¿Por qué el gobierno oculta información pública?

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¿Por qué una unidad de transparencia esconde información pública? ¿Por qué alguien cuyo trabajo es responder solicitudes de información desarrolla métodos para no hacerlo? ¿Cómo puede un funcionario negarse a entregar información pública sin ser sancionado? Estas son algunas de las preguntas que intentamos responder desde hace meses. Para hacerlo, les preguntamos a nuestros seguidores en redes sociales. Estas son sus respuestas. 

¿Por qué el gobierno quiere ocultar información pública? Hay sujetos obligados que contestan a tiempo y de manera correcta; hay quienes declaran como reservada la información que debe ser pública; otros más entregan información casi imposible de utilizar y hay quienes simplemente ignoran las solicitudes, dejan que el plazo legal venza y esperan que el solicitante no interponga el recurso de revisión. 

Los sujetos obligados que contestan a tiempo y bien son una excepción. Siempre bien recibida, pero excepción. La constante es que al menos intenten esconder información que, por ley, es pública. Pero,  ¿por qué lo hacen? ¿Qué los motiva a buscar métodos para no hacer su trabajo? ¿Es a propósito? ¿Cuántas personas participan? 

Desde hace algunos meses, Serendipia publica el mismo tuit todos los lunes: “¡Buenos días! Si trabajas en una unidad de transparencia, cuéntanos: ¿has evitado entregar información pública? (Nos puedes enviar mensaje directo y las respuestas son confidenciales)”.

Twitter: @SerendipiaData

Gracias a este tuit, hemos empezado a esbozar algunas respuestas. Hemos recibido testimonios por medio de mensajes privados de personas que trabajan o trabajaron en unidades de transparencia, quienes nos han compartido sus historias.

A todas estas personas les preguntamos si podíamos compartir lo que nos enviaron y todas dijeron que sí. En todos los casos protegeremos su privacidad, es decir, no daremos a conocer su nombre ni el lugar en el que trabajan. Estos testimonios no representan a todo el gobierno (ni federal ni estatal ni local); hay sujetos obligados que entregan información de muy buen calidad, pero también existe este otro lado del acceso a la información pública.

La orden extraoficial de ocultar información pública

Algo en lo que casi todas las personas que nos escribieron coinciden, es en que dentro de algunas unidades de transparencia existe la orden extraoficial de no responder las solicitudes o encontrar la manera de esconder la información. 

En uno de los testimonios nos dijeron que esto puede dar risa, pero que ese parece ser el común denominador entre las unidades de transparencia. 

Personas que trabajaron en unidades de transparencia coincidieron en que existe un borrador de proyecto de respuesta para declarar la inexistencia de la información “importante”:  gastos, prespuesto, documentos oficiales, currículums. En todos los casos, al recibir solicitudes “incómodas”, el protocolo es encontrar la manera de utilizar la Ley de Transparencia para justificar no entregar la información. 

En uno de las mensajes, alguien incluso admitió que su trabajo era investigar a los solicitantes que hacían preguntas “sensibles” y entender para qué pedía la información (para que quieres saber eso)

Entre las respuestas tenemos también el caso de alguien que trabajó en el gobierno de otro país, un país latinoamericano, quien dice que esa dependencia tenía una “lista negra” de periodistas a quienes evitaban darles información y que esas solicitudes eran respondidas por un grupo de abogados quienes encontraban la manera de fundamentar en la ley por qué no entregar esa información. 

No te doy información y tampoco te puedes quejar

Otro de los métodos recurrentes es entregar información de mala calidad para que parezca que el sujeto obligado cumplió y los recursos de revisión no procedan. 

Nos compartieron casos en los que la información era entregada en los términos en los que se pedía, no era exhaustiva (aunque sí la tenían) y por supuesto no se entregaba en formato abierto. Pero esto, al enfrentarse a un recurso de revisión, le permitía al sujeto obligado decir que había cumplido con su obligación y al órgano garante, no ordenarle que modificara su respuesta. 

Trabajando con el enemigo

Un último punto que encontramos en los testimonios fue que a veces los problemas son la falta de preparación o voluntad de los titulares de las unidades de transparencia, o los pocos recursos con los que cuentan. 

En algunos casos, los testimonios dicen que el o la encargada de la unidad no está sensibilizado en cuanto al trabajo que debe realizar: garantizar el derecho humano de acceso a la información. Y, además, que no son capaces de coordinar a las áreas de las que está a cargo, no analizan de manera correcta la LGTAIP ni comprenden conceptos básicos de la materia. 

En otros casos, alguien más nos compartió que a veces lo que sucede es que la carga de trabajo es mayor que la capacidad de las unidades de transparencia: las obligaciones aumentan, pero los recursos y el personal no lo hacen. Esto resulta en una disminución de la calidad del trabajo porque los plazos son apremiantes y la calidad se deja a un lado. 

Además, al interior de las dependencias a veces son vistos como una molestia. Incluso es común que se llegue a pensar que las solicitudes complejas o comprometedoras las hacen las propias unidades.

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