Invalidar los sentimientos y preocupaciones de las futuras madres, insultarlas porque lloran o sienten dolor y practicarles cesáreas o episiotomías innecesarias son manifestaciones de la violencia obstétrica, maltratos ejercidos por el personal de salud a mujeres embarazadas o en trabajo de parto, cimentados en la violencia machista e institucional. En México, estas formas de violencia son reportadas en 33 de cada 100 partos y hay mujeres que ni siquiera saben nombrar el maltrato del que fueron víctimas.
“Si estuviste buena para embarazarte tienes que aguantar el dolor del parto”, escuchaba Nelly mientras daba a luz a su primer hijo. Años después, el recuerdo del nacimiento de su primogénito no es del todo feliz porque a pesar de estar cerca de conocer al primero de sus hijos, también estaba siendo violentada por haberse embarazado, estaba siendo maltratada por la persona que debía guiarla y acompañarla en ese proceso, quien constantemente le decía que no lo estaba haciendo bien y que merecía sufrir por haber tenido una vida sexual activa y embarazarse.
El hijo de Nelly finalmente nació cuando otro doctor presionó su vientre para facilitar la expulsión. Este movimiento es conocido como maniobra de Kristeller y está contraindicado a nivel internacional. Cuando esto sucedió, Nelly se dio cuenta de que estaba viviendo violencia pero no pudo quejarse formalmente porque el personal del hospital desestimó sus acusaciones y desconocía ante quién más podía denunciar. Años después supo que había sido víctima de violencia obstétrica.
En México, una persona embarazada, en trabajo de parto y en el periodo de posparto (también conocido como puerperio) puede recibir comentarios humillantes, ser castigada por llorar, ser sometida a una cesárea innecesaria y ser esterilizada sin su consentimiento. Todo detrás de las puertas de un hospital público o privado. Este maltrato ejercido por el personal de salud se llama violencia obstétrica, está relacionado con la violencia de género y la violencia institucional y es una violación a los derechos humanos.
Esta situación es tan común que existen profesionales e instituciones de salud en el país que ofrecen “partos respetados” o “partos humanizados” como un servicio diferenciado de la atención obstétrica “tradicional”. Este tipo de partos ponen en el centro del embarazo, el parto y el puerperio (el periodo posterior al parto) a la mujer, haciendo que sea ella quien tome las decisiones, opine y exprese sus sentimientos durante estos procesos. Estos elementos diferenciadores detonan la duda de cómo es entonces lo que conocemos como un parto tradicional.
“Es doloroso pensar que tenemos que llamarle “humanizado” (porque) todos tendrían que ser de esta forma. Todos tendrían que ser tratados con respeto, (todos los partos deberían) poner a la madre en el centro, que ella sea la que decida y tener las condiciones estructurales para que ella se sienta cómoda”, dice Benazir Sitara Mehmood Díaz, médica y creadora de la iniciativa Medicina Sin Violencia.
Como Nelly, un tercio de las personas que dieron a luz en México entre 2011 y 2016 fueron tratadas de manera cruel, inhumana o degradante por el personal de salud durante el trabajo de parto o cesárea. Las víctimas son personas de todas las edades, entidades, etnias y condiciones socioeconómicas.
Pero a nivel federal, la violencia obstétrica no es considerada un delito: el Código Penal federal no la tipifica. A nivel local, solo cinco entidades lo han tipificado: Chiapas, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo y Veracruz. Mientras tanto, Aguascalientes incluye la violencia obstétrica en su código penal, pero no de manera explícita, es decir, no la nombra pero sí tipifica sus manifestaciones tratándola como “Responsabilidad Profesional Médica”.
“A pesar de que tenemos este marco normativo respecto al acceso a servicios salud reproductiva, persisten las prácticas en el sistema de salud que ponen en riesgo la salud y la vida de las mujeres durante el embarazo”, dice Verónica Esparza, investigadora en la organización feminista Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
Violencia obstétrica en México: desde insultos hasta cesáreas y episiotomías innecesarias
El 33.41 por ciento de las personas de 15 a 49 años que tuvieron un hijo o hija entre el 2011 y 2016 en México sufrió algún tipo de violencia por parte del personal de salud, según los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la medición más reciente sobre este tema.
Estas son dos millones 921 mil 514 personas a las que el personal de salud dañó física o psicológicamente durante su embarazo, parto o puerperio inmediato (las primeras 24 horas después del parto).
Hola! En la versión movil para iphone usando Safari las gráficas no se desplazan bien y tapan el texto lo que hace la lectura dificil. Saludos!
Tuve un caso de violencia obstetricia que me gustaría denunciar. Tuve a mi hijo en el hospital español de la cdmx y se me negó su acceso a verlo por casi 3 semanas por razones que no son justificables.