Protestas en la UDLAP: ¿cómo han sido afectados los estudiantes por el conflicto en la universidad?

Durante la última semana han surgido protestas en la UDLAP lideradas por estudiantes para liberar el campus de la universidad, el cual lleva siete meses cerrado a raíz de un conflicto legal contra su patronato que ha afectado los procesos académicos y administrativos de la comunidad estudiantil.

Protestas en la UDLAP: ¿cómo han sido afectados los estudiantes por el conflicto en la universidad?

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Durante la última semana han surgido protestas en la UDLAP lideradas por estudiantes para liberar el campus de la universidad, el cual lleva siete meses cerrado a raíz de un conflicto legal contra su patronato que ha afectado los procesos académicos y administrativos de la comunidad estudiantil.

A principios de febrero de 2022 surgieron protestas en la UDLAP. ¿Qué piden las y los estudiantes? ¿Por qué fue tomado el campus? Si las puertas están abiertas, ¿por qué no han entrado los alumnos?

El 29 de junio de 2021, fuerzas armadas de Puebla tomaron el campus de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) para entregárselo a un nuevo patronato designado por el gobierno estatal. El campus se cerró, el patronato original y el recientemente designado pelearon en tribunales por el campus y la comunidad universitaria participó en protestas. Siete meses después, el nuevo patronato ha abierto las puertas del campus, pero no ha entregado legalmente las instalaciones.

Desde entonces, las alumnas y alumnos se han quedado sin laboratorios, no han podido tramitar sus títulos profesionales y han perdido la motivación para estudiar en medio de la incertidumbre de lo que pasa con la universidad. Quienes tienen una beca temen que se acaben los recursos de la escuela que mantienen estos apoyos. Además, hay quienes aún no recuperan las pertenencias que dejaron en sus habitaciones dentro de los dormitorios del campus.

Pero al mismo tiempo, han surgido las protestas en la UDLAP en contra de la toma de la universidad y para exigir la liberación del campus a fin de detener estas afectaciones e impedir que que otras instituciones de educación superior sean tomadas por el gobierno.

La toma que provocó las protestas en la UDLAP

Juan, cuyo nombre real ha sido omitido para respetar su privacidad, se había mudado a Puebla para tomar clases presenciales en la UDLAP durante el verano de 2021, pero el martes 29 de junio vio desde la entrada principal del campus a elementos armados de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Puebla y miembros de la Policía Auxiliar. 

Los policías y actuarios del Poder Judicial del Estado entraron a desalojar a estudiantes y a la planta tanto docente como administrativa sin dejar entrar a nadie para entregar el campus a un nuevo patronato por orden judicial. Esta nueva administración fue designada como medida cautelar por la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla (órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación del Estado) porque el patronato original (de la Fundación Universidad de las Américas Puebla) es parte de un litigio que derivó en órdenes de aprehensión en contra de siete miembros de la familia Jenkins por el supuesto lavado de 14 mil millones de pesos de la Fundación. 

“Ese evento fue impresionante”, dice Juan sobre la toma del campus de la UDLAP. “Yo nunca en mi vida pensé ver algo tan crudo como mi universidad tomada por gente que cargaba rifles de largo alcance. En un lugar donde no había armas… sentir el hecho de que si te acercabas lo suficiente o hacías algo que no deberías de hacer como querían hacerlo  los policías, pues podrías perder tu vida ahí; llevaban las armas, los cartuchos y las balas”, continúa el estudiante.

Al día siguiente de la toma, el 30 de junio de 2021, comenzó la primera de una serie de protestas de la comunidad universitaria  . 

Integrantes de la comunidad estudiantil de la universidad se agruparon frente a una de las entradas del campus a leer un pliego petitorio con el que negaron la legitimidad del nuevo patronato, exigieron la restitución del patronato original, pidieron que la policía abandonara las instalaciones y solicitaron seguridad para los estudiantes que residen dentro del campus en dormitorios.

