El Caníbal de Puebla conmocionó a La Resurrección en junio de 2023. Montserrat Ánimas fue víctima de un feminicidio brutal perpetrado por su esposo Álvaro Semita. Violencia doméstica, una huida desesperada y confesiones macabras revelan una búsqueda de justicia aún no consumada.

En junio de 2023, Álvaro Semita, conocido como “El caníbal de Puebla”, asesinó a su esposa Montserrat. A cinco meses de este suceso, Montserrat y su familia aún no tienen justicia.

Montserrat tenía 38 años y cinco hijas de 13, 15, 19, 20 y 22 años. A finales de junio, huyó de la casa en donde vivía con su pareja, Álvaro Semita, porque este la había amenazado con un machete. Pero la familia de su esposo la encontró y la obligó a regresar a vivir con él.

Un día después Álvaro la mató y la descuartizó. Pero eso no fue todo: también se comió algunas partes del cuerpo de Montserrat. Días después Álvaro llamó a las hijas de Montserrat para confesar su crimen y el motivo por el que lo hizo: el diablo se lo ordenó.

¿Qué se sabe sobre la relación de Montserrat y Álvaro?

El matrimonio entre Montserrat y Álvaro, que se consolidó en 2022, estaba marcado por la violencia y el abuso. María Alicia, la madre de Montserrat, relató que Álvaro dejó de trabajar en un punto, colocando la carga económica sobre los hombros de Montserrat, quien además debía proporcionarle dinero para comprar drogas. La familia intentó persuadir a Montserrat para que abandonara a Álvaro debido a la violencia doméstica, pero sus esfuerzos fueron en vano.

El día antes del feminicidio, Álvaro intentó atacar a Montserrat con un machete, llevándola a buscar refugio en casa de su familia. Sin embargo, fue encontrada y obligada a regresar a La Resurrección. Este no era el primer episodio de violencia, ya que Montserrat ya había abandonado el hogar en el pasado debido a la conducta agresiva de Álvaro.

El feminicidio de Montserrat

El 1 de julio, Álvaro confesó haber asesinado a Montserrat después de que esta se negara a tener relaciones sexuales. Según su declaración ante la policía municipal, Álvaro la atacó primero con un picahielo, pero al encontrar su piel demasiado gruesa, optó por golpearla en la cabeza hasta dejarla inconsciente. Posteriormente, la descuartizó y cometió el atroz acto de consumir partes de su cuerpo.

La familia de Montserrat se enfrentó a numerosos obstáculos legales y burocráticos en busca de justicia. La Fiscalía de Puebla compartió avances del caso, informando que Álvaro fue inicialmente vinculado a proceso por infracciones al reglamento de inhumaciones y exhumaciones antes de enfrentar cargos por el feminicidio. El 12 de septiembre, casi tres meses después del feminicidio, se logró la vinculación a proceso por este delito, que en Puebla conlleva una pena de 40 a 60 años de cárcel.

¿El culto a la Santa Muerte alteró el estado mental de Álvaro?

La macabra conexión de Álvaro con la Santa Muerte se revela en sus declaraciones sobre escuchar voces, específicamente la del diablo, que supuestamente le ordenaron matar a Montserrat. La familia de Montserrat sostiene que Álvaro adora a esta entidad, y aunque algunos informes sugieren que Montserrat también estaba involucrada en este culto, la verdad sobre su participación sigue siendo incierta.

Los alegatos sobre el estado mental de Álvaro agregan una capa adicional de complejidad al caso. Mientras su familia argumenta que debería ser catalogado como alguien con problemas mentales que estaba “poseído” durante el ataque, se ha informado que Álvaro había consumido drogas antes de cometer el feminicidio.

¿Qué pasará con el caníbal de Puebla?

En diciembre de 2023, Álvaro aún no ha sido condenado por sus delitos, y la familia de Montserrat continúa esperando por la justicia que tanto anhela. Al mismo tiempo, los familiares de la mujer temen represalias, alegando que el edil de La Resurrección, aparentemente relacionado con Álvaro, podría estar protegiéndolo.

En un acto final de despedida, la familia de Montserrat logró sepultar sus restos el 7 de noviembre en el municipio de la Junta Auxiliar de San Salvador Chachapa del municipio de Amozoc, Puebla. Sin embargo, el hecho de que solo pudieran recuperar el 20 por ciento de su cuerpo subraya la brutalidad y la complejidad de este caso que ha dejado una marca indeleble en la comunidad de La Resurrección y más allá.