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Violencia obstétrica en México: parir entre humillaciones, golpes y procedimientos innecesarios

Datos y más
Por: Erika Lilian Contreras
agosto 16, 2021junio 22, 2022
13 minutos, 12 segundos

Invalidar los sentimientos y preocupaciones de las futuras madres, insultarlas porque lloran o sienten dolor y practicarles cesáreas o episiotomías innecesarias son manifestaciones de la violencia obstétrica, maltratos ejercidos por el personal de salud a mujeres embarazadas o en trabajo de parto, cimentados en la violencia machista e institucional. En México, estas formas de violencia son reportadas en 33 de cada 100 partos y hay mujeres que ni siquiera saben nombrar el maltrato del que fueron víctimas.

“Si estuviste buena para embarazarte tienes que aguantar el dolor del parto”, escuchaba Nelly mientras daba a luz a su primer hijo. Años después, el recuerdo del nacimiento de su primogénito no es del todo feliz porque a pesar de estar cerca de conocer al primero de sus hijos, también estaba siendo violentada por haberse embarazado, estaba siendo maltratada por la persona que debía guiarla y acompañarla en ese proceso, quien constantemente le decía que no lo estaba haciendo bien y que merecía sufrir por haber tenido una vida sexual activa y embarazarse.

El hijo de Nelly finalmente nació cuando otro doctor presionó su vientre para facilitar la expulsión. Este movimiento es conocido como maniobra de Kristeller y está contraindicado a nivel internacional. Cuando esto sucedió, Nelly se dio cuenta de que estaba viviendo violencia pero no pudo quejarse formalmente porque el personal del hospital desestimó sus acusaciones y desconocía ante quién más podía denunciar. Años después supo que había sido víctima de violencia obstétrica. 

En México, una persona embarazada, en trabajo de parto y en el periodo de posparto (también conocido como puerperio) puede recibir comentarios humillantes, ser castigada por llorar, ser sometida a una cesárea innecesaria y ser esterilizada sin su consentimiento. Todo detrás de las puertas de un hospital público o privado. Este maltrato ejercido por el personal de salud se llama violencia obstétrica, está relacionado con la violencia de género y la violencia institucional y es una violación a los derechos humanos. 

Esta situación es tan común que existen profesionales e instituciones de salud en el país que ofrecen “partos respetados” o “partos humanizados” como un servicio diferenciado de la atención obstétrica “tradicional”. Este tipo de partos ponen en el centro del embarazo, el parto y el puerperio (el periodo posterior al parto) a la mujer, haciendo que sea ella quien tome las decisiones, opine y exprese sus sentimientos durante estos procesos. Estos elementos diferenciadores detonan la duda de cómo es entonces lo que conocemos como un parto tradicional. 

“Es doloroso pensar que tenemos que llamarle “humanizado” (porque) todos tendrían que ser de esta forma. Todos tendrían que ser tratados con respeto, (todos los partos deberían) poner a la madre en el centro, que ella sea la que decida y tener las condiciones estructurales para que ella se sienta cómoda”, dice Benazir Sitara Mehmood Díaz, médica y creadora de la iniciativa Medicina Sin Violencia.

Como Nelly, un tercio de las personas que dieron a luz en México entre 2011 y 2016 fueron tratadas de manera cruel, inhumana o degradante por el personal de salud durante el trabajo de parto o cesárea. Las víctimas son personas de todas las edades, entidades, etnias y condiciones socioeconómicas.

Pero a nivel federal, la violencia obstétrica no es considerada un delito: el Código Penal federal no la tipifica. A nivel local, solo cinco entidades lo han tipificado: Chiapas, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Veracruz. Mientras tanto, Aguascalientes incluye la violencia obstétrica en su código penal, pero no de manera explícita, es decir, no la nombra pero sí tipifica sus manifestaciones tratándola como “Responsabilidad Profesional Médica”.

“A pesar de que tenemos este marco normativo respecto al acceso a servicios salud reproductiva, persisten las prácticas en el sistema de salud que ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres durante el embarazo”, dice Verónica Esparza, investigadora en la organización feminista Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). 

