La homofobia en el fútbol y el equipo mexicano que busca desafiarla

El Club Muxes es el primer equipo LGBTTTIQ+ en el fútbol profesional en México. Ellos, así como decenas de equipos de la categoría libre, han creado sus propios espacios para poder jugar este deporte. Sin embargo, aún existe homofobia en el fútbol. 

Homofobia en el fútbol

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El Club Muxes es el primer equipo LGBTTTIQ+ en el fútbol profesional en México. Ellos, así como decenas de equipos de la categoría libre, han creado sus propios espacios para poder jugar este deporte. Sin embargo, aún existe homofobia en el fútbol. 

La homofobia en el fútbol profesional mexicano existe en las gradas, bancas y en la cancha. Consiste en comentarios, insultos, descalificaciones, cantos y el grito homofóbico por el que la Federación Mexicana de Fútbol ha sido sancionada 17 veces con multas que suman 656 mil 400 dólares. 

Esta expresión fue normalizada durante años, hasta que llamó la atención de autoridades internacionales del balompié durante el Mundial de Brasil 2014. Y es que los estatutos de la FIFA señalan que “está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por su origen étnico, sexo, lenguaje, religión, política o por cualquier otra razón, y es punible con suspensión o exclusión”.

Pero ese grito no es la única expresión de la homofobia en el fútbol mexicano y mundial. En nuestro país ningún jugador de primera división masculina se ha proclamado homosexual públicamente, ya sea por temor a ser señalados, o a perder contratos y a ser víctimas de violencia, explica el medio de comunicación deportivo Apuntes de Rabona

Realmente hay pocos jugadores homosexuales en las principales ligas de balompié internacional. ¿Qué pasa si hablan del tema? Hay casos como el de Justin Fashanu, jugador homosexual que en 1990 habló públicamente sobre su sexualidad y fue víctima de homofobia en el fútbol. Salió del equipo donde jugaba y se suicidó en 1998

“Yo creo que sigue el encasillamiento de que el fútbol es nada más para los machos, incluso eso se ve reflejado en la disparidad con las jugadoras mujeres. Los hombres creen que el fútbol es para ellos y debe ser jugado por hombres (heterosexuales). Por eso es difícil que los jugadores profesionales salgan del closet, porque los etiquetan, los encasillan y ya no los dejan jugar. Ese es el temor, que si hablan de su sexualidad se acaba su carrera deportiva”, dice Jesús Trejo, jugador gay de 49 años de edad, en entrevista con Serendipia

Entonces, la homofobia en el fútbol está normalizada en diversas expresiones. Pareciera que la comunidad LGBTTTIQ+ no tiene lugar en el fútbol mexicano, pero sí lo tiene, gracias a que ellos mismos lo han creado, porque de no hacerlo sería casi imposible que jugaran fútbol. 

El fútbol LGBTTTIQ+: un espacio seguro

Las personas pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+ han creado sus propias puertas para ingresar al mundo del fútbol, ya sea a nivel profesional o en la categoría libre. De hecho desde hace más de 20 años existen equipos representantes de la diversidad sexual dentro de la categoría libre. 

Estos equipos se conforman con el objetivo de jugar fútbol de forma segura y de ser cobijados por su comunidad; son espacios para desarrollarse en el deporte y para que tengan la libertad de ser ellos mismos. Así ha sido para Jesús Trejo Hernández, jugador gay de 49 años de edad, que debutó en el fútbol categoría libre hace 21 años. 

El fútbol significa mucho en la vida de Jesús Trejo. Desde pequeño jugaba “cascaritas”, pero hasta los 28 años de edad jugó fútbol en un equipo familiar, dentro de un torneo de la categoría libre. 

Durante los siguientes seis años, Trejo dejó de jugar continuamente. No obstante, ingresó por primera vez a un equipo LGBTTTIQ+ en el 2007. “Una amiga me invitó a verla jugar en una liga gay, el equipo se llamaba Arsenal. Me invitaron a jugar con ellos y acepté, me quedé en el equipo”, dice. 

Él y sus amigos formaron parte del equipo Arsenal por años, hasta que decidieron crear su propio equipo LGBTTTIQ+ para representar a la comunidad con orgullo. Fue así como surgió el Club Muxes en el 2018. 

La “marea rosa”, como se denomina el Club Muxes, nació en diciembre del 2018 en la Ciudad de México, con la intención de abrir un espacio para que todos los géneros y disidencias sexuales se puedan desarrollar en el fútbol.  

El nombre del club está inspirado en los Muxes de Juchitán, Oaxaca. Los muxes, también conocidos como el tercer género, son una sociedad indígena que nacieron biológicamente hombres pero que adoptan roles de mujeres, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).  

El Club Muxes debutó en la categoría libre de fútbol 7 en el 2018. El equipo está conformado por jugadores mayores de 20 años, de hecho, el futbolista más longevo del club tiene 63 años. Del total de jugadores, el 94 por ciento de ellos son integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+. 

Fue así que el Club decidió profesionalizarse en el 2019 y un año después se inscribió en la Tercera División Profesional del fútbol mexicano (TDP). Así se convirtieron en el primer equipo de fútbol profesional incluyente en México y representativo de la Comunidad LGBTTTIQ+. Actualmente cuentan con una escuela de formación y con una categoría femenil. 

Es la primera vez en la historia del fútbol mexicano que un equipo profesional representa a la comunidad LGBTTTIQ+. Para Muxes esto es un gran paso en la visibilización de la diversidad sexual, pero para otras personas, en especial hombres, esto no debe ocurrir. 

