El huracán Otis fue atípico: en menos de 12 horas, pasó de una tormenta tropical a un huracán categoría 5. Investigadores de la UNAM explican por qué pasó esto y qué lecciones deja este desastre
¿El huracán Otis fue atípico? Sí. En menos de 12 horas, pasó de una tormenta tropical a un huracán categoría 5. Las autoridades explicaron esta mañana que se trató de un fenómeno que no podía preverse.
Serendipia habló con tres investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que lideran el grupo de Hidroclimatología Tropical, enfocado en el estudio de ciclones tropicales.
Los tres científicos coinciden con la explicación del gobierno. No obstante, explican, urge cambiar la manera en la que entendemos estos fenómenos y la forma en que el gobierno alerta de sus peligros.
A continuación te contamos lo que nos dijeron sobre por qué el huracán Otis creció de forma tan abrupta y las lecciones que nos deja este desastre que ha cobrado la vida de 27 personas.
Otis: un huracán atípico
Otis, el huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, impactó la ciudad de Acapulco, Guerrero la madrugada del 25 de octubre. Hasta el momento se reportan al menos 27 personas muertas y cuatro desaparecidas por este fenómeno.
Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) informó en la conferencia matutina de este día que se trató de un fenómeno atípico e imprevisible.
“De acuerdo con el CENAPRED, los modelos de pronósticos internacionales no prevenían en un inicio que el huracán evolucionara como lo hizo, mucho menos que afectara al puerto de Acapulco. Lo que ocurrió el martes 24 fue algo atípico y un escenario poco probable”, declaró la funcionaria.
¿Por qué el huracán Otis fue atípico? “Nunca antes se había dado un huracán de tal intensidad en el Pacífico Mexicano. (Es) muy probablemente el único de esta naturaleza que hemos visto en los récords que existen. También es atípico porque se intensificó muy rápido”, dice Arturo Quintanar, investigador del ICAyCC especializado en la interacción océano-atmósfera.
Para el mediodía del martes 24 de octubre el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) comunicó que Otis llegaría a Acapulco a las 18:00 horas del día siguiente. En ese momento, este ciclón tropical tenía la categoría de huracán categoría en la escala Saffir-Simpson.
Sin embargo, para las 00:25 horas del 25 de octubre, Otis impactó Acapulco como huracán categoría 5. Es decir, pasó de tormenta tropical a la categoría más grande de huracán en menos de 12 horas.
“La mayoría de los modelos, incluidos los nuestros, fallaron cuando estaban pronosticando la intensidad. Decían que Otis podría ser categoría uno o dos; pero no no preveían que fuera cinco”, dice Christian Domínguez, investigadora del ICAyCC especializada en pronósticos y simulaciones atmosféricas.
Por su parte, Alejandro Jaramillo, investigador del Instituto de la UNAM en meteorología tropical, comenta que ya han ocurrido en el pasado otros ciclones que se intensificaron así en rápido; pero sólo han ocurrido en aguas asiáticas.
¿Los modelos no pronosticaron que Otis impactaría a Acapulco, como afirmó Rosa Icela? Jaramillo sostiene que los modelos no pueden predecir el lugar exacto donde se moverá un huracán, “Pero sí se sabía que iba a entrar a Guerrero. Entonces sí había una primera alerta de que podría llegar un fenómeno peligroso a esa ciudad”.
Primero, algo de contexto
Un ciclón tropical es un sistema atmosférico giratorio de nubes y tormentas, originado sobre las aguas tropicales y que puede impactar en tierra. Se clasifican conforme su velocidad, en depresiones tropicales (vientos de hasta 62 kilómetros por hora), tormentas tropicales (vientos entre 63 y 118 kilómetros por hora) y huracanes (vientos de más de 119 kilómetros por hora).
Los ciclones tropicales son el fenómeno natural que causa mayores pérdidas económicas para el país, de acuerdo con el ICAyCC.
La receta para que un huracán se forma consta de calor, humedad, baja presión atmosférica y viento. El aire sube y a su alrededor gira más aire para ocupar el lugar desocupado.
La combinación de aire caliente y húmedo forma nubes; pero cuando ésta se alimenta de la energía térmica del mar y la evaporación del agua puede convertirse en una tormenta y, después, en un ciclón tropical.
¿Por qué el huracán Otis fue atípico?
Los tres investigadores de la UNAM coinciden en que fue una combinación de factores y no uno sólo lo que ocasionó que Otis creciera tan rápido. Entre ellos, destacan tres, relacionados con los procesos básicos de la formación de un huracán.
- El calor. “Hay que recordar que hay un número mágico: A partir del de 27 grados covmienza la convección sobre el océano. Eso hace que la atmósfera sea muy inestable y se formen ciclones tropicales” explica Quintanar. “La temperatura de la superficie del mar era de más de 30 grados en el caso de Otis”, dice Domínguez.
- La humedad. “Este es el combustible para que [los ciclones tropicales] se formen y la humedad era alta”, comenta Arturo Quintanar.