La batalla por la UDLAP

A partir de la toma del campus de la UDLAP empezó una pelea legal y política para recuperar y mantener el control de las instalaciones de la universidad. El patronato anterior ha estado a cargo de los asuntos administrativos, financieros y académicos de la UDLAP, mientras que el nuevo patronato ha tenido el control del campus (después de que perdió el control de las cuentas de la universidad en el litigio).

En esta disputa por la UDLAP han habido dos rectores simultáneos (Luis Ernesto Derbez y Armando Ríos Piter), protestas pacíficas e incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció para decir que ordenaría que la Unidad de Investigación Financiera UIF) revisara el conflicto. 

Pero mientras la batalla se libraba en los tribunales, el campus permanecía cerrado. Contrario a los planes previos a la toma que se tenían de retomar clases presenciales por la baja en casos de COVID-19. “La situación de la pandemia se entiende perfectamente… nadie estaba excluido de la pandemia y era algo que no estaba en nuestras manos”, dice Guadalupe, estudiante cuyo nombre real ha sido omitido para respetar su privacidad. “Pero este conflicto (…) ha perjudicado muchísimo a la comunidad estudiantil y es algo que causa muchísima más frustración porque es algo que sí se puede resolver, es algo que sí se puede controlar y que están decidiendo no hacerlo”, continúa Guadalupe.

Pedro, egresado de la UDLAP que estaba por cursar su último semestre cuando el campus fue tomado por el nuevo patronato, también menciona que el cierre del campus y el conflicto ha afectado principalmente a la comunidad estudiantil. “Tanto en la parte educativa como en la social, los alumnos fuimos los más afectados al final de todo, en un conflicto en el cual nosotros no teníamos nada que ver”, dice Pedro.

Egresados sin título profesional

“No solo es el problema al que nos estamos enfrentando el que las instalaciones están cerradas, sino lo que hay de trasfondo todavía: tampoco se están firmando títulos

para que nos los liberen”, dice Rebecca, quien se graduó de la licenciatura en Médico Cirujano en julio de 2021. Tanto ella como Pedro están esperando su título porque su proceso de titulación no avanza todavía.

El proceso de titulación de Rebecca ha estado retrasado porque sus papeles están en el campus de la UDLAP, al menos esa es la información que Rebecca ha recibido de parte de la universidad. 

El retraso en su título está impidiendo que Rebecca pueda continuar con sus estudios de posgrado porque no puede entregar el título a universidades o instituciones de becas y tampoco tiene fecha aproximada de cuándo lo recibirá. Por otro lado, Pedro teme las oportunidades laborales que pueda perder a causa de no titularse todavía. “No solo se trata de nuestra educación, esto también repercute cuando salimos a buscar trabajo”, dice Pedro.

Aún con la liberación del campus y clases presenciales, la universidad no le ha aclarado a Rebecca si entregará los títulos.

Un campus fantasma

“Yo creo que a todos nos ha afectado”, dice Mariana, alumna foránea de penúltimo semestre de la UDLAP que se ha visto afectada por la falta de acceso a los más de 100 laboratorios y salas de cómputo disponibles en el campus. “Mucha gente de los que estamos ahí somos becados, no todos tienen las mismas oportunidades de pagar la mensualidad de [softwares especializados] y muchos trabajamos en las computadoras de la escuela”, agrega Mariana.

Cuando empezó la pandemia y la educación de la UDLAP migró a modalidad en línea, Juan decidió aplazar materias que requerían el uso del laboratorio de Planta Piloto y la planta de tratamientos de agua hasta que regresaran las clases presenciales para poder pasar de la teoría a la práctica y tener un mejor entendimiento de las materias. 

De manera similar, Guadalupe opina que los conflictos de la UDLAP la han afectado principalmente porque no ha tenido la oportunidad de practicar en laboratorios de Ingeniería en Robótica e Ingeniería en Telecomunicaciones desde que inició la pandemia por COVID-19. “Yo trabajo sobre todo en la parte de equipos médicos y no puedo conocer equipos médicos, no puedo estar en esa parte práctica que por lo menos a un ingeniero es algo de suma importancia y muy vital”, dice Guadalupe.

