“Con el fútbol no me alcanza. Tengo que hacer otras cosas, tengo un emprendimiento y con eso obtengo un ingreso extra. Hay días donde me siento muy cansada y no quiero atender mi negocio, pero lo hago porque es algo que me ayuda a llegar a fin de mes”.
Anónima, jugadora de la Liga MX Femenil.
Una futbolista profesional en México gana 7 mil 463 pesos mensuales en promedio. El promedio para la liga varonil es de más de 666 mil pesos mensuales. Es decir, un hombre gana 89 veces el salario de una mujer por practicar el mismo deporte.
Fuente: FIFA y Salary Sport
En México, la liga femenil es en la que se juegan más partidos a nivel mundial: 334.
Fuente: FIFA
Falta de alimentos, uniformes y casa club; viajes de hasta 15 horas en carretera; bajos salarios y atención médica limitada, así son las condiciones laborales de futbolistas mexicanas.
Esta nota es parte del reportaje “Un hombre gana en 8 horas el sueldo mensual de una mujer futbolista en México“
El fútbol profesional es un trabajo. Pero las condiciones laborales de futbolistas mexicanas distan mucho de las de los hombres: las mujeres no tienen asegurados sus alimentos, uniformes y vivienda, como sí sucede para los jugadores.
La Liga BBVA MX Femenil fue creada en 2017, y desde entonces las jugadoras han buscado que los equipos les garanticen mejores condiciones laborales, así como romper la brecha de género en este deporte.
En 2020 fue publicado el manifiesto “Cuando Todas Juegan“, impulsado por jugadoras de todos los clubes de la Liga BBVA MX Femenil a través de la Asociación Mexicana de Futbolistas. Este pliego petitorio contiene cinco puntos principales:
- Reconocer a las jugadoras como personas: “que las futbolistas y demás mujeres en el ámbito futbolístico puedan ser madres, estudiantes, y trabajadoras por elección, sin necesidad de enfrentar barreras de género”.
- Valorar su profesión: “dejen de ver quién juega, quién transmite, quién comenta y quién dirige, para enfocarse en cómo juega, cómo transmite, cómo comenta y cómo dirige”.
- Consolidar el fútbol femenil como un negocio auto sustentable: “Los horarios “prime” difícilmente son para las escuadras femeniles. La logística e inversión que permiten el máximo rendimiento en la cancha no son iguales en la mayoría de los casos: las mujeres viajan en su mayoría en camión, muchas veces más de 6 horas, y a veces hasta el mismo día”.
- Cuidar el uso del lenguaje: “los medios de comunicación utilizan tecnicismos relacionados con un referente masculino y se sigue hablando de cuerpos de jugadoras en vez de hazañas deportivas”.
- Procurar la inclusión en el deporte: lograr por medio de este deporte “una extensión de derechos a grupos humanos históricamente sojuzgados: mujeres, comunidad LGBT+, grupos desaventajados socioeconómicamente, ambientalistas, etc”
En este documento, las jugadoras solicitaron respeto a su profesión, así como una mejora de las condiciones laborales de futbolistas mexicanas y de sus salarios. A dos años de este manifiesto, el panorama no ha cambiado mucho.
“Los directivos hicieron el manifiesto a un lado. Se ha intentado hablar, pero los clubes nos responden que apenas va empezando, que estamos en números rojos, es la misma excusa de siempre. Siempre que salen estos comentarios a la luz o que se trata de hablar con la directiva, siempre hay ese tipo de respuestas. Entonces ¿qué tenemos que hacer para que nos den mejores condiciones?”
“Karen”, jugadora de la Liga BBVA MX Femenil
Y es que la brecha salarial entre la categoría femenil y la varonil es enorme. En promedio, las jugadoras de la Liga MX Femenil perciben siete mil 463 pesos mensuales, de acuerdo con el informe “Marcando el ritmo: Informe de evaluación comparativa del fútbol femenino” de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). Mientras tanto, el salario promedio mensual de los hombres es de 666 mil 946 pesos, según Salary Sport.
Es por ello que gran parte de las futbolistas buscan una segunda fuente de ingresos que les permita vivir de mejor manera. Otras estudian una licenciatura para desempeñarse en esa profesión en caso de que no puedan vivir del fútbol. Algunas se dedican únicamente al deporte, pero sus familias las apoyan económicamente. Esto no sucede en la primera división masculina.
Hay futbolistas que consiguen ingresos extra a través de patrocinios personales, como Norma Palafox, jugadora del club Pachuca femenil. En 2021 Palafox firmó contratos con marcas de ropa, alimentos y bebidas para promocionarlas en redes sociales. Lo que ganaba por contrato de patrocinadores equivalía a cinco o siete años del sueldo que percibía en su club, de acuerdo con ESPN.
