En 2022 fue registrado el mayor número de muertes fetales de los últimos cuatro años.
“Te sientes sola. Te da hasta pena salir y que te vean sin tu hijo después de que te vieron embarazada” Sandy Fuentes, mujer que sufrió la muerte de su hija “Helen”.
“Es muy raro encontrar un hospital con espacios para generar recuerdos con ese hijo y que pueda entrar el resto de la familia”
Claudia Figueroa, enfermera e investigadora de las muertes fetales por parte del Colegio de Sonora.
Las muertes fetales y perinatales en México han aumentado durante los últimos cuatro años. ¿Qué pasa en el sistema de salud? ¿Cómo sobrellevan el duelo las familias que atraviesan por esta situación?
A los 25 años, Diana experimentó un embarazo sin complicaciones hasta que, a las 33 semanas, notó que su bebé dejó de moverse. “Acudí a un médico particular, quien hizo un ultrasonido indicando que todo estaba bien, pero sugería que la bebé había cambiado de posición. Aunque regresé a casa, sentía que algo no estaba bien y fui a mi clínica, donde tras esperar mucho tiempo, confirmaron que la bebé no tenía latido. Después de diversas evaluaciones y confusiones, finalmente me programaron para una cesárea de urgencia, pero la bebé ya había fallecido. Pasé horas en el hospital, sin información ni apoyo emocional, y finalmente di a luz a mi bebé sin vida”, dice en entrevista con Serendipia.
En México, la experiencia de Diana no es única: durante 2022 fueron registradas 25 mil 41 muertes fetales en el país: el mayor número en los últimos cuatro años, de acuerdo con los datos de defunciones registradas en el país del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La entidad federativa que presentó la tasa más alta el año pasado fue el Estado de México, con cuatro mil 280 casos, mientras que la tasa más baja se registró en Campeche con 137 casos.
Defunciones fetales y perinatales (tasa)
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Aunque en promedio ocurren 68 muertes fetales al día en México, “la sociedad aún no sabe usar las palabras correctas, ni ayudar” a las familias que pasan por este duelo, dice Sandy Fuentes, integrante de Miss-Eca Ixtapaluca, Red de apoyo ante muerte gestacional y la niñez temprana.
Ejemplo de esto es que ni las licencias de maternidad ni los permisos de paternidad en el país contemplan un periodo de descanso para las personas que han pasado por este proceso. Si no hay un bebé, deben regresar a trabajar de inmediato.
Por eso han sido presentadas iniciativas de reforma a la Ley General de Salud y a la Ley Federal del Trabajo para asegurar una atención digna y garantizar los derechos laborales de las madres y los padres en los casos de muerte fetal y perinatal. La más reciente es la “Ley Olivia”, presentada en octubre de 2023 por la diputada Mariana Nassar del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuya hija (Olivia) murió en estas circunstancias.
En la mayoría de las muertes fetales no hubo ni una consulta prenatal
En el mundo ocurre una muerte fetal cada 16 segundos, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés). Esto significa que cerca de dos millones de bebés nacen muertos cada año.
Como en el caso de Diana, muchas de las mujeres que pasan por esta situación no reciben un trato digno tanto en hospitales públicos como privados.
La Organización Mundial de la Salud(OMS) recomienda que durante la atención prenatal las mujeres tengan por lo menos ocho consultas. Esta medida, dice la OMS, ayudaría a reducir las muertes perinatales. Pero en México, durante 2022, la mayoría de las mujeres (15.32 por ciento) cuyo hija o hijo murió antes de nacer o durante la primera semana de vida no tuvo ni una consulta prenatal, según los datos del Inegi.
Muertes fetales y perinatales por número de consultas que recibió la madre
Estas muertes también pueden ser prevenidas por medio de la planeación y preparación del embarazo, de acuerdo con la ginecóloga Karina Arroyo. “Cuando las mujeres se enteran de que están embarazadas, deben acudir a consultas, para que se les hagan los ultrasonidos correctos y los tamizajes de diabetes u otras enfermedades que puedan incrementar los riesgos de salud en su bebé”, dice la especialista.