Al igual que Juan y Guadalupe, Mariana se preocupa por su aprendizaje tomando clases a distancia sin poder entrar a laboratorios. “Tengo miedo porque el día de mañana que yo ya me enfrente al mundo profesional no voy a ser capaz de hacer cosas que ya debería saber por la universidad, pero como ha estado toda esta situación siento que no las aprendí o no las aprendí bien”, confiesa Mariana.

Laura (su nombre fue cambiado para respetar su privacidad) y Karen, ambas estudiantes de la UDLAP, incluso consideraron cambiarse de universidad por los problemas académicos que tenían a raíz del conflicto legal. “Cuando empecé a ver las cosas muy mal dije ‘yo creo que sí va a ser momento de buscar otras opciones”, dice Laura. No obstante, las opciones de universidades de Laura únicamente le revalidarían hasta tres semestres a pesar de que le faltaba un semestre para graduarse de la UDLAP. 

En el caso de Karen, vio sus opciones de universidad limitadas porque la UDLAP es la única que imparte su carrera y al quererse cambiar a otra universidad se dio cuenta que se graduaría en el doble de tiempo y de otra licenciatura. “Muchos de mi carrera no se cambiaron pero se dieron de baja temporal esperando a ver qué pasa [con la UDLAP]”, dice Karen.

Uno de los momentos clave del litigio por el control del campus sucedió el 4 de noviembre de 2021. Ese día el patronato original obtuvo una suspensión definitiva contra la toma armada del campus que ordenaba que las instalaciones de la UDLAP le fueran devueltas. Sin embargo, esto no sucedió. 

Pertenencias de estudiantes siguen dentro del campus

El tener dos administraciones también ha significado que las y los estudiantes que eran residentes de los dormitorios dentro del campus no puedan recoger sus pertenencias, que se quedaron en sus cuartos desde el día en el que el campus fue tomado por las autoridades estatales.

“Mis cosas siguen allá adentro, y así las de muchísimas personas que no hemos podido entrar”, dice Guadalupe. La estudiante explica que no le pueden entregar sus pertenencias porque la administración anterior no tiene acceso al campus. “Mientras a ellos no les regresen el campus, no me pueden dar nada a mí”, dice Guadalupe.

Mariana está en la misma situación y le perturba la presencia de policías por miedo a que también ingresen a los dormitorios. “Yo solo quiero que me den mis cosas y ya, por favor”, dice.

El conflicto y protestas en la UDLAP despiertan miedos e incertidumbres

“Yo estoy sufriendo la incertidumbre”, dice Guadalupe al reflexionar que ella y sus compañeras están bajo una confusión constante y no saben en qué confiar entre la cantidad de resoluciones legales que han habido, así como las noticias contradictorias sobre el avance en el conflicto que han surgido y los informes de ambos patronatos. “El hecho de encontrarte en una situación de tanta incertidumbre también se suma a lo que ya traías de la pandemia”, opina Guadalupe.

Otra de las inquietudes de las y los estudiantes entrevistados por Serendipia es el prestigio de la UDLAP durante este conflicto, y por ende, el de ellos mismos como estudiantes y egresados. “Me preocupa el prestigio de la universidad, siento que está cayendo”, opina Mariana. Por su parte Juan siente miedo de que su título carezca de valor cuando lo obtenga.

La UDLAP todavía cuenta con las acreditaciones nacionales e internacionales que tenía antes de la toma del campus y las administraciones simultáneas. En cuanto a los rankings, la universidad mantiene sus cinco estrellas QS (sistema de calificación internacional que audita universidades) aunque pasó del lugar 12 al 13 en mejores universidades de México de 2021 a 2022.

No obstante, Mariana y Pedro perciben la caída del prestigio de la universidad de las personas a su alrededor. “Llegué a cruzarme con unas tres personas al menos que se la pasaban diciendo que la universidad es una universidad de corruptos, de rateros y que nada más nos veían la cara a los estudiantes”, dice Pedro.

