Los jóvenes tendrán que trabajar más años y disfrutarán
de menos ahorros para financiar sus pensiones a pesar de estar
activos más tiempo que las generaciones precedentes
Banco Mundial
Los especialistas han referido que nuestra generación (los nacidos a partir de los 80*) ya es una generación perdida porque las políticas públicas implementadas no se encaminaron a aprovechar todo su potencial para garantizar su bienestar futuro. No obstante, cada generación ha tenido sus propias ventajas y dificultades.
Pero, ¿qué tan optimistas son los jóvenes respecto a sus expectativas futuras? De acuerdo con el Índice de Expectativas Juveniles de la Primera Encuesta Iberoamericana de Juventudes (2013), los jóvenes mexicanos son de los menos optimistas en Iberoamérica: ocupan el lugar 16 de 20 para ser exactos.
Todo parece indicar que el pesimismo de los jóvenes mexicanos tiene sustento, revisemos los datos duros:
- En México la población joven alcanza los 30.6 millones, representan casi un cuarto de la población total (INEGI 2018).
- Para los jóvenes es más difícil incorporarse al mercado formal; al 2017, 59.9% de ellos se encontraban en empleos informales (CONEVAL)
- Más de 60% de los jóvenes en edad productiva reciben un salario mensual menor a 7,200 pesos.
- Hacia 2016, 44.3% de los jóvenes estaban en una situación de pobreza.
- Los jóvenes no tienen buenos niveles de ahorro, menos aún el destinado al retiro, sólo 24.8% de ellos están inscritos en alguna administradora de fondos para el retiro.
- Más del 65% de los jóvenes no asiste a la escuela, lo que limita sus posibilidades de crecimiento
De cualquier modo, tener mayor nivel de estudios ya no garantiza un buen ingreso (CONEVAL), de este modo vemos a jóvenes con altos niveles educativos que toman empleos precarios.
No es pesimismo, pero la situación actual y el futuro para los jóvenes -y los no tan jóvenes- en México no es promisorio. Cada vez son más aquellos a los que les resulta complicado independizarse, salir de casa de sus padres y rentar, adquirir un auto o una vivienda, formar una familia y hacer frente a los gastos asociados a sus estudios, menos aún ahorrar considerando que la mayor parte de los ingresos se van al gasto corriente de la familia.
El mercado laboral está cada vez más competido, con menores salarios -o por lo menos estancados-, con mayor desigualdad, con más incertidumbre sobre el futuro (pensiones). Paradójicamente somos una de las generaciones con los mayores niveles educativos, pero posiblemente tendremos los menores niveles de bienestar.
México está desatendiendo a uno de sus sectores estratégicos para el desarrollo del país; es fundamental conocer la situación y perspectivas de las juventudes en México para plantear políticas públicas que atiendan las distintas necesidades de manera integral.
El tiempo transcurre y el inevitable problema de la generación perdida enturbia nuestras expectativas futuras. Pero, ¿qué estamos haciendo nosotros para enfrentar nuestra vejez y asegurar nuestro futuro?
Hagamos lo que nos corresponde.
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* En general se considera que la generación Z se conforma por quienes nacieron a partir de 1995; los millenials alrededor de 1990; y los xennials en la década de los 80. Por otra parte se encuentra la generación X que nació en las décadas de los 60 y 70 y los baby boomers entre 1946 y 1964.
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