Violencia obstétrica en México: desde insultos hasta cesáreas y episiotomías innecesarias

El 33.41 por ciento de las personas de 15 a 49 años que tuvieron un hijo o hija entre el 2011 y 2016 en México sufrió algún tipo de violencia por parte del personal de salud, según los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la medición más reciente sobre este tema.

Estas son dos millones 921 mil 514 personas a las que el personal de salud dañó física o psicológicamente durante su embarazo, parto o puerperio inmediato (las primeras 24 horas después del parto). 

Fuente: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016), Inegi.

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Maltrato durante el parto

Por tipo de incidente

*La suma de las situaciones no coincide con el total de mujeres, pues cada mujer puede padecer una o más.

El incidente más común fue ser objeto de gritos o regaños por parte del personal de salud, el 11.2 por ciento de los maltratos fueron de este tipo. Pero las personas gestantes también sufrieron otras violencias, como que les retrasaron el acceso a la atención médica por estar gritando o quejándose mucho, las ignoraron cuando preguntaban sobre su parto o su bebé, las obligaron a parir en posiciones molestas, les negaron anestesia sin explicación alguna, les practicaron una cesárea sin su consentimiento o sin información, y más.

Anaid, por ejemplo, gritaba a todo pulmón al sentir un dolor que nunca había experimentado y no saber qué estaba pasando con su cuerpo durante su primer parto. “Entonces una de las dos enfermeras que estaban ahí me decía ‘¿pero qué tal, hija, cuando lo hiciste? (refiriéndose a cuando tuvo relaciones sexuales) Así debiste haber gritado, así te debiste haber quejado”. 

¿Suena familiar? Algo parecido le dijo a Nelly la ginecóloga que estaba atendiendo su parto. 

De hecho, siete de cada 100 personas que parieron entre 2011 y 2016 fueron objeto de comentarios ofensivos o humillantes.

Estas violencias ocurren en todo México, no hubo entidad ni institución de salud en donde no ocurriera entre 2011 y 2016, el periodo más reciente del que existen datos públicos recopilados y publicados por el Inegi. 

Fuente: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016), Inegi.

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Incidentes de maltrato durante el parto por entidad

(2011-2016)

Violencia obstétrica en México: los reportes por entidad

A nivel estatal, los datos también son diferentes. De acuerdo con la encuesta del Inegi, el Estado de México fue la entidad con más incidentes de maltrato. Cuatro de cada 10 personas de 15 a 49 años fueron dañadas física o psicológicamente por el personal de salud antes, durante o después de sus partos. 

Al contrario, Chiapas fue el estado con menos casos de violencia obstétrica reflejados en esta encuesta. Los datos del Inegi revelan que el 20.8 por ciento de las personas que parieron entre 2011 y 2016 en esa entidad sufrieron algún incidente.

La esterilización forzada también es violencia obstétrica

Anaid cuenta que cuando salió de su tercer parto (uno en el que tuvo presión arterial elevada y daño renal, condición conocida como preeclampsia) su ginecólogo obstetra le preguntó sobre el método anticonceptivo que iba a usar. Anaid respondió que su esposo se haría la vasectomía – una decisición que él había tomado-, pero el doctor se burló de Anaid e insistió en que fuera ella quien se operara para no tener más hijos.

Al final Anaid salió del hospital sin un método anticonceptivo y sin haber sido sometida a un procedimiento de esterilización, pero ese no fue el caso de nueve de cada 100 personas que sufrieron violencia obstétrica entre 2011 y 2016. Ellas se sintieron presionadas a aceptar que les pusieran un dispositivo anticonceptivo o las operaran para ya no tener hijos.

Fuente: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016), Inegi.

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Maltrato durante el parto según condición étnica

Por entidad (2011-2016)

A pesar de que a nivel nacional un tercio de las personas encuestadas vivieron maltrato antes, durante o después de su parto, hay 18 estados donde más personas de habla indígena o que se consideran indígenas reportaron violencia obstétrica en comparación con las personas que no hablan una lengua indígena o no se consideran como tal. 

Esto ocurrió en Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Colima, Ciudad de México, Chihuahua, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Fuente: Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016), Inegi.

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Maltrato durante el parto según el lugar de atención

(2011-2016)

Por otra parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fue el prestador de servicios de salud con más incidentes reportados. En sus hospitales o clínicas, 40 de cada 100 personas vivieron violencia durante su embarazo, parto o puerperio.