Violencias en el fútbol

La comunidad tuvo que crear su propio espacio para jugar fútbol, pero este no es bien visto por equipos rivales heterosexuales. Muxes, de la categoría libre, no siempre juega en ligas LGBTTTIQ+, en muchas ocasiones se inscriben a ligas no incluyentes, porque consideran que el fútbol es para todos. Sin embargo, ahí han sido víctimas de homofobia, que va desde insultos hasta violencia física. 

“Hace 15 días un equipo rival nos dijo ‘¿Cómo un gay va a poder más que yo?’ Pero nosotros no caemos en actos de provocación, porque al final les molesta que les ganemos en la cancha”, dice Trejo. 

“Hace tres semanas un compañero sufrió una agresión en un partido. La liga donde jugamos no hizo nada, porque para ellos primero está el ganar dinero con el arbitraje, antes de que haya una sanción. Ese equipo ahora está jugando los cuartos de final; le da lo mismo a la liga, se hizo el reporte y no pasó a mayores”, cuenta Trejo. 

En realidad los comentarios homofóbicos sólo son una parte de la violencia que sufren en los juegos, en una ocasión el equipo rival golpeó a jugadores de Muxes sólo por su orientación sexual. 

“En abril del 2022 los jugadores se pusieron muy violentos porque les íbamos ganando y comenzaron a agredirnos. Sucedió en la Liga R Márquez. Al director deportivo lo patearon en la pierna y en las costillas, a mí me dieron un puñetazo en la cabeza, además patearon al portero y a un compañero de la porra. Nos gritaban groserías, decían miles de cosas. Sentí mucha impotencia porque eran varios los que nos estaban agrediendo”. 

Muxes interpuso una queja ante la dirección de la liga R Márquez, pero no pasó nada, no se penalizó. “Lo peor del caso es que las ligas permiten este tipo de violencia y no los sacan del torneo”, dice Trejo. 

En otra ocasión el equipo dejó un torneo porque fueron víctimas de homofobia por parte del arbitraje. “Estaban en contra de nosotros, sufrimos insultos y también nos marcaban mal las faltas. No pudimos seguir tolerando eso, y nos dimos de baja por sus actos de discriminación”, dice Marco Almaraz, director de comunicación del Club Muxes, en entrevista con este medio digital. 

No sólo hay homofobia en el fútbol categoría libre, también en el profesional. “Hemos sido víctimas de actos de homofobia en las tres categorías. En el torneo de debut de la tercera división en el 2020 se dio el primer acto de homofobia. Tanto directores técnicos, jugadores y afición hicieron el grito homofóbico”, cuenta Almaraz. 

“En nuestro primer torneo en el 2020, en la jornada 5 o 6, fuimos de visita a Cuautitlán Izcalli en Ciudad de México, y el árbitro central se metió con nuestros jugadores y los insultó despectivamente. Nos molestó mucho porque el encargado de impartir la justicia es quien ejerce la violencia. No hubo sanción para él”, dice Almaraz. 

¿Qué pasa con la homofobia en el fútbol?

En la categoría libre del fútbol mexicano no proceden las quejas contra las agresiones hacia la comunidad LGBTTTIQ+. “Se supone que hay un comité de sanciones, pero deberían verlo en serio, que las agresiones no se pueden permitir, las están normalizando. Tienen que hacer reglamentos y acatarlos, para poner el ejemplo, porque no hacen nada”, dice Jesús Trejo. 

Ante la falta de respuesta de las autoridades deportivas, el Club Muxes brinda apoyo psicológico a los jugadores para que los comentarios no les afecten emocionalmente. 

“Se les da capacitación psicológica a los jugadores porque sufren de homofobia. Se habla con ellos que nuestro mensaje es de respeto. No podemos contestarles (a quienes los agreden) con un golpe, porque estamos llevando el ejemplo de inclusión, de tolerancia y de respeto. Les contestamos en la cancha: no dándoles el balón, siendo mejor que ellos y ganándoles”, dice Marco Almaraz. 

El Club Muxes ha respondido con resultados en todas las categorías. La tercera división obtuvo el primer lugar nacional entre más de 200 equipos de la tercera división profesional, fue catalogado como la mejor ofensiva y mejor defensiva, pues no perdieron en 40 partidos consecutivos. 

Mientras que la categoría libre ganó la Copa Colima LGBT en el 2022 y el equipo femenil, resultó campeón en la Liga Mayor Femenil y con ello ingresaron a la primera división de esa liga. 

“Tenemos un entrenador que nos mentaliza de una forma muy competitiva, nos hace trabajar aspectos mentales, físicos, deportivos. Tenemos que competir sanamente y hacer buen fútbol. También tenemos un psicólogo deportivo. Entrenamos martes y miércoles, cada semana, son entrenamientos dinámicos y los resultados los vemos en la cancha”, dice Trejo. 

La comunidad LGBTTTIQ+ demuestra que el fútbol es para todos, y que el talento no es específico de un género, sino de quien sepa jugar. Lamentablemente, aún cuando los resultados muestran que la comunidad LGBTTTIQ+ puede jugar fútbol de forma extraordinaria, los comentarios de la afición, jugadores y cuerpo técnico masculino siguen siendo misóginos. 

“Vamos muy atrasados en cuestión de homofobia. Siempre hay reacciones de me divierte o me enoja cuando se habla de nosotros en los medios de comunicación. Desde ahí nos damos cuenta que al fútbol le hace falta mucha tolerancia, piensan que por ser de la comunidad no sabemos jugar fútbol.Pero nuestros resultados demuestran que el fútbol es para todos, para los que saben jugar, el balón no discrimina. El machismo y la homofobia abundan en el fútbol mexicano porque hace falta información”, concluye Almaraz. 

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