Tenemos que entender

Tenemos que entender

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En estos tiempos resulta casi imposible sustraerse de las redes sociales, vivimos en la itinerancia de la realidad con un entorno digital. Tal pareciera que no tener una red social es sinónimo de no estar enterado de nada, estar fuera del mundo o carecer de un tema de conversación. Hoy, las sobremesas o pláticas de café, cuando en el mejor de los casos los comensales se logran apartar algunos minutos de las pantallas, giran en torno a tendencias de redes sociales, a lo que publicó uno o la foto que subió otro.

Más allá de la importancia y presencia que han tomado las redes sociales en nuestra vida, hay que hablar de esos efectos a los que como usuarios estamos sujetos. Es por todos conocido que por mal uso de estas redes servidores públicos han sido removidos de sus encargos; otros las han aprovechado de gran manera, incluso para ganar elecciones, de ese tamaño es el impacto. Se han dado casos de denuncia que se han podido resolver por la presión social ejercida a través de las mismas, e incluso han logrado localizar a personas extraviadas o a personas que cometen un delito.

Esa es nuestra realidad, pero hay que entender cómo debemos vivir con ella y los nuevos desafíos que representa, sobre todo en cuanto a la protección de nuestros datos personales.

Debemos entender que al encender el celular ya estamos compartiendo una gran cantidad de información personal. Y así, durante todo el día, vamos dejando rastro de dónde estoy, qué me gustó, que leí y que compré; incluso, hasta hacer saber cómo me siento o cómo voy a hacer alguna actividad en específico.

Esos datos de los que estoy hablando son recabados, administrados y vendidos. Así es, vendidos. Las grandes compañías como Google, Apple, Amazon, etcétera, los seleccionan, administran y los venden a otras grandes compañías para saber exactamente qué es lo que necesitas, qué es lo que vas a comprar o en qué vas a gastar tu dinero. A este proceso al que es sometida nuestra información es conocida como minería de datos.

Empresas como las que he señalado van un paso adelante en nuestros gustos. Nos estudian a través de algoritmos en relación a las búsquedas que hacemos o sitios que visitamos, para después ofrecernos un producto o servicio específico.

Si bien es cierto que hasta ahora no hemos descubierto el hilo negro de las redes sociales, también es cierto que el mal uso de éstas nos pueden poner en una grave situación de indefensión, como cuando a través de nuestras redes un tercero puede saber dónde y con quién vivimos, dónde trabajamos, por dónde viajamos, en cuál escuela estudian mis hijos o en qué lugar hago el súper.

Todos usamos redes sociales, estamos interconectados, sin embargo, hoy quiero invitarte a usarlas de manera consciente y responsable, protegiendo tus datos personales, pues más allá de los riesgos cibernéticos y el tratamiento extensivo de las grandes corporaciones existe una figura pocas veces referida, que son los “depredadores”, es decir, delincuentes que usan redes sociales.

Para aquel que busca hacer daño o cometer un delito, es más que suficiente entrar en la red social y darse cuenta que la familia no está en casa, que los hijos están solos en una plaza, así como saber si me compré un coche, entre otras cosas.

Tenemos que entender que nuestros datos personales son el producto con el que grandes empresas hacen negocio.

Tenemos que entender que aquello que subimos una vez a la red ahí se va a quedar para siempre.

Tenemos que entender que  lo que compartimos nos pone en riesgo, pone en riesgo a nuestra familia y a nuestros amigos.

Tenemos que entender que las redes sociales no son malas, pero hay que usarlas con precaución.

Esta es la sociedad de hoy en día, y no, no es que esté mal, porque a final de cuentas la humanidad evoluciona con las comunicaciones y quien quiera seguir vigente tendrá que subirse a ese. Tenemos que entender, tenemos que aprender a usarlas.

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Comentarios

2 comentarios en la nota: Tenemos que entender


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  1. Ivan dice:

    Pedro – Es verdad, existe una industria dedicada al uso y comercialización de los datos que además de ponernos al descubierto e incluso manipular nuestro comportamiento también nos ofrece un alto grado de personalización en los mensajes que consumimos. ¡Es todo un debate! Pero algo en lo que todos podemos estar de acuerdo es que cada vez se hace más evidente la necesidad de regular y legislar en esa materia. Algunos incluso proponen establecer el acceso a nuestros datos digitales como un derecho humano básico.