Otro ejemplo es María, quien juega en un club de primera división de la Liga MX Femenil y gana cinco mil pesos mensuales. Ella no puede sostenerse económicamente del fútbol y tiene un negocio de limpieza para generar ingresos extra.
“El director deportivo nos dijo que eso era lo que nos podía ofrecer (cinco mil pesos) porque hay poco presupuesto en el equipo, dijo ‘ustedes saben si lo toman o lo dejan’. Si quiero jugar lo tengo que aceptar para cumplir mi sueño”.
“María”, jugadora de la Liga BBVA MX Femenil
Las jugadoras entrevistadas por Serendipia explican que trabajar y jugar al mismo tiempo les impide desarrollarse correctamente en el fútbol, debido al cansancio físico y mental de todas las actividades que deben desarrollar.
Condiciones laborales de las futbolistas mexicanas
Para las mujeres futbolistas, jugar este deporte no les garantiza tener un contrato escrito con el club para que trabajan. De hecho, tener ese documento firmado por el equipo ni siquiera les garantiza un salario mensual en incluso cuando están contratadas y reciben un salario mes con mes, esto no quiere decir que puedan vivir de este deporte.
“Mis papás me decían ‘nosotros pensamos que ibas a vivir del fútbol y te estamos dando (dinero); en lugar de que te esté generando, te está quitando’. No les convencía, pero me apoyaban porque era lo que yo quería. Me daban (dinero) para las rentas, los autobuses cuando iba a visitarlos y para comida”.
Sofía, ex jugadora de la Liga MX Femeni
Según lo reportado por los clubes mexicanos de fútbol femenil a la FIFA, el 100 por ciento de las jugadoras de la Liga MX Femenil tenía un contrato escrito en 2021. De ellas, el 96 por ciento recibía un salario mensual y para el 85 por ciento, el fútbol era su principal fuente de ingresos. Estos datos señalan que cuatro por ciento de las jugadoras no tenía salario, aunque sí había firmado un contrato y el club le estaba exigiendo resultados.
Condiciones laborales de las futbolistas profesionales (por país)
En contraste, en las ligas femeniles de España y Estados Unidos, el 100 por ciento de las jugadoras tienen un salario, un contrato y el fútbol es su principal ingreso (99 por ciento para Estados Unidos). Esto no ocurre en Argentina, donde sólo el 42 por ciento de las futbolistas están contratadas, el 45 por ciento recibe un salario y el 33 por ciento vive de este deporte.
La brecha de género más allá de la nómina
La disparidad salarial sólo es una de las muchas diferencias que existen entre la primera división masculina y femenina. También hay disparidad en atención médica, vivienda, alimentación, indumentaria, traslados, hospedaje y trato.
Por ejemplo, la atención médica para la sub 20 de un equipo varonil de México es 24 horas por 7 días. “Nos atienden en los entrenamientos, en los partidos, en los viajes, y si llegamos a tener una lesión y estamos en casa, podemos acudir a los fisioterapeutas, al doctor, y nos atiende. Todo lo cubre el club”, cuenta Manuel, jugador de fuerzas básicas de un club de la Liga MX que pidió permanecer en el anonimato, en entrevista con Serendipia.
No obstante, este servicio no se brinda de la misma forma a las jugadoras. “Si nos pedían radiografías, teníamos que pagarlas con nuestro dinero. Teníamos un seguro de vida por gastos mayores y se me hacía injusto que nos cobraran eso, cuando el club tenía que hacerse cargo”, cuenta Sofía.
“En teoría tenemos seguro y nos rehabilitan en el club, pero al final depende de los horarios del primer equipo varonil. No siempre nos rehabilitaron en el mismo lugar que a ellos porque hay pocos fisioterapeutras y nos podían decir que fuéramos hasta la siguiente semana”, dice Victoria, ex futbolista profesional.
“Además si nos lastimamos, dejamos de jugar, igual y no salimos de la lesión nunca. Muchas de las bajas en los clubes son de personas que se han lesionado y han sido muy mal rehabilitadas. En el caso de los hombres, que también se pueden lesionar, ellos tienen un colchón económico, pero nosotras no”, agrega.
Por otro lado, la casa club es una prestación que apoya principalmente a las jugadoras que no tienen una vivienda. En el equipo donde juega María no hay casa club, así que las futbolistas foráneas deben pagar renta, y la mayoría tiene un sueldo que oscila entre cinco mil y seis mil pesos mensuales.