Pero, ¿por qué la mayoría de estas mujeres no tuvo ni una consulta prenatal? Los datos del Inegi muestran que la mayoría de las mujeres (56.03 por ciento) que sufrieron una muerte fetal en 2022 no estaba afiliada a ningún servicio de salud pública. El 31.47 por ciento estaba afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS ) y el 5.15 por ciento, a algún otro servicio de salud equivalente al Seguro Popular.
Afiliación de la madre a servicios de salud en casos de muerte fetal y perinatal
No obstante, el estar afiliada a un servicio de salud no garantiza que se podrá evitar la muerte fetal o perinatal. Por ejemplo, Diana estaba afiliada al IMSS y recibió atención médica deficiente que culminó en la muerte de su hija. Como en su caso, el 24.74 por ciento de las muertes fetales o perinatales en 2022 ocurrieron en un hospital o clínica del Seguro Social. Pero esta no fue la institución con el mayor porcentaje de casos: las instalaciones de la Secretaría de Salud (SSa) concentraron el 48.34 por ciento de los casos durante el año pasado.
Muertes fetales y perinatales por servicio de salud en donde ocurrieron
Pero, sin importar la institución que brinda los servicios de salud, las mujeres que han pasado por una pérdida de este tipo coinciden en que el trato del personal durante y después de la muerte de sus hijas e hijos es deficiente.
“Los hospitales deben construir una nueva área en el hospital para las mujeres que han pasado por esta situación. En Guadalajara están haciendo salitas especiales para las mujeres, a esto le llaman código mariposa”, dice Diana.
Pero mientras las políticas públicas no establezcan los protocolos necesarios, nada cambiará, dice Claudia Figueroa Ibarra, jefa de Departamento de Enfermería de la Universidad de Sonora.
Las investigadoras coinciden en que las mujeres que pasan por la muerte fetal o perinatal de uno de sus hijos deben recibir un trato adecuado en los hospitales, que consiste en acompañamiento emocional con la capacitación adecuada del personal médico, junto con una explicación clara y sencilla de lo que te está sucediendo. Además, tienen derecho a recibir información sobre libros, contactos de psicólogos y tanatólogos o grupos de apoyo para contactar y recibir acompañamiento al salir del hospital.
La culpa de haber perdido a un bebé y la posibilidad de transformar el duelo
“Es un duelo muy complejo que puede durar años. Pero siempre va a haber cosas y disparadores que durante toda tu vida te van a conmover”, dice Erika Ortiz, organizadora del grupo Alianza Mexicana de Duelo Gestacional y Perinatal y madre que sufrió la muerte de su primer y tercer hijo.
Sandy Fuentes, por ejemplo, recuerda que a ella le daba mucha vergüenza haber estado embarazada y que después la vieran sin un bebé. Las mujeres que han pasado por este duelo coinciden en que parte de ellas siente que fue su culpa que su hija o hijo haya muerto. Pero los datos muestran que la mayoría de estos casos fueron atendidos por personal médico especializado: esto ocurrió en el 70.52 por ciento de las muertes fetales y perinatales en 2022. En menos del uno por ciento de los casos (0.43 por ciento) las mujeres fueron atendidas por parteras.
Muertes fetales y perinatales por persona que atendió el parto
De acuerdo con Claudia Figueroa, las causas detrás de las muertes fetales pueden ser muy variadas y “tiene que ser algo muy visible para que te des cuenta”. Es decir que incluso llevando un control estricto del embarazo, el problema puede pasar desapercibido.
Tanto Sandy como Erika buscaron ayuda psicológica profesional tras la muerte de sus hijos. Erika comparte que dentro del proceso de duelo posterior a una muerte fetal o perinatal, la lactancia materna representa una oportunidad para empezar a sanar.
Las mujeres que sufren la muerte de sus hijos, también se tienen que enfrentar a la lactancia que viven después de haber vivenciado la muerte de su bebé. Pueden ser administrados medicamentos para “cortar” la leche, pero en algunos países hay protocolos para donarla o transformarla en objetos como joyas, dice Erika. Esto demuestra que no es necesario quitar todo lo que te duele, sino transformarlo.
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