feminicidio de Paulina Camargo

Feminicidio de Paulina Camargo: las autoridades se “echaron la bolita” y los medios la revictimizaron

El feminicidio de Paulina Camargo, en Puebla, ni siquiera ha sido reconocido como tal. La familia Camargo Limón ha vivido los últimos ocho años en una batalla contra la impunidad. A través de los desafíos burocráticos y la indiferencia de las autoridades, han enfrentado un sistema legal deficiente y una dolorosa realidad: en México, la violencia contra las mujeres sigue impune en la mayoría de los casos.

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Violencia contra las mujeres

El feminicidio de Paulina Camargo, en Puebla, ni siquiera ha sido reconocido como tal. La familia Camargo Limón ha vivido los últimos ocho años en una batalla contra la impunidad. A través de los desafíos burocráticos y la indiferencia de las autoridades, han enfrentado un sistema legal deficiente y una dolorosa realidad: en México, la violencia contra las mujeres sigue impune en la mayoría de los casos.

Este reportaje es parte de la serie “Feminicidios impunes en México”. También puedes leer sobre los casos de Lesvy Berlín y María Fernanda Contreras.

“Al final todo va a estar bien y si no es así es porque aún no es el final”. Esa era una de las frases favoritas de Paulina Camargo Limón, quien desapareció en agosto de 2015. Casi ocho años después, su mamá sabe que el final llegará cuando obtenga la justicia a la que ha dedicado su vida. Por ahora, el feminicidio de Paulina Camargo sigue en la impunidad.

Paulina desapareció el 25 de agosto de 2015 a los 19 años. Tenía cuatro meses de embarazo.  La última persona en verla con vida fue su exnovio José María Sosa Álvarez , “Chema”, quien actualmente está pagando una condena de 16 años y seis meses en el penal de San Miguel, en Puebla, por los delitos de homicidio simple y aborto. Esta no es ni la mitad del tiempo que “Chema” estaría purgando de haber sido condenado por feminicidio, ya que la sentencia por ese delito en el estado es de al menos 40 años

En 2015 Sosa Álvarez confesó haber matado a Paulina y haber abandonado su cuerpo en un contenedor de basura, pero el crimen no fue clasificado como feminicidio (aunque ese delito está tipificado en el estado desde 2012) porque el cuerpo de la joven nunca fue encontrado y porque no había antecedentes de violencia en la relación entre Paulina y José María.  Además de la confesión, en ese entonces las autoridades argumentaron haber encontrado sangre en el departamento de “Chema” que coincidió con las muestras genéticas de los papás de Paulina. 

“Fue José María quien le dijo a la autoridad que él le había quitado la vida. Él fue el que dijo que la había tirado a la basura. Nadie inventó esa parte”.

Rocío Limón, mamá de Paulina Camargo.

A pesar de que inicialmente José María admitió sus crímenes, éste sigue sin ser reconocido ante la ley como un feminicida. Incluso antes de que dijera que su confesión se obtuvo bajo tortura, la investigación no se realizó con perspectiva de género y la carpeta fue abierta como homicidio simple.

En marzo de 2024 el paradero de Paulina aún es desconocido, y “Chema” se ha retractado de su confesión inicial, asegurando que las autoridades y la familia de su exnovia lo torturaron para obligarlo a admitir algo que no hizo.

Sin un cuerpo que enterrar y con una condena por otros delitos, la familia de Paulina ha gastado alrededor de un millón de pesos en trámites legales, ha sido revictimizada y ha tenido que presionar a las autoridades poblanas para obtener las pocas respuestas que existen hoy. 

El feminicidio de Paulina Camargo no es una excepción. En Puebla el 88.7 por ciento de los feminicidios cometidos entre 2016 y 2021 están en la impunidad, de acuerdo con la organización Impunidad Cero. 

Además de las autoridades, algunos medios de comunicación tuvieron la oportunidad de tratar este caso con responsabilidad. En cambio, decidieron ayudar a mantenerlo en la impunidad.

Durante los primeros meses de la desaparición de Paulina, un medio local publicó “notas” falsas en las que aseguraba que la joven estaba en Monterrey, Nuevo León, y se dedicaba al trabajo sexual. 

“Y si mi hija hubiera sido una prostituta y le hubiera sucedido, ¿hubieran dicho que estuvo bien?”, pregunta Rocío con indignación.

25 de agosto de 2015: el día más terrible

Aunque al enterarse del embarazo José María dijo no estar listo para ser padre y se alejó, meses después regresó a la vida de su exnovia pidiéndole hablar sobre su relación y el futuro con su bebé. Al principio Paulina se mantuvo firme en no ir al departamento de Sosa Álvarez y en lugar de eso hablar en una cafetería, pero terminó accediendo. 

