Pilar Argüello Trujillo tenía 20 años en 2012, cuando fue asesinada en Coscomatepec, Veracruz. Era un domingo 2 de septiembre cuando Pilar salió de su casa; a las nueve de la noche no había regresado.
“Ella nunca regresaba tarde”, recuerda don Pedro, su padre. Él y Reyna, la madre de Pilar, llamaron a su celular toda la noche, pero estaba apagado. Dos días después, don Pedro escuchó la noticia anunciada por un vendedor de periódicos: habían encontrado el cuerpo de una mujer joven en un terreno baldío. Al acercarse a ver la fotografía comprobó que se trataba de Pilar.
Ese día, el martes 4 de septiembre, fue arrestado el sospechoso de haberla matado, quien confesó un día después. Se trataba de su novio, de 16 años, quien la violó y la mató porque Pilar se negó a tener relaciones sexuales con él.
Dos meses después, un juez de la Sala de Responsabilidad Juvenil en Veracruz dejó libre al feminicida por considerar que la reconstrucción de los hechos no se había realizado conforme a la ley.
“A nosotros nunca nos llegó ni una notificación de que iba a salir”, dice Pedro, “sí era menor de edad, pero sí sabe lo que es matar a alguien. ¿Cómo puede ser que un delincuente tenga garantías y nosotros no?”
El caso de Pilar fue presentado por la organización civil veracruzana Equifonía ante el Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en agosto de 2014.
En julio de 2017, el organismo internacional emitió una recomendación dirigida al gobierno veracruzano para reabrir el caso y eliminar los obstáculos para esclarecer el feminicidio de Pilar. Sin embargo, hasta ahora el caso sigue en la impunidad.
Veracruz es uno de los tres estados cuya declaratoria de Alerta de Género no establece la obligación de crear una unidad especializada en revisar los expedientes archivados de feminicidios para identificar posibles deficiencias en la investigación y sugerir diligencias que puedan ayudar a esclarecer los hechos.
Para don Pedro y doña Reyna, la Alerta de Género en Veracruz no ha ayudado a hacer justicia en el caso del feminicidio de Pilar. “Lo que yo quisiera saber es qué pasó, por qué no lo encerraron. No me importa el dinero ni la reparación del daño, yo quiero saber quién fue, porque eso no me deja en paz”, dice Reyna.
PARA REGRESAR A LA NOTA PRINCIPAL, DA CLICK AQUÍ.
***
Este reportaje fue realizado por Alejandra Padilla para Serendipia en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center for Journalists (ICFJ), en alianza con CONNECTAS.
Comentarios