Durante la pandemia de COVID-19, el acceso a la salud de personas que viven con enfermedades crónicas estuvo limitado. Algunas de ellas tuvieron que aplazar consultas y procedimientos durante meses, además de que algunos medicamentos no pudieron ser surtidos.
Este reportaje es parte de “Víctimas Paralelas: las afectadas de las que no se habla”, un proyecto de Serendipia/PODER.
El acceso a la salud durante la pandemia de COVID-19 en México estuvo limitado. Al abuelo de Daniela le fue diagnosticada diabetes a los 40 años. Ahora tiene 80 años y acude a consultas de control en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla. Antes de la pandemia, sus consultas eran bimestrales, pero a partir de 2020 ha podido agendarlas cada cuatro o cinco meses: “En enero de 2020 tuvo una consulta rutinaria y la siguiente fue en mayo de ese año”, dice Daniela en entrevista con Serendipia.
Además, Daniela dice que desde hace un año y medio existe un desabasto de medicamentos en la clínica dos del IMSS en Puebla, en donde su abuelo es atendido. Desde que fue diagnosticado, su abuelo debe tomar Metformina (un medicamento que ayuda a controlar la cantidad de glucosa en su sangre) tres veces al día.
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, el IMSS no le ha surtido este medicamento (que toma desde hace 40 años) al abuelo de Daniela. La familia decidió acudir a una institución privada de salud para que pueda tener las consultas en tiempo y forma, y en donde además le recetan la Metformina.
Pero este medicamento debe pagarlo la familia. Daniela dice que ahora hacen un gasto extra de dos mil pesos mensuales, una cantidad que no tenían contemplada, ya que en el IMSS tenía derecho a recibir medicamentos y revisiones médicas cubiertas por el seguro.
En México el 73.5%, de la población (92.5 millones de personas) está afiliada a servicios de salud. De estos, el 97.7% están afiliadas a algún servicio público, mientras que el 2.3% restante a seguros o servicios privados, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En primer lugar está el IMSS con 51 por ciento, seguido por Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) o Seguro popular con 35.5 por ciento. Mientras tanto, el 8.8 por ciento está afiliado al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o ISSSTE estatal y el 1.3 por ciento, a Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Solo el 2.8 por ciento de los derechohabientes a nivel nacional lo son en instituciones privadas, de acuerdo con los censos del Inegi. De esta manera, el hecho de que instituciones como el IMSS no tengan la capacidad de surtir medicamentos o garantizar el acceso a consultas, afecta a más del 90 por ciento de la población.De acuerdo con el Sistema de Información de la Secretaría de Salud (Sinaiscap) el registro de servicios otorgados, es decir las consultas externas, muestra que a nivel nacional en el año 2019 hubo un total de 88 millones 803 mil 800 consultas y en 2020, un total de 42 millones 652 mil 925 consultas. El 2019 y 2020 que es referente a un año antes y al inicio de la pandemia, hubo una disminución del 51.96 por ciento, además el total de consultas de 2020 es el menor registro desde el año 2000.
La situación en Puebla es similar: mientras que 2019 hubo cinco millones 560 mil 639 consultas, en 2020 solo fueron registradas dos millones 342 mil 434 consultas. Es decir, hubo una disminución de 57.87 por ciento y al igual que a nivel nacional, el registro del año 2020 es el menor desde hace 10 años.
No solo es la diabetes
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades crónicas también conocidas como enfermedades no transmisibles (ENT) tienden a ser de larga duración y resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales. Dentro de las principales enfermedades crónicas se encuentran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes.
“Por la pandemia cerraron la clínica donde mi abuelo se atendía y la doctora que siempre lo ha atendido se contagió (de COVID-19) y a mi abuelo no le pudieron asignar otro médico”, dice Daniela. Además, desde hace un año y medio su abuelo no cuenta con el medicamento que necesita. Daniela menciona que en otras clínicas no cuentan con suficiente medicamento y a todos esos pacientes los están atendiendo en la clínica dos “mi abuelo es atendido en esta clínica desde hace tiempo y como existen más pacientes que requieren el mismo medicamento, desde hace un año y medio mi abuelo no ha estado recibiendo su medicamento por el desabasto que está ocurriendo”.
La falta de medicamento ha provocado que su presión suba y esto ya dañó su cerebro, de acuerdo con Daniela. Por esto, la familia decidió comprar el medicamento además de asistir a una institución privada para las revisiones médicas que requiere, lo que supone un gasto de aproximadamente dos mil pesos mensuales.