- Los vientos. “Ninguna de las múltiples corrientes que pasan en la atmósfera fue lo suficientemente fuerte como para llevar al huracán fuera de la costa. Entonces el huracán tuvo mucho tiempo para absorber energía térmica del océano y crecer. Los vientos estaban direccionados hacia México” apunta Christian.
Otra explicación de la intensificación repentina de Otis está en el libro “La actividad ciclónica tropical en México“, escrito por Christian Domínguez y editado por la UNAM: La fricción que se genera entre los vientos de los huracanes y las costas al acercarse a estas. ”Esto ocasiona que los vientos se aceleren cerca del centro de circulación del ciclón y así logran intensificarse momentos antes de tocar tierra” se lee en el documento.
Sin embargo, falta investigación para entender a ciencia cierta por qué Otis fue atípico. “No se sabe exactamente bien es como los vientos timonearon al huracán hacia la costa. Esto nos pone a pensar que requerimos bastantes más investigaciones al respecto”, sostiene Quintanar.
¿El desastre de Otis se debe al cambio climático?
Para Arturo Quintanar, quien también se especializa en cambio climático, es claro que Otis fue insólito debido al cambio climático. “Ya tenemos suficiente evidencia acumulada que esto es prácticamente así”, comenta.
Un artículo científico, publicado en junio de este año, demuestra que ha habido un incremento de la temperatura y la intensidad de los huracanes en México.
Los autores del estudio, publicado en la revista Equilibrio Económico, encontraron que a medida que incrementa la temperatura, se incrementa la probabilidad de que los huracanes sean categoría 5, como en el caso de Otis. El estudio advierte que los impactos económicos por ciclones tropicales serán cada vez mayores, y se recomienda diseñar instrumentos de cobertura ante ese panorama.
Por otro lado, Cristian Dominguez y Alejandro Jaramillo consideran que faltarían estudios que prueben que el crecimiento de Otis se debe al cambio climático.
“Del lado del Pacífico es muy difícil poder afirmarlo, porque los registros datan de 1950. No son tan largos como los del Atlántico, que empezaron en 1850. Faltan más registros claros de cómo se está comportando el Pacífico”, comenta Christian por su parte.
“Hay otros fenómenos que yo pensaría que pudieron haber sido más determinantes, como El Niño”, comenta Jaramillo.
¿El desastre del huracán Otis pudo prevenirse?
Aunque los pronósticos científicos fallaron en advertir que Otis se convertiría en un huracán de categoría 5, la alerta por parte del gobierno pudo ser distinta, advierten los tres especialistas.
“La función del Servicio Meteorológico es dar los pronósticos y lo hicieron. Cumplieron con esa parte. Que no haya sido tan acertada es diferente. Aun cuando se proyectara que era una tormenta tropical era necesario haber tomado mayores acciones de prevención”, opina Christian Domínguez.
Por otro lado, Jaramillo considera que cualquier ciclón tropical, sea una pequeña tormenta o un huracán categoría 5, tiene la capacidad de hacer daño:
“Si nos dicen ‘Ahí viene una tormenta tropical’, no lo veremos tan peligroso que si nos dicen que llega a un huracán categoría 5. Pero no necesariamente un (huracán) categoría 5 causa más daño que una tormenta tropical. Una tormenta podría generar muchos daños asociados a su precipitación” explica.
La escala Saffir Simpson, con la que se clasifica a los huracanes, nos da indicios de los daños o efectos que se podrían generar, pero solo con base en la intensidad de sus vientos.
“Los vientos no lo son todo. También hay que considerar factores como la precipitación, las inundaciones y los deslizamientos. Más en regiones como Acapulco, que están rodeadas de sierras”, explica Domínguez.
“Independiente de que los modelos fallaran, ya se sabía que podría ser peligroso Otis. Este fenómeno nos da una lección de que los riesgos deben entenderse desde un enfoque mucho más grande que la escala Saffir-Simpson Así se podrían emitir alertamientos más oportunos y eficaces en el futuro”, concluye Jaramillo
El Niño en la habitación
Tanto Jaramillo como Domínguez advierten que probablemente el huracán Otis fue atípico por otro fenómeno, más allá del cambio climático, al que no se está poniendo tanta atención: El Niño.
ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) es un fenómeno climático regional de de enfriamiento (fase de La Niña) y calentamiento (El Niño) del agua superficial sobre las costas del Pacifico tropical. Es el principal modulador de los patrones de precipitación y temperatura estacional en toda la región.
Jaramillo y Domínguez publicaron en 2021 un artículo científico, donde revelan que, cuando hay un año de calentamiento muy intenso por El Niño, en el sur de México los riesgos de desastres son mayores en un 80 por ciento respecto al promedio de años. Este año, 2023, es un año Niño.
“Tenemos temperaturas en la superficie del mar por arriba de lo normal. Por eso cuando pasa El Niño siempre vamos a tener huracanes más intensos. Así pasó con el huracán Paulina en 1997. Así pasó en 2015 con el huracán Patricia. Y ahora está pasando con Otis. Esto ya había pasado con Lidia y Norma”, dice la investigadora Domínguez.
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