Espiral del silencio: redes sociales, de la libertad a la autocensura

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Quizá como a mí, a ustedes les sucede cada vez más a menudo que en sus reuniones familiares, con amigos o colegas, han dejado de expresar sus posturas, opiniones y preferencias electorales. Poco a poco hemos dejado de hablar de política, partidos, elecciones y candidatos, y es que seguramente esas pláticas sobre pasaron de un diálogo sobre la diferencia, a discusiones inertes e interminables.

Esto también se replica en las redes sociales, donde una parte importante de los cibernautas preferimos ni mencionar temas políticos ante el riesgo de una avalancha de cuestionamientos y burlas, hasta insultos y agresiones. ¿Por qué nos inhibimos de esa manera cuando en la época electoral es cuando más tenemos que escuchar, opinar y proponer?

Este fenómeno ha sido analizado por décadas desde la perspectiva de la opinión pública como forma de control social, la teoría es conocida como “la espiral del silencio”[1].

Se trata de un proceso en el que los individuos adaptan sus opiniones y comportamiento a la opinión que se establece o percibe como actitud predominante en la sociedad, mientras que la opinión contraria a la mayoritaria se inhibe en tanto podría llevar al individuo al rechazo social. De este modo se genera un espiral en el que la opinión minoritaria se autocensurará progresivamente mientras perciba que la opinión contraria prevalece y crece.

Uno de los supuestos básicos de esta teoría es que los seres humanos tenemos miedo al rechazo y aislamiento social, razón por la cual antes de expresar nuestra opinión, buscamos conocer cuál es la opinión que prevalece en la mayoría, luego entonces tomamos la decisión de en qué sentido opinar.

En este proceso exploratorio, la percepción sobre la opinión prevaleciente es fundamental. Supongamos que hay dos opiniones contrarias que tienen el mismo nivel de apoyo, pero si uno de los grupos tiene mayor disposición a dar su opinión abiertamente, se generará la percepción de que ese grupo es mayoritario, lo que podría desencadenar el ciclo de la espiral del silencio. En este proceso el rol del “núcleo duro” es de vital importancia, puesto que se trata de individuos que a pesar de percibirse como minoría se sostienen y reafirman hasta el final

En la búsqueda de la opinión prevaleciente, los medios de comunicación y las redes sociales juegan un rol fundamental porque pueden influir en el comportamiento de los individuos – de ahí que la guerra de encuestas electorales esté desatada -.

De acuerdo con un estudio de Pew Internet Research, “las redes sociales afectan a la opinión pública, creando un efecto muy parecido a la espiral del silencio: si un usuario encontraba que su opinión sobre un tema era contraria a la de su comunidad virtual, entonces no la publicaría…”[2] Se comprobó que crecientemente las personas prefieren no expresar sus opiniones, para evitar ser acosadas.[3].

Y es que, cuántos de nosotros no hemos recibido críticas, burlas, agresión, acoso, y expresiones de odio en las redes sociales derivado de haber expresado una postura u opinión. Ante la intolerancia, violencia e incluso el linchamiento virtual es lógico que muchos deseen ya no expresarse.

¿Qué vemos ahora en época electoral en las redes sociales? Hay que reconocer que sí podemos leer y escuchar opiniones libres, la promoción de causas nobles y justas; pero también vemos crecientemente a bots y trolls que difunden odio para derrotar al adversario, vemos la propagación de fake news, vemos denostación, agresiones y linchamiento que empañan estos espacios, a la política y al ejercicio democrático.

Las redes sociales que se abanderaron como símbolo de libertad, como medio para la libre expresión de ideas, se han convertido en una arena de lucha infértil; no deja de sorprender que progresivamente en estos espacios sea difícil sentirse libre para expresarse.

¿A qué nos enfrentamos, se trata acaso de un problema generado por las herramientas digitales que tenemos ahora a nuestro alcance? No lo creo, si bien las redes sociales pueden perfeccionarse para evitar malas prácticas, la realidad es que el fenómeno es complejo y debe de abordarse desde varios frentes.  

Mucho tenemos que hacer para encaminarnos hacia la civilidad; para que desde la política se convenza con argumentos y se difunda información desde la virtuosidad, y no desde el odio y el miedo; los cibernautas tenemos mucho que hacer al dialogar con respeto, civilidad y tolerancia.

Hagamos lo que nos corresponde.

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[1] Concepto acuñado por la politóloga alemana Elisabeth Nöelle-Neumann.

[2] Vázquez, R. (2014). Redes sociales y la espiral del silencio. [Forbes] Recuperado de https://www.forbes.com.mx/redes-sociales-y-la-espiral-del-silencio/

[3] Forbes. (2018). Odio y violencia presentes en las redes sociales. Recuperado de https://www.forbes.com.mx/el-odio-en-las-redes-sociales/

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Laura Enríquez Colaboradora de Integridad Ciudadana AC. Especialista en relaciones gubernamentales y Poder Legislativo, se ha desempeñado como Directora de Enlace con los Poderes Legislativo y Judicial en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI); como Coordinadora Técnica de Consejería, en el INE; Secretaria Técnica en la Cámara de Diputados y en el Instituto Mexicano de la Juventud; y como asesora para la Reforma Política del Distrito Federal en la Asamblea Legislativa. Ha sido conferencista y autora de publicaciones editoriales en materia de transparencia, sistema electoral mexicano, partidos políticos y Poder Legislativo.

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