones de actuar de manera coordinada ante amenazas potenciales, aunque en este caso la amenaza fue tan efímera como intensa.