Al mismo tiempo, a Juan le inquieta que el conflicto repercuta en las finanzas de la UDLAP y le quiten su beca académica. “El 80 por ciento [del estudiantado] tenemos becas que se nos pueden retirar en cualquier momento porque se puede acabar el dinero, o simplemente que en mayo salgan muchos y entran pocos y con eso haya un desbalance económico”, dice Juan.

Tras protestas en la UDLAP, ¿entregarán el campus?

La noche del martes 1 de febrero de 2022, siete meses después de la toma y cierre de instalaciones, el nuevo patronato abrió el campus e invitó a la comunidad estudiantil a entrar. No obstante, las y los estudiantes se negaron a ingresar y comenzaron un plantón por considerar que la apertura es una simulación ya que se abrieron las puertas pero no se entregó formalmente el campus y temen a las repercusiones de entrar.

“Estuve [en el plantón] todo el día, más o menos desde las 2 de la tarde hasta las 10 de la noche”, cuenta Guadalupe. Ella explica que aunque el nuevo patronato anunció que la universidad está abierta eso no es cierto. “Abrieron la puerta, más eso no significa que el campus haya sido entregado”, dice la alumna mientras explica que el estudiantado está esperando a que la ley se cumpla.

“En todos los grupos estamos diciendo que no entremos a la universidad, (porque) a pesar de que abrieron las puertas, no las regresaron (las instalaciones), y no tenemos idea de cómo está (el equipo), si es que sigue en la universidad”, dice Juan. Se refiere al equipo de cómputo y científico altamente especializado con el que cuenta la UDLAP

El temor de la comunidad estudiantil es que si ese equipo fue lastimado, robado o no se le dio mantenimiento la culpa recaiga en los estudiantes que ingresen al campus.

El 4 de febrero de 2022, las protestas en la UDLAP estuvieron integradas por estudiantes, egresados, familiares, profesores, administrativos y amigos de la comunidad para exigir la entrega formal del campus. 

“Estamos haciendo todo lo posible por que se nos escuche y por que se nos hagan válidos los derechos que tenemos y que no sigamos viviendo este tipo de injusticias”, dice Guadalupe. “Ahorita lamentablemente somos nosotros, pero ya hemos visto varios casos en los que el gobierno quiere estar dentro de las universidades, entonces no sabemos si mañana vaya a ser otra”, continúa.

“Las protestas en la UDLAP han sido 100 por ciento estudiantiles nada más con las ganas de recuperar la universidad”, cuenta Juan, quien ha participado en dos marchas y ahora divide su tiempo entre ser estudiante y participar en las manifestaciones para recuperar el campus.

Al mismo tiempo Laura cuenta que participa en las protestas en la UDLAP para apoyar a la comunidad y hacer algo para lograr titularse. “Siento que es un compromiso conmigo misma, con la escuela, con los alumnos, con todo. Es muy importante para mí [participar en las protestas en la UDLAP]”, comenta Laura. 

El 8 de febrero de 2022, el rector que había sido designado por el nuevo patronato,  Armando Ríos Piter, renunció al cargo “para que no haya más pretextos y el campus regrese de inmediato a la normalidad”, publicó en su perfil de Twitter.

Sin embargo, el campus sigue en manos del nuevo patronato y no se han retomado actividades académicas presenciales.

“Yo creo que nosotros como estudiantes somos los que estamos más cansados de la situación, hay veces que te sientes muy desmotivado”, dice Guadalupe, y no es la única estudiante desanimada.  

Mariana también confiesa que ha perdido la motivación a la hora de hacer sus tareas y proyectos. “De verdad es mucha frustración: no estoy teniendo el campus, la escuela nos está cobrando lo mismo, no estoy aprendiendo. Es demasiado”, dice la alumna.

Juan, a punto de graduarse, comparte el sentimiento. “Personalmente sí es un esfuerzo constante tratar de seguir estudiando a pesar de que nuestra meta final por el momento está bloqueada por algo que no podemos mover”, comenta Juan. 

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