La corrupción y el desgaste social, político y económico parecieran ser un símil entre varios países de Latinoamérica. México y Brasil, además de tener en común la inmensa riqueza en recursos naturales y culturales, también cuentan con nuevo presidente este año. Los mercados emergentes siguen siendo los principales destinos de los inversionistas. México y Brasil son dos de los países en esa categoría con mayores movimientos en sus mercados accionarios.
AMLO, administración “posliberal”
En México, AMLO, después de perder dos elecciones presidenciales, llegó al poder con el mayor porcentaje de participación y aprobación ciudadana. Con una mayoría de su partido en el Congreso y 19 Congresos locales y 5 gubernaturas, del total de 32 entidades federativas. Se espera que gane también las 15 gubernaturas que se votarán entre este año y el 2021. Esta mayoría reflejó el malestar social después de que los últimos presidentes estuvieron involucrados en actos de corrupción a niveles nacional e internacional, problemas de inseguridad pública e impunidad, así como bajo crecimiento económico. Los ciudadanos cansados de esta manera de ejercer gobierno brindaron el apoyo a uno de los candidatos de “izquierda” más opuestos al statu quo, rompiendo así con la tendencia de gobiernos neoliberales, primordialmente comprometidos con políticas de apoyo e impulso al comercio exterior y la estabilidad macroeconómica.
Desde su campaña electoral, AMLO posicionó su movimiento como anti-neoliberal, acercándose de esta forma a una lógica populista. Ya como gobierno describe a su administración como “posliberal”.
El presupuesto de AMLO
La línea de gobierno se observa más claramente en la distribución del presupuesto de egresos dirigido a programas asistenciales: un presupuesto sesgado hacia programas de apoyo a jóvenes que no estudian ni trabajan (Jóvenes Construyendo el Futuro) o que estudian la preparatoria (Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez), de apoyo a adultos mayores (Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores) o a personas con discapacidad (Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente), además de Sembrando Vida y Tandas del Bienestar.
En el presupuesto del primer año se han priorizaron las transferencias directas y la desaparición de la intermediación de las organizaciones de la sociedad civil. Esto dio lugar a lo que podría considerarse un mayor clientelismo y dependencia de la población de los apoyos directos por parte del gobierno. Además, fue eliminado el otorgamiento de recursos a programas que promueven la inversión y el desarrollo empresarial y se recortaron programas que subsidian a grupos específicos, muchos de ellos sectores vulnerables, como es el caso de las guarderías de niños y los albergues de apoyo a mujeres maltratadas. Los nuevos programas creados concentran el recurso en otros que son asistencialistas y que se otorgan a través de transferencias directas. En estos prevalece la discrecionalidad y opacidad: 365 mil millones de pesos sin reglas de operación.
Bolsonaro, el “Trump del Trópico”
Por su parte, Bolsonaro, nombrado por algunos como el “Trump del Trópico”, llegó a la presidencia de Brasil después del rechazo al partido al que pertenecen Lula y Dilma (el Partido de los Trabajadores) , después de que, como también se observó en México, la clase política se viera inmersa en casos de corrupción. El actual presidente de Brasil llegó al poder con un perfil que lo define como liberal económico o ultraliberal, y socialmente conservador con tintes autoritarios. Bolsonaro, además, enarbola una agenda conservadora de combate al crimen, la corrupción e ideologías de izquierda. En contra de la “ideología de género” y a favor de los “valores cristianos”.
Sus propuestas económicas principales son eliminar el límite del gasto fiscal, anular la reforma laboral de la administración pasada y cambiar el mandato doble para el banco central. Esto aumentaría el riesgo de una posible participación del gobierno en la política monetaria. El nuevo gobierno llegó en un escenario en el que las crisis de pensiones es una bomba de tiempo. Bolsonaro presentó una iniciativa de ley para cambiar el régimen de pensiones, aunque esta reforma puede encontrarse con una falta de apoyo en el Congreso.
¿En qué se parecen? En poco, a pesar de identificarse como opositores a la clase política tradicional, por más que ambos hayan sido políticos durante décadas.
Ambos gobiernos tienen en su contra el panorama externo. Parece avecinarse una crisis global, principalmente por choques comerciales y una desaceleración generalizada de economías avanzadas. El primer año será decisivo. México tendrá que demostrar que su compromiso social no estará peleado con la estabilidad económica. Brasil, por su parte, tendrá que demostrar que las promesas hechas a los mercados se cumplirán.
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