En el otro extremo, las casas con partera o curandera tienen los porcentajes más bajos de maltrato durante el embarazo, parto o posparto: cuatro de cada 100 personas tuvieron incidentes de violencia.

Sin embargo, tener un parto en casa tampoco es garantía de escapar a este tipo de violencia. Lily conocía de primera mano la violencia obstétrica que ocurre en los hospitales públicos y privados de México: su hermano mayor falleció a causa de esta violencia y a ella casi le practica una cesárea un médico no calificado. Por eso decidió tener a su segundo hijo por parto en agua con una partera y un ginecólogo obstetra en su propia casa. 

Pero ni la partera ni el médico estuvieron cuando nació su hijo. 

La partera la estuvo revisando durante horas pero se fue porque Lily no había dilatado lo suficiente y cuando regresó, el bebé ya estaba en brazos de su madre. En cambio, el doctor nunca se presentó porque se había roto la clavícula, pero nunca le avisó a Lily que no estaría en el parto. 

En su tercer embarazo, Lily acudió a un médico que ofrece “partos humanizados”, un modelo de atención del parto que toma en cuenta de manera explícita las opiniones, necesidades y valoraciones emocionales de las mujeres y sus familias en procesos de atención del embarazo, parto y puerperio, de acuerdo con el “Modelo de atención a las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio”, de la Secretaría de Salud (SSa) de México. 

Pero este médico no le ofreció a Lily la atención “humanizada” que prometía. 

Liliy recuerda que el día que asistió a una consulta de rutina, el médico le dijo: “‘tienes una cesárea, un parto vaginal y un aborto’. Y le dije, ‘no, yo no he abortado. Y me dice ‘mira, ya vas a tener uno de cada uno’”. Así fue como el médico que vendía “partos humanizados” le anunció que tendría un aborto espontáneo. 

¿Qué es la violencia obstétrica?

“La violencia obstétrica consiste en cualquier acción u omisión por parte del personal del Sistema Nacional de Salud que causa un daño físico y/o psicológico a las personas que cursan un embarazo, parto o puerperio”, explica Verónica Esparza.

Este tipo de violencia ocurre en los servicios de salud tanto públicos como privados y en ella participa todo el personal, desde el médico hasta el administrativo (aunque no al mismo tiempo necesariamente).

Entre las manifestaciones físicas de la violencia obstétrica se encuentran la práctica excesiva de cesáreas y episiotomías (incisión que se hace en el perineo —el tejido entre la abertura vaginal y el ano— durante el parto) cuando no existe una indicación clínica que las justifique. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la tasa de cesáreas oscile entre el 10 por ciento y el 15 por ciento del total de nacimientos y que las episiotomías no sean procedimientos de rutina. No obstante, en 2020 más del 50 por ciento de los nacimientos en México fueron cesáreas, según datos preliminares del Subsistema de Información sobre Nacimientos (SINAC) de la Secretaría de Salud. La proporción de esta intervención en el país superó a la de partos vaginales el año pasado, y fue muy superior al límite de 15 por ciento establecido por la OMS.  

En 2016, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED) encontró que a dos de cada 10 mujeres se les realizó una episiotomía durante el parto en hospitales de la Secretaría de Salud. Cifras altas de episiotomía “alertan sobre el hecho de que ciertas prácticas clínicas no se fundamentan en evidencias científicas sólidas”, advierte la CONAMED.

Las esterilizaciones forzadas o no consentidas, el suministro injustificado de medicamentos, retraso en la atención médica de urgencia obstétrica y falta de respeto en los tiempos de un parto también son manifestaciones de violencia obstétrica.  

La violencia obstétrica también tiene manifestaciones psicológicas como el uso de lenguaje ofensivo, humillante o sarcástico, falta de información oportuna sobre el proceso reproductivo y un trato deshumanizado o conductas discriminatorias.

Esparza puntualiza que la violencia obstétrica involucra todo tipo de actitudes o prácticas que son violatorias de derechos humanos y que no necesariamente todos los casos de emergencia médica conllevan violencia obstétrica o a la inversa. 