Pero los pacientes con diabetes no son los únicos cuyo acceso a la salud durante la pandemia ha sido limitado. Lo mismo ocurre con otras enfermedades crónicas. El doctor Salvador Macías Díaz, especialista en oncología médica en la Unidad Médica Onco-hematológica de Puebla y en el IMSS de Pachuca, Hidalgo, comenta que en el caso de los pacientes con cáncer hubo retrasos en los diagnósticos porque los servicios que inician el protocolo de diagnóstico estaban cerrados durante la emergencia sanitaria (principalmente durante 2020) y solo se atendían urgencias. El especialista menciona que cuando un paciente llega al oncólogo, en la mayoría de los casos ya cuenta con un diagnóstico y lamentablemente antes de llegar a este deben pasar por varios servicios para detectar la enfermedad. Estos son precisamente los servicios que fueron suspendidos durante la emergencia sanitaria.
El doctor Macías trabaja en el sector público y privado, y dice que en el sector público “lamentablemente los pacientes ya llegaron con enfermedades muy avanzadas donde las posibilidades de curación disminuyen de forma considerable y las posibilidades de complicación son muy grandes”.
En la clínica 1 del IMSS de Pachuca, Hidalgo, el doctor comenta que desde hace dos años ha podido observar que existe desabasto de medicamentos y los pacientes tienen dos opciones: comprarlos con sus propios recursos o llevar un tratamiento incompleto. Esto resultaba en menor efectividad en la terapéutica “sobre todo el primer año de pandemia hubo un gran desabasto, y aunque en el último año se ha podido regularizar sigue habiendo un desabasto importante en el sector público”, dice el doctor.
Además, Macías afirma que durante la pandemia muchos médicos fallecieron por COVID-19 y hubo muchos otros que optaron por no dar consultas. “Fue una situación muy compleja, la atención primordial se le estaba dando a los pacientes con COVID-19 y los pacientes con otras enfermedades eran atendidos sólo si se trataba de algo estrictamente urgente o necesario”. El oncólogo apunta que esto era especialmente delicado porque las personas con enfermedades crónicas son más susceptibles a contagiarse de COVID-19 y a que esta enfermedad se complique.
Asimismo, hizo énfasis en que la recomendación que siempre hace como oncólogo es que los pacientes con cáncer se vacunen sin importar que se encuentre en tratamiento con quimioterapia o con algún tipo de medicamento. Existen algunas excepciones como que el paciente tenga una cirugía programada pronto o esté en el periodo post-operatorio. En estos casos se recomienda esperar un poco ya que la vacuna llega a provocar un poco de fiebre o algunas alteraciones y se podría confundir con alguna infección o reacción de la cirugía.
Exceso de mortalidad en México
En 2020, el exceso de mortalidad en México llegó a 43.6 por ciento. De acuerdo con el Inegi, en ese año se esperaba que murieran 749 mil 496 personas, pero durante todo el año fallecieron un millón 86 mil 743 personas.
Esta fue la primera vez en la que México registró más de un millón de defunciones durante un año desde que se tiene registro.
Y el exceso de mortalidad no se detuvo. Durante el primer semestre de 2021 fueron registradas 579 mil 596 muertes en el país, de acuerdo con las estadísticas preliminares de defunciones preliminar del Inegi. Con este registro, México ya acumula un millón 649 mil 312 muertes, de acuerdo con el Inegi. El pronóstico para este lapso era de un millón 116 mil 482 defunciones, por lo que el exceso de mortalidad por todas las causas es de 532 mil 549 muertes, lo que equivale al 47.7 por ciento.
Aunque el exceso de mortalidad se ha mantenido, existe una diferencia importante entre las defunciones registradas en ambos años: mientras que en 2020 la primera causa de muerte en el país fueron las enfermedades cardiacas, en 2021 la COVID-19 la desplazó y se posicionó como la causa de muerte tanto en hombre como en mujeres a nivel nacional.
De acuerdo con los datos preliminares del Inegi, en el primer semestre del año pasado fueron registrados 145 mil 159 fallecimientos por COVID-19 en el país, por lo que esta enfermedad superó a las condiciones cardiacas y a la diabetes como causa de muerte en México en este periodo. Y es que en este lapso fueron registradas 113 mil 899 defunciones por enfermedades del corazón y 74 mil 418 muertes por diabetes mellitus.
Las enfermedades crónicas como la diabetes mellitus y las enfermedades del corazón se posicionaron en segundo y tercer lugar en las principales causas de muerte en México.
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