A pesar de las evidencias en el feminicidio de Lesvy Berlín Rivera en 2017, su asesinato estuvo tipificado como suicidio durante cinco meses por la falta de perspectiva de género en su investigación. Dos años después, Jorge Luis González, su feminicida, obtuvo una condena de 45 años que aumentó a 52 años en 2021.
Este reportaje es parte de la serie “Feminicidios impunes en México”. También puedes leer sobre los casos de Paulina Camargo y María Fernanda Contreras.
El feminicidio de Lesvy Berlín Rivera Osorio no siempre fue reconocido como tal. Desde el principio, las evidencias apuntaban en direcciones opuestas a la versión oficial. El cuerpo de la joven, encontrado el 3 de mayo de 2017 en Ciudad Universitaria (CU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tenía golpes y lesiones que desafiaban cualquier explicación relacionada con un acto suicida. Además, el cable de 80 centímetros del teléfono público supuestamente utilizado en el incidente no presentaba la altura necesaria con relación al piso para que Lesvy pudiera haberse ahorcado con él.
Pero la versión de su novio, Jorge Luis González Hernández, pesó más que cualquier prueba forense. El cuerpo de Lesvy presentaba signos de violencia, fue exhibido en un lugar público y hay testigos de violencias previas de parte de Jorge hacia Lesvy: todas circunstancias suficientes para tipificar un feminicidio. No obstante, Jorge declaró que Lesvy se suicidó frente a él y esto fue suficiente para que la entonces Procuraduría de la Ciudad de México concluyera que Lesvy se quitó la vida.
Lesvy no es la única víctima cuyo caso ha sido mal tipificado, de acuerdo con Impunidad Cero, organización dedicada al análisis y seguimiento de la justicia en México, durante el año 2021 solo el 27 por ciento de las muertes violentas de mujeres fueron investigadas bajo la tipificación de feminicidio. Esto a pesar de que., desde 2018, La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) indica que toda muerte violenta de una mujer debe investigarse con perspectiva de género bajo el delito de feminicidio.
La entonces Procuraduría de la Ciudad de México dio a conocer una “versión oficial de los hechos” con una explicación simplista para el suicidio de Lesvy. Con la frase “drogas y alcohol”, trataron de responsabilizar a la víctima de su propia muerte. Además, compartieron detalles irrelevantes sobre su vida académica, como el hecho de que “debía materias” o “había dejado de estudiar”, contribuyendo así a la estigmatización de Lesvy.
El 6 de julio de 2017, Jorge Luis González fue vinculado a proceso por el delito de homicidio simple doloso por omisión, por no evitar que Lesvy se suicidara, a pesar de que las pruebas apuntan a que él mismo la asesinó.
Araceli Osorio, madre de Lesvy, siempre insistió en que su hija no se había suicidado, había sido asesinada por su novio. En entrevista con Serendipia, Araceli no puede contener su indignación al hablar sobre la persistente tendencia de las autoridades de culpar a las mujeres de sus “propias muertes, de sus propias desapariciones, de sus propias lesiones”.
Araceli denuncia la negligencia de la entonces Procuraduría de la Ciudad de México, afirmando que su incapacidad para actuar adecuadamente permitió que el feminicidio de Lesvy estuviera impune durante dos meses.
“El que estaba vivo era Jorge, y el testimonio que ellos (las autoridades) tomaron como cierto, pues fue el de Jorge, la última persona que vio con vida a Lesvy”
Araceli Osorio, mamá de Lesvy
A diferencia del caso de Lesvy, en la Ciudad de México el 69.6 por ciento de los feminicidios quedó en la impunidad entre 2016 y 2021, de acuerdo con el análisis de la organización Impunidad Cero. Estos delitos pueden permanecer sin una sentencia durante años.
La indignación y persistencia de Areceli lograron que su historia de Lesvy fuera diferente: el caso llegó a los medios de comunicación y redes sociales, lo que presionó a las autoridades para revisar la tipificación del delito. Fue así como el 18 de octubre de 2017 la Quinta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México le ordenó a la entonces Procuraduría de la Ciudad de México que reclasificara el caso a feminicidio agravado.
Finalmente, después de dos años, en 2019 fue dictada una sentencia de 45 años en prisión para Jorge que, dos años después, aumentaría a 52 años.
En el recuento de los hechos, Araceli no puede evitar recordar cómo cuatro días antes del feminicidio de Lesvy Berlín, el sábado 29 de abril, fueron ella y el padre de Lesvy a dejarla a Ciudad Universitaria en la Ciudad de México y se encontraron con Jorge: “Nos despedimos y ya, nos fuimos. Esa fue la última vez que vimos a Lesvy con vida”.
Lesvy no se suicidó: las irregularidades en la investigación
Después de meses solicitando la carpeta de investigación, en julio la Procuraduría capitalina por fin le dio a Araceli los expedientes del caso. Fue entonces cuando descubrió las mentiras que Jorge había estado tejiendo todo ese tiempo, con la ayuda de las autoridades.
La carpeta de investigación del feminicidio de Lesvy contiene evidencias contundentes sobre el involucramiento de Jorge en el asesinato:
- La presencia de ADN de Jorge en la sangre seca encontrada en las uñas de Lesvy
- La existencia de videos de cámaras de seguridad que muestran a Jorge agrediendo a Lesvy.
- Uno de los videos muestra un forcejeo entre Jorge y Lesvy dentro de la cabina telefónica en donde fue enocntrado el cuerpo de Lesvy. Después de esto, se ve a Jorge salir solo de ahí.
- En el reporte inicial no se mencionaron las cicatrices en el cuerpo de Lesvy, que son indicadores de violencia previa. Tampoco fueron incluidas las fotografías de todas las lesiones: se omitieron lesiones en la cabeza y el rostro, y no se detalló la hora precisa de la muerte en el informe.