Esto le pasó a Sofía. “No me daban casa club y las rentas no son nada económicas, no me quedaba libre el sueldo que me daban. Me acuerdo que las rentas en los estados donde jugaba costaban hasta tres mil 500 pesos mensuales, no me quedaba tanto para salir, solo era para vivir al día hasta mis últimos momentos en el equipo, no me daba para construir un hogar”.
Karen tampoco gozaba de casa club, y por ello realizaba largos trayectos para llegar a entrenar. “Vivía a dos horas del club, tenía que viajar en transporte público diariamente, porque no ganaba mucho (dos mil 500 pesos mensuales) para rentar en un lugar más cerca”, dice.
Las malas condiciones laborales de futbolistas mexicanas también involucran la alimentación. Por ejemplo, Ernesto, un ex jugador de primera división de la Liga MX , dijo en entrevista con Serendipia que en el club donde jugó en 2019 recibía comidas y colaciones en entrenamientos, y antes o después de cada partido. Su dieta era supervisada por nutriólogos.
Para ellas no es así. “En días de partidos se nos cobraba a nosotras por alguna colación, ya sea por un plátano o cosas así. Tampoco en los partidos nos daban comida, aunque el club tenía que cuidar lo que vamos a comer antes del partido. Comíamos lo que pensábamos que servía para tener energía en el partido”, señala Sofía.
Cuando las futbolistas van a jugar como visitantes no tienen comodidades durante el trayecto ni en su llegada. María cuenta que en el club donde juega han hecho viajes de hasta 12 horas en autobús; Karen rebasó las 15 horas en camión. Explican que son viajes que podrían hacer en avión, pero el club no realiza el gasto. Además, cuando son distancias cortas, parten el mismo día para evitar hospedarse en un hotel.
“Es pesado, pero es lo que hay. Es triste porque no ven por nosotras ni por nuestra comodidad”
María, futbolista profesional mexicana
De acuerdo con los futbolistas entrevistados por este medio digital, cuando un equipo varonil juega como visitante (en primer división en sub 20), los jugadorees viajan desde un día antes al lugar. Si recorren largas distancias se van en avión y se hospedan en hoteles donde pueden descansar. Todo lo paga el club.
Además, mientras que Ernesto cuenta que en los equipos varoniles cada jugador tiene hasta nueve playeras para regalarlas a la afición, las mujeres tienen dos juegos de uniforme, y los deben lavar en casa diariamente.
Así, el salario de una mujer futbolista en México (en promedio siete mil pesos mensuales), es invertido en casa, canasta básica, servicios médicos, transportes personales, e incluso en indumentaria como calzado y espinilleras.
¿Las jugadoras pueden comprar su propio calzado?
*Precio del modelo “Predator Edge” de Adidas. Consultado el 24 de octubre de 2022 en su tienda en línea
“Todavía no nos voltean a ver tanto los patrocinadores como Nike y Adidas, o cualquier otra marca de ropa o calzado, y no se nos daban tacos (calzado deportivo), aunque es esencial porque teníamos que usarlos a diario. Se rompían o se abrían eran gastos que nosotras teníamos que asumir”, dice Sofía.
Tope salarial: La sanción de COFECE
En 2021, la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) sancionó a 17 de los 18 clubes de la Liga MX, a la FEMEXFUT y a ocho personas físicas por coludirse en el mercado de fichaje de las y los futbolistas. Las multas ascienden a 177.6 millones de pesos.
Una de las conductas sancionadas fue el imponer topes máximos a los salarios de las jugadoras de la Liga MX Femenil, lo cual profundizó aún más la brecha salarial entre hombres y mujeres futbolistas. Este tope salarial fue impuesto en 2016, previo al arranque de la Liga, y afectaba a tres categorías, de acuerdo con el comunicado de la COFECE:
- Las jugadoras mayores de 23 años ganarían un máximo de 2 mil pesos
- Las menores de 23 años, 500 pesos más un curso para su formación personal
- Las jugadoras de la categoría Sub-17 no tendrían ingresos, pero podrían tener ayuda de transporte, estudios y alimentación.
Este tope salarial fue parte de la presentación del proyecto de la Liga MX Femenil y aprobado por el Comité de Desarrollo Deportivo de dicha institución. Además la Federación Mexicana de Fútbol Asociación (FEMEXFUT) intentó persuadir a los clubes para cumplir con esta medida, agrega la COFECE.
