El símbolo de los #43

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“Mamá, ya me abandonaste mamá”, “No hija, no te he abandonado, estoy buscando a tu hermanito”, “Mamá, ¿y qué sabes, ya cuando viene mi hermanito?”, “Ya hija, ya muy pronto” 

—Testimonio en el informe “Yo sólo quería que amaneciera, impactos psicosociales del caso Ayotzinapa”.

Hoy se cumplen cinco años en los que el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala sigue sin ser esclarecido. Cinco años de que los padres sigan en la búsqueda de sus hijos. Cinco años de desesperación, profunda tristeza, rabia e impunidad. Mucho se ha dicho acerca de lo que pasó aquel 26 de septiembre de 2014, sin embargo, sigue sin saberse la verdad de los hechos. Sigue sin haber respuesta al grito de “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

Muchos se preguntarán por qué a pesar del tiempo el caso sigue siendo relevante para la historia de México. La respuesta es extensa, pero entre las razones más importantes se encuentran la exposición de la relación Estado—crimen organizado, pues de otra forma una barbarie de tal magnitud no podría ser perpetuada, en palabras de la antropóloga mexicana Rossana Reguillo: Ayotzinapa “expuso la soberbia de un gobierno que se creyó capaz de gestionar el horror sin salpicarse”.

Otra de las razones importantes es porque simboliza la lucha de todo un país. Ayotzinapa pasó de ser el rostro de los 43 estudiantes para transformarse en la representación de la crueldad de las desapariciones forzadas. Creó comunidad y empatía con los padres de los desaparecidos. Se convirtió en la resistencia ante el olvido y la indiferencia. Obligó a México a prestar atención a su sistema de justicia, y sus escasas medidas para que situaciones como el ´68 o “El Halconazo” no volvieran a ocurrir.

A cinco años del caso Ayotzinapa no podemos ignorar hechos como la liberación de 77 de las 142 personas identificadas con presunción de diferentes delitos en el caso de los 43 estudiantes, pues esto no solo demora la investigación y deja en libertad a personas claves en la investigación como es el caso de “El Gil” sino que también alienta a que la impunidad perdure. No podemos permitir que se siga privilegiando los derechos de los presuntos culpables sobre el de las víctimas.

Hoy en día la búsqueda sigue en pie, y los padres de los estudiantes no se cansarán de exigir la justicia que merecen y la que merecemos todos. Que el Símbolo de los #43 nos permita dejar de normalizar la violencia e impunidad en la que vivimos, que nos aliente a convertirnos en una sociedad activa, unida y que lucha por la justicia. Pero sobre todo una sociedad empática. 

Que cada 26 de Septiembre nos recuerde que no sólo nos faltan 43, sino que también faltan 40,000 desaparecidos. Los invito a no pasar la página, pues una sociedad ausente, desarticulada e indiferente solo fortalece la impunidad e injusticia. 

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Alaska J. Zamora,colaboradora de Integridad Ciudadana A.C. Actualmente es estudiante de Comunicación en la Universidad Iberoamericana, Campus Santa Fe. Sus temas son género, violencia, política y problemáticas sociales. Es locutora de radio en Ibero 90.9 FMen ContraParte

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