- Se realizó una necropsia deficiente del cuerpo de Lesvy que, inicialmente, indicó que la muerte fue una asfixia por ahorcamiento.
- La entonces Procuraduría de la Ciudad de México no entrevistó a amistades cercanas y conocidos de la pareja que pudieran testificar los actos de violencia previa de parte de Jorge hacia Lesvy que presenciaron.
Hoy en día, Araceli sabe que estas deficiencias en la investigación tienen su origen en la falta de preparación de las autoridades para iniciar investigaciones con perspectiva de género. “Si el poder judicial hiciera su trabajo con perspectiva de género en los marcos de derechos humanos (…) podrían revertir las fallas que hay en la Fiscalía”, comenta Araceli sobre cómo las autoridades persisten en ignorar el protocolo de investigación de feminicidio por completo, ejerciendo así, una violencia institucional en las víctimas directas (como Lesvy) y las indirectas (como Araceli).
“El certificado médico, la necropsia y las fotografías tomadas al cuerpo muestran que tenía lesiones degradantes –golpes en el rostro y signos de asfixia-, hay evidencia de que su pareja -Jorge Luis González Hernández- la violentó previamente, además fue expuesta en un lugar público”
Ana Yeli Pérez Garrido, abogada del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio
Ante las injusticias por parte de quienes deberían de impartir justicia, fue realizado un minucioso peritaje y una reconstrucción de los hechos. El criminalista Víctor Chávez, del Instituto Nacional de Ciencias Penales, en colaboración con el Centro de Derechos Humanos y el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, dictaminaron que la muerte de Lesvy no podía atribuirse a un acto de asfixia autoinfligido, ya que no existía la presencia de “mecánicas suicidas”. Las lesiones presentes en el cuerpo de Lesvy tampoco concordaban con un escenario de suicidio, refuntando así la versión oficial que buscaba afirmar que Jorge Luis no es un feminicida.
Feminicidio de Lesvy Berlín: la revictimización de las autoridades
Además de no investigar el feminicidio de Lesvy Berlín con perspectiva de género, la entonces Procuraduría de la Ciudad de México publicó desde su cuenta de Twitter (ahora X) información sobre Lesvy proporcionada por Jorge Luis que buscaba describirla como una joven irresponsable y conflictiva.
La Procuraduría difundió detalles sobre el día de los hechos: la pareja se había reunido con amigos en Ciudad Universitaria, donde consumieron alcohol y drogas. Además, se reveló que Lesvy había dejado de estudiar en 2014, abandonando sus clases de bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur.
Las autoridades no debieron haber expuesto esta información privada. Y lo que Lesvy hizo ese día o sus decisiones con respecto a su formación académica no justifican que su novio haya decidido matarla. Pero estas publicaciones contribuyeron a desacreditar a la víctima y aportar “pruebas” para demostrar que la joven se había suicidado.
La revictimización es una de las principales irregularidades en la investigación de feminicidios en México, dice Helga Jauregui, analista de datos y redactora en la organización Impunidad Cero. La revictimización puede venir desde el Estado, cuando el gobierno promueve estereotipos de género, o desde la sociedad, cuando estos son perpetuados y replicados.
En el feminicidio de Lesvy Berlín, el gobierno buscó promover que la víctima no se apegaba a lo que una mujer “debe ser”: en la versión oficial, Lesvy estaba haciendo cosas que no son propias de las “señoritas”, como consumir alcohol y drogas, y por eso se suicidó.
Actualmente Araceli se encuentra en una batalla legal contra Helena Cárdenas Rodríguez, directora de comunicación social de la PGJ-CDMX, por el uso indebido del servicio público al publicar los tuits. Además, tiene otro proceso legal en contra de Claudia Elizabeth Cañizo Vera, titular de la Fiscalía Desconcentrada en Coyoacán, por la filtración de la fotografía del asesinato de Lesvy y la divulgación de información sensible.
“El sistema le falló a Lesvy”
El 2 de mayo de 2019, la exprocuradora capitalina, Ernestina Godoy, ofreció una disculpa pública en representación de su institución y del gobierno de la Ciudad de México por el papel de las autoridades en el feminicidio de Lesvy Berlín. Este acto estuvo motivado por las negligencias en el proceso de investigación y las faltas a los derechos humanos cometidas durante este periódo.
“Estamos aquí para asumir que el sistema de procuración de justicia le falló a Lesvy y a su familia”.
Ernestina Godoy, exfiscal de la Ciudad de México.
Esto fue consecuencia de la recomendación 01/2018 emitida por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), en la que fueron identificadas evidencias de faltas al debido proceso y la debida diligencia por parte de las autoridades.
Dicha recomendación condena al Poder Judicial, al Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO), a la Secretaría de Seguridad Ciudadana y a la, entonces Procuradurí, de la Ciudad de México a reconocer su responsabilidad y ofrecer disculpas en un acto público.
Días después, el 22 de mayo de 2019, el director del Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO), Felipe Takajashi Medina, ofreció una disculpa pública a la familia de Lesvy: “A nombre del Instituto de Ciencias Forenses, y de quienes intervinieron en la práctica de la necropsia de Lesvy Berlín Rivera Osorio (…) ofrezco nuestra más sincera y sentida disculpa a su familia, por las violaciones a derechos humanos que cometimos en su agravio”, dijo Takajashi sobre las negligencias cometidas en el caso de Lesvy.
Araceli dice que el feminicidio de su hija la hizo entender que existe un “pacto patriarcal no escrito” entre funcionarios donde “el hecho de que sean mujeres no ha garantizado que sea diferente (…) y se sentencie con perspectiva de género”.
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