“Mi primer contrato (en 2017) fue de un mes, era un pago simbólico de 2 mil 500 pesos mensuales. No había ningún tipo de garantía, ni siquiera comidas. Entré pensando ‘sí sale bien pues qué bueno, y si no funciona, no pasa nada’”
Victoria, ex jugadora profesional
Fue justamente por este tope salarial que en 2017 una futbolista ganaba, en promedio, tres mil 500 pesos mensuales. Mientras que los salarios de los hombres alcanzaban los 545 mil pesos mensuales, señala la encuesta “Global Sports Salaries Survey 2017” de Sporting Intelligence.
Para la temporada 2018-2019, el tope salarial subió a 15 mil pesos mensuales para la mayor parte del equipo, y sólo cuatro jugadoras podían ganar más de ese monto. A su vez, los apoyos en especie no podían superar los 50 mil pesos por torneo, de acuerdo con el comunicado de Cofece.
“Al tercer torneo el tope salarial subió y me consta que fue así, porque en el equipo donde estaba me subieron a 15 mil pesos mensuales, a mí y a cinco jugadoras más, y de ahí para abajo. Había chicas que ganaban 7 mil, 5 mil y las menores de edad seguían ganando dos mil 800 pesos”, dice Victoria.
Sofía recuerda que en la temporada 2019-2020 tuvo que firmar un contrato nuevo porque su sueldo aumentó a ocho mil pesos mensuales. “Yo creo que por la multa de la COFECE”, dice.
Después de la sanción, nadie tocó el tema dentro del club. “Está bien que les pusieron la sanción pero lástima que los clubs no retribuyeron nada a las jugadoras que fueron afectadas con el tope salarial”, dice Victoria.
Todas las futbolistas entrevistadas para esta investigación pidieron que su nombre real no fuera publicado para evitar sufrir represalias tras hablar de las condiciones salariales en el fútbol profesional mexicano. ¿Por qué no se habla públicamente de este tema? Por miedo.
El pacto de silencio sobre la brecha de género en el fútbol mexicano
Pocas jugadoras han hablado de cómo son las condiciones laborales de futbolistas mexicanas. Una de ellas es Victoria, quien por mucho tiempo alzó la voz para defender la equidad de género.
“Alguna vez el equipo, a través de la jefa de prensa, me regañó, aunque no había dicho ninguna mentira. A raíz de eso no me dejaban hablar con los medios. Incluso hay contratos que estipulan que no puedes dar ninguna entrevista sin pasar por prensa o por su aprobación. Me fueron sentando y congelando, y acabé saliendo del sistema por defender estos temas”.
Victoria, ex futbolista profesional
María dice que ninguna jugadora se atreve a hablar con los directivos para pedir mejores condiciones: tienen miedo de que las dejen en la banca, ya no las convoquen o las despidan. Aunque sabe que las condiciones para las futbolistas no son justas, no se atreve a exigir que mejoren: “no me quiero jugar el puesto en el equipo”, dice.
Y los medios de comunicación también participan en este pacto de silencio. la organización Somos Versus analizó 10 mil notas deportivas en 2021, de las cuales solo 5 referían a alguna demanda de mujeres futbolistas sobre estos temas. Además de cada 10 portadas, en nueve aparecen hombres y solo en una, mujeres, dice Ingrid Bravo, coordinadora de vinculación de Somos Versus.
Y es que la disparidad de género empieza en los puestos directivos. De los 36 directores técnicos y directores deportivos en la Liga Femenil, el 63.89 por ciento son ocupados por hombres, y sólo el 36.11 por ciento, por mujeres. Es decir, que la mayoría de las decisiones que afectan a las jugadoras son tomadas por hombres.
En cambio, en la liga varonil, el 100 por ciento de los directores técnicos son hombres.
¿Es posible cambiar el rumbo del fútbol mexicano?
El destino del fútbol femenil está en cada persona y organización que juega un papel en este deporte: en las jugadoras, en la afición y en los medios de comunicación, pero también en los clubes, en la Federación Mexicana de Fútbol y en los patrocinadores.
Las futbolistas coinciden en que debe hablarse sobre este tema, porque de lo contrario, sus necesidades no son visibilizadas.
Sofía pide que la gente “siga asistiendo a los estadios, para que nos volteen a ver patrocinadores y los clubes sigan invirtiendo”. María propone que los equipos “le apuesten (a las mujeres) un poquito más cada torneo, que aumenten el apoyo”.
Son acciones, no palabras, las que se deben poner en marcha en búsqueda de un mejor fútbol femenil. “No quitamos el dedo del renglón para poder cumplir nuestro sueño”, concluye María.
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2 comentarios en la nota: Condiciones laborales de futbolistas mexicanas: con bajos salarios y sin atención médica
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