Héctor Aparicio fue reportada como desaparecido en Veracruz. Desde 2017 buscaba a su hijo José Alfredo, y ahora otros lo buscan a él.
Héctor Aparicio desapareció en Tihuatlán, Veracruz, el pasado 26 de enero. Su ausencia sacude a su familia y al colectivo de buscadores del que formaba parte. No es solo la pérdida de un hombre de 47 años, de cabello negro con canas y una cicatriz en el entrecejo; es la desaparición de un padre que llevaba ocho años buscando a su hijo, José Alfredo Aparicio Delgado, quien desapareció el 5 de febrero de 2017, también en Tihuatlán.
El 5 de febrero marca dos fechas clave: el aniversario de la desaparición de José Alfredo y los primeros diez días sin rastro de su padre. Un día en el que faltan dos personas en una familia. Un día que simboliza el horror de la crisis de desapariciones en México, donde 111 mil 553 personas están oficialmente registradas como desaparecidas.
Héctor Aparicio: una búsqueda interminable
Desde el día en que José Alfredo desapareció, Héctor Aparicio se convirtió en un incansable buscador. Se unió al colectivo “Familiares en Búsqueda María Herrera Poza Rica” y dedicó su vida a recorrer cerros, lotes baldíos y fosas clandestinas en busca de algún indicio de su hijo. “Desde el momento de su desaparición no he sabido nada de mi hijo. Lo he buscado, ya denuncié y seguimos en la lucha”, declaró en 2021 a través de un video difundido por el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.
La desaparición de Héctor Aparicio ha dejado en shock a su colectivo y a otras familias que buscan a sus seres queridos en Veracruz. “Estamos impactados, con mucho dolor. Héctor siempre estaba buscando lugares para salir a rastrear, siempre pendiente de ayudar a otras familias”, dijo Maricel Torres, integrante del mismo colectivo.
Héctor no solo buscaba a su hijo; también ayudaba a otros a encontrar a los suyos. En una ocasión, fue quien acompañó a Leticia de la Rosa cuando hallaron los restos de su padre, secuestrado en 2016. “Él nunca, nunca dejó de buscar a su hijo”, dice Torres.
Tihuatlán: territorio de terror
Tihuatlán y la región petrolera del norte de Veracruz han sido escenario de una crisis humanitaria por desapariciones forzadas. A lo largo de los años, se han identificado al menos 12 “cocinas”, lugares utilizados para la desaparición de víctimas mediante el fuego y la química. Una de ellas, el rancho La Gallera, albergaba cientos de fragmentos óseos imposibles de identificar.
La violencia en la zona es tal que muchos colectivos de búsqueda han sido atacados. En 2023, el asesinato de Lorenza Cano, quien buscaba a su hermano en Guanajuato, conmocionó al país. En el camino también mataron a su esposo e hijo, y meses después a su yerno. En los últimos años, al menos 22 familiares de desaparecidos han sido asesinados y nueve buscadores han sufrido desaparición forzada.
Un llamado urgente para encontrar a Héctor Aparicio
La Comisión Estatal de Búsqueda de Veracruz ha emitido una ficha para localizar a Héctor Aparicio. Su familia y compañeros del colectivo han hecho un llamado urgente a las autoridades para que se intensifiquen los esfuerzos en su búsqueda. Sin embargo, la falta de garantías de seguridad ha impedido que su propio colectivo salga a buscarlo por temor a represalias.
“Lo importante es que nos den información de dónde está. Él tiene que seguir aquí con nosotros, buscando a su hijo. Cualquier dato sirve”, recalca Maricel Torres.
México ha sido duramente criticado por organismos internacionales, como el Comité de Desaparición Forzada de la ONU, por su incapacidad para brindar verdad y justicia a las familias de los desaparecidos. Muchas víctimas han sido vistas por última vez en manos de autoridades o grupos armados.
Ante la desaparición de Héctor Aparicio, la Brigada Nacional de Búsqueda ha exigido acción inmediata. “Las familias buscadoras salimos a las calles, cerros, lagos, desiertos en búsqueda de indicios de nuestros seres queridos desaparecidos. Esta labor nos pone en una situación de vulnerabilidad y expuestas a un riesgo constante. Exigimos que las autoridades detengan las agresiones y desapariciones contra quienes buscamos a nuestros familiares”, declaró la organización.
El costo de buscar justicia en México
Héctor Aparicio no es el primer buscador desaparecido y, lamentablemente, podría no ser el último. Su desaparición envía un mensaje de impunidad y terror a las familias que se atreven a desafiar el olvido y la negligencia del Estado. En un país donde la cifra de desaparecidos sigue creciendo, las familias buscadoras continúan siendo víctimas de violencia y amenazas, a pesar de que su lucha es por encontrar a los suyos y devolverles un poco de dignidad.
Héctor Aparicio dedicó ocho años de su vida a buscar a su hijo. Hoy, son otros quienes lo buscan a él.
Comentarios