Ese 25 de agosto Paulina fue a una consulta ginecológica con sus papás y José María. Al salir, los papás de Paulina los dejaron en una cafetería. Durante la investigación del asesinato de Paulina se dio a conocer la grabación de una cámara de vigilancia en donde se ve a ambos jóvenes abordando un taxi en el Circuito Juan Pablo II de la ciudad de Puebla con rumbo al departamento de José María.

A pesar de esto, Sosa Álvarez sostiene que él la dejó en el taxi y no supo qué pasó después. 

Los papás de Paulina se preocuparon cuando su hija no llegó a la casa por la noche. Su preocupación aumentó cuando ninguna de sus llamadas fue respondida. En el momento en el que José María les escribió para preguntarles si Paulina ya había llegado a su casa, decidieron denunciar su desaparición. 

Ese fue el día “más terrible, horrible e incierto” de la vida de Rocío Limón, según recuerda en entrevista con Serendipia

Al presentar la denuncia, Rocío pensó que iban a salir cientos de patrullas para buscar a su hija, “como en las películas”. Pronto entendió que las cosas no funcionan así en México.

Desde ese 25 de agosto de 2015, Rocío ha dejado a un lado su vida para dedicarse a estar en la Fiscalía, en juzgados, en marchas. Rocío dice que ha sido “un camino tortuoso” y, hasta ahora, no ha obtenido la justicia que busca: el feminicidio de Paulina no está tipificado como tal y las autoridades ni siquiera le ha podido entregar el cuerpo de su hija. 

Feminicidio de Paulina Camargo: “Yo te aviento la pelota y tú me la regresas”… durante ocho años 

“Una jueza nos dijo que cuando llegaban las carpetas a sus manos, veía archivos vacíos y cosas mal hechas”, dice Rocío. La mamá de Paulina asegura que los Ministerios Públicos no resguardan las pruebas de la manera adecuada, lo cual compromete todo el proceso de procuración de justicia. 

Desde 2015, la carpeta de investigación del asesinato de Paulina ha pasado por cuatro fiscalías, de acuerdo con Rocío Limón. En 2016 José María Sosa incluso obtuvo un amparo de un Juez de Distrito en Acapulco, Guerrero, para que las pruebas fueran valoradas una vez más. Los tomos “manoseados” del caso de Paulina cuestan 25 mil pesos cada uno,  monto que Rocío asegura haber pagado para tener acceso a los documentos de la investigación sobre el feminicidio de su hija. 

Además, las fallas de origen provocadas por los ministerios públicos derivan en que la defensa (los abogados de José María) pueda recurrir a los amparos cuantas veces quiera y que el juez diga que no puede hacer más porque el caso está mal integrado. 

“Es como el juego de la pelota. Yo te aviento la pelota y me la regresas y así nos vamos durante el tiempo que sea. En nuestro caso, ocho largos años”. 

Rocío Limón, mamá de Paulina Camargo.

De acuerdo con Impunidad Cero, la impunidad en los feminicidios en México está relacionada con “la baja capacidad de las autoridades para investigar y esclarecer los delitos”.  La falta de protocolos y de personal, así como la incapacidad de realizar las investigaciones, “imputar responsabilidades y lograr las sentencias condenatorias correspondientes” son factores que contribuyen a mantener los altos índices de impunidad.  

Es por eso que el feminicidio de Paulina Camargo no es la excepción en este país: entre 2016 y 2021, la impunidad en los feminicidios en México llegó al 56.6 por ciento a nivel nacional. 

Paulina me lo presentó como su amigo y ahora lo veo como un monstruo

Paulina Camargo Limón disfrutaba pasar tiempo con su familia y siempre los alentaba con palabras de amor y ánimo. “Era mi compañera de vida”, dice Rocío. 

La vida la cruzó con “Chema” en una fiesta a la que asistió con una amiga en común. Pronto comenzaron a salir juntos y entablaron una relación sentimental. Rocío recuerda lo emocionada que llegó Paulina a contarle por primera vez sobre Chema. Después, empezó a familiarizarse más con él por redes sociales y cuando iba a dejar a Paulina al cine para encontrarse con él. Pero cuando se enteró de que estaba embarazada, Chema le confesó que no se sentía listo para ser padre. 

A pesar del impacto inicial, la familia de Paulina decidió apoyarla incondicionalmente. “Yo no quiero conocer a tus papás, no me interesa”, recuerda Rocío que le dijo el padre de Paulina a José María, al aclararle que era libre de irse y hacer su vida. 

Aunque Chema parecía ser un joven educado, atento, estudioso y deportista, siempre había algo que inquietaba a Rocío: nunca quería ir a casa de Paulina, y siempre le pedía que lo viera en su departamento. “Yo tengo (la imagen de) un José María  que conocí por redes y que me presentó mi hija como su amigo. Después tengo a un monstruo, un ser que no tiene nada humano”, dice Rocío.  

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Comentarios

4 comentarios en la nota: Feminicidio de Paulina Camargo: las autoridades se “echaron la bolita” y los medios la revictimizaron


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  1. Danae... dice:

    💜…💛💛💛