Los derechos humanos que se pueden transgredir cuando se cometen conductas de violencia obstétrica van desde el derecho a la vida hasta el derecho a la protección de la salud pasando por el derecho a la vida libre de violencia, el derecho a la libertad y autonomía reproductiva, el derecho a la información, el derecho al libre consentimiento, el derecho a la integridad personal y el derecho a la igualdad y no discriminación.

La violencia obstétrica en la legislación mexicana

El Estado mexicano no ignora esta violencia, pero tampoco la castiga. El sistema de salud se rige por normas y guías entre las que se encuentra la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016, la cual dicta las disposiciones para la atención de la persona durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida.

De hecho, la mayoría de las actitudes y acciones que se consideran violencia obstétrica van en contra de lo que establece la NOM-007.

Además, hay 27 estados de México que incluyen la violencia obstétrica de manera expresa en sus leyes de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. Lo que en palabras de Verónica Esparza, “ayuda a visibilizar este tipo de violencia como una violencia de género en la violación a derechos humanos”.

Sin embargo, a la fecha, la violencia obstétrica no figura dentro de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En 2019, la Cámara de Diputados aprobó que se reconociera este tipo de violencia en la ley a nivel nacional para garantizar servicios de salud libres de estas prácticas y la iniciativa fue turnada al Senado. La Cámara de Senadores todavía no ha votado la iniciativa para incluir la violencia obstétrica como un tipo de violencia de género en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, así como otras medidas para prevenir y erradicar este tipo de violencia.

Por otra parte, los códigos penales de Chiapas, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Veracruz tipifican la violencia obstétrica como un delito, cuyas penas van desde medidas reeducativas hasta prisión e inhabilitación para ejercer la medicina.

El código penal de Aguascalientes no tipifica la violencia obstétrica, pero sí establece la Responsabilidad Profesional Médica, cuya definición coincide con las manifestaciones de la violencia obstétrica. 

Entidades en donde la violencia obstétrica está tipificada o incluida en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia

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Fuente: Códigos Penales estatales y Leyes de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia estatales

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“Es una experiencia muy, muy, muy fea porque el traer a un hijo al mundo de verdad es una situación que no tiene comparación, más en los momentos que es tan deseado y encontrarte con eso (violencia obstétrica) como que empaña ese momento bonito que tú tienes”, dice Elizabeth, víctima de violencia obstétrica, en entrevista con Serendipia.

Una ginecóloga le hizo una episiotomía a Elizabeth sin avisarle ni pedir su consentimiento. Ella solo sintió la sangre escurrir por su cuerpo y supo que le habían hecho algo que ella quería evitar a toda costa, si las condiciones lo permitían. 

Su bebé nació sin la necesidad de pujar ni complicaciones, Elizabeth ni siquiera lloró, gritó o pidió ayuda. No por que no le doliera, sino porque temía que la juzgaran por ser primeriza y “chillona”, como las enfermeras llamaban a otra mujer cerca de ella. 

Una vez que su hijo nació, Elizabeth sintió cómo le hicieron las puntadas para suturar la episiotomía, lo que le indicó rápidamente que no la habían anestesiado. A seis años de su parto, la sutura de esa episiotomía es un problema para ella, pues su vagina perdió su forma original y desde entonces tener relaciones sexuales y tener estreñimiento es doloroso para ella.

Este recuerdo del nacimiento de sus hijas e hijos como algo triste y feliz al mismo tiempo que tiene Elizabeth es una de las consecuencias emocionales de la violencia obstétrica que abundan, de acuerdo con Jazmín Jasso. Pero hay más. 

“La primera consecuencia es la sensación de agravio de violación de sus propios derechos que experimentan las mujeres, el agravio a la dignidad humana”, dice Roberto Castro, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

Además, Mehmood Díaz y Gómez Jaimes concuerdan en que la violencia obstétrica incluso puede detonar depresión posparto en las personas que la sufren, aunque esta línea de investigación es limitada. 

El Laboratorio Dekel del Massachusetts General Hospital estudia los resultados psicológicos del parto, incluido el parto traumático. Su grupo de investigación encontró que el modo de parir tiene un efecto en la salud mental de la mujer. 

