En octubre de 2017, Mariana vivía en el municipio de Nazahualcóyotl, Estado de México, con Enrique, quien entonces era su pareja. Ambos tenían un bebé de ocho meses, y con ellos vivían también los dos hijos que Mariana había tenido en una relación anterior.
Mariana y Enrique había planeado mudarse de departamento, por lo que Enrique hizo los arreglos para que el 10 de octubre de 2017 una mudanza se llevara sus muebles al nuevo domicilio. A las 10 de la mañana llegaron dos hombres con una camioneta, todo estaba listo para empezar la mudanza.
Después de que los muebles fueron llevados a la camioneta, Mariana se quedó sola con su bebé para limpiar las paredes del departamento. “En ese momento, uno de los sujetos que contrató Enrique me tomó por la espalda y comenzó a golpearme. Enrique sacó a mi bebé de la andadera y yo le pregunté por qué se llevaba a mi hijo. Entonces el otro hombre me puso un trapo con cloroformo que me cubrió toda la cara, mientras el otro hombre me pateaba. Pensaron que me había quedado ahí muerta”.
Un par de horas después, Mariana despertó y logró salir del departamento para pedir ayuda. El hombre que les rentaba el inmueble la vio y llamó a una patrulla. “Solo me hicieron una revisión rápida y me dijeron que tenía que levantar la denuncia, por lo que me llevaron al Ministerio Público”.
Una vez ahí, la única denuncia interpuesta fue por lesiones. “No quisieron levantar la Alerta Amber”, recuerda Mariana. “No quisieron hacer absolutamente nada, dijeron que solo había sido un pleito sentimental entre nosotros. Me dijeron que regresara a mi casa, no me dieron atención médica. Me llevaron con un perito que me dijo que no era nada grave, que la sustancia que me habían puesto se quitaba en unos minutos”.
Ha pasado un año desde entonces y el rostro de Mariana todavía muestra las secuelas de aquel día: quemaduras y problemas de visión y respiración. El peritaje hecho por las autoridades del Estado de México dice que las lesiones tardarían siete días en sanar.
Ese 10 de octubre, los hijos mayores de Mariana fueron abandonados por los hombres de la mudanza a unas calles del departamento, quienes los engañaron para llevárselos, diciéndoles que su madre los alcanzaría después. Ambos pudieron regresar al domicilio y encontrarse con Mariana, pero el bebé seguía con Enrique.
Cinco días después, el 15 de octubre, la Alerta Amber fue activada por la sustracción del hijo menor de Mariana, después de que una asociación civil la ayudara a realizar los trámites necesarios. A partir de entonces, la carpeta de investigación quedó a cargo de la Fiscalía para la Atención de la Violencia de Género, en el municipio de Chimalhuacán, Estado de México.
“Hubo mucha gente que me ayudó, muchos policías honestos que se comprometieron conmigo en la búsqueda de mi bebé”, recuerda Mariana. La subprocuradora Dilcya García Espinosa fue una de las funcionarias que más la ayudó.
Mariana tardó seis meses en encontrar a su hijo. Durante las primeras semanas publicó su caso en redes sociales, lo que ayudó a hacerlo viral. A partir de entonces, Enrique la contactó por medio de perfiles falsos para decirle que su hijo estaba bien, pero que no se lo iba a regresar.
Después de los mensajes, le pidió un número telefónico para llamarla. Mariana compró un celular para mantener contacto con Enrique. “Yo le suplicaba que me dejara ver a mi hijo, por lo que hacíamos videollamadas”, dice Mariana.
Fue por medio de esas llamadas que las autoridades pudieron localizar y recuperar al bebé en abril de 2018. Hasta ahora no hay cargos en contra de Enrique. Durante este año fue aprehendido por el robo de un automóvil, pero fue puesto en libertad a los pocos días “por sus contactos”, de acuerdo con Mariana.
La Fiscalía del Estado de México le proporciona terapia psicológica y atención médica a Mariana, pero ella vive con miedo y todavía espera que Enrique pague por lo que hizo.
“Yo sigo esperando que se haga justicia. Enrique intentó matarme, contrató personas para matarme. El señor no se va a quedar así, llegó a ofrecerme dinero por mi bebé, para que se lo dejara y quitara la denuncia”.
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Este reportaje fue realizado por Alejandra Padilla para Serendipia en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center for Journalists (ICFJ), en alianza con CONNECTAS.
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