En el estudio, las personas que se sometieron a una cesárea, parto instrumental vaginal y a una cesárea no planeada tuvieron mayores niveles de síntomas de somatización, obsesivos compulsivos, de depresión, de hostilidad y de ansiedad que aquellas que tuvieron un parto vaginal.

¿Qué hacer en caso de violencia obstétrica?

Verónica Esparza dice que las víctimas de violencia obstétrica tienen vías administrativas, jurisdiccionales y no jurisdiccionales para acceder a la justicia. Esto significa que los órganos de control interno de las instituciones de salud, la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, el Ministerio Público, los juzgados y las comisiones de derechos humanos pueden intervenir y dar atención a estas violaciones de derechos humanos.

Si la persona está viviendo violencia obstétrica y su vida o salud corren peligro, entonces un familiar puede tramitar una demanda de amparo por comparecencia presentándose ante los juzgados de distrito que dependen del Poder Judicial de la Federación, explica GIRE. Con este amparo se busca que un juez federal ordene a la institución de salud que deje de vulnerar los derechos humanos y se brinden los servicios necesarios para el bienestar.

En las vías administrativas y penales la persona debe comprobar que fue víctima de violencia obstétrica usando como evidencia las notas médicas, historias clínicas y reportes que el personal de salud realizó en el momento de los hechos o después de estos. 

Para actuar por medios no jurisdiccionales hay que presentar quejas (presencial, telefónica o en línea) ante las Comisiones Estatales de Derechos Humanos (CEDH) en caso de que la institución de salud sea local o ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) si la institución de salud es federal.

Una comisión de derechos humanos investiga la responsabilidad del Estado en la violencia obstétrica y emite una recomendación a las instituciones de salud para que reparen el daño de manera integral y no permitan que vuelva a ocurrir, pero las autoridades deben decidir si aceptan o no las recomendaciones, explica Sandra Gómez.

“Tenemos un poder político y moral social, no un poder jurídico. Nosotros no podemos hacer nada si no aceptan una recomendación o si reiteradamente hay una negativa de aceptar la recomendación”, dice Sandra Gómez. El costo de la institución de reconocer que violaron derechos es político y social. 

Recomendaciones de la CNDH sobre violencia obstétrica

A nivel nacional, la CNDH ha emitido 61 recomendaciones sobre casos de violación al derecho a una vida libre de violencia obstétrica desde 2015. De las cuales, la mitad fueron dirigidas al IMSS.

En la Ciudad de México han ocurrido casos de violencia obstétrica que han derivado en 13 recomendaciones de la CNDH hacia autoridades federales. Este es el mayor número de recomendaciones por entidad. Enseguida están Chiapas y Oaxaca, con cinco recomendaciones cada una. 

La CNDH recomienda que las instituciones de salud reparen integralmente el daño a las víctimas incluyendo una compensación justa y suficiente, les otorguen atención psicológica, colaboren con las quejas contra el personal médico responsable y capaciten a todo el personal médico sobre el derecho a una vida libre de violencia obstétrica, derechos de las mujeres y violencia de género.

La tipificación de la violencia obstétrica, su integración a las leyes estatales de violencia contra las mujeres, su registro y diagnostico y la intervención de la CNDH son algunas respuestas del Estado a la violencia obstétrica que se vive en México, pero aún hay más por hacer.

Verónica Esparza, Roberto Castro, Jazmín Jasso y Sandra Gómez sugieren que la violencia obstétrica se atienda aumentando el presupuesto del Sistema Nacional de Salud, haciendo que el personal de salud tome consciencia de esta violencia desde su formación médica, sancionando desde los consejos y colegios médicos, y mejorando la comunicación entre pacientes y personal de salud.

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3 Comments Add yours

  1. Stephane dice:
    septiembre 19, 2021 a las 15:11

    Hola! En la versión movil para iphone usando Safari las gráficas no se desplazan bien y tapan el texto lo que hace la lectura dificil. Saludos!

    Responder
  2. Vanessa Materan dice:
    abril 14, 2022 a las 01:12

    Tuve un caso de violencia obstetricia que me gustaría denunciar. Tuve a mi hijo en el hospital español de la cdmx y se me negó su acceso a verlo por casi 3 semanas por razones que no son justificables.

    Responder
  3. Pingback: Impunidad en Violencia Obstétrica: no hay sentencias

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