Mujeres en la ciencia enfrentan estereotipos y discriminación: Karla Juárez, biotecnóloga

Karla Juárez, doctora en Biotecnología Marina, estudia los efectos de los nanomateriales.

Mujeres en la ciencia enfrentan estereotipos y discriminación: Karla Juárez, biotecnóloga

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Karla Juárez, doctora en Biotecnología Marina, estudia los efectos de los nanomateriales.

Karla Juárez es doctora en Biotecnología Marina por el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y se dedica a estudiar los efectos de los nanomateriales en los seres humanos para brindar evidencia científica que respalde la legislación de su uso en productos de consumo masivo en México, ya que el país carece de estas regulaciones. Karla habla sobre su vida y trabajo como científica en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Serendipia (S): ¿Cómo es ser mujer en la ciencia?

Karla Oyuky Juárez Moreno (KOJM): Hay estereotipos, hay prejuicios y hay discriminación. Al ser mujer te puedes enfrentar sobre todo a que algunas de tus decisiones sean juzgadas porque eres más visceral, o sea, que tus decisiones no son objetivas, sino que están subyugadas a una decisión hormonal o a una decisión sentimental. Lo he vivido y he vivido discriminación y hostigamiento, creo que siendo hombre no hubiera pasado. También he vivido que al dar una opinión no se me escuche y que otra persona del género masculino dé la misma opinión con otras palabras y se le escucha a él nada más por ser hombre. Ese tipo de cosas han sido difíciles, pero creo que si uno no se deja en el momento, evita que suceda más veces y hace que no nos hagan a un lado. 

S: ¿Por qué decidió estudiar biología?

KOJM: Yo sabía que quería estudiar una carrera en ciencias. Tuve la oportunidad de escoger carreras y estaba entre Biología o Química Farmacéutico Biológica. Cuando estaba formada en una fila para anotar qué licenciatura estudiaba, algo decidió dentro de mí en ese momento y anoté Biología.

En realidad yo quería estudiar Investigación Biomédica Básica en la UNAM, que era una carrera que tenía un doble ingreso; es decir, tenías que pasar el examen de selección de la UNAM y luego pasar el examen y (el curso) propedéutico a (ciencias) biomédicas. Yo quería entrar ahí porque esa era la carrera en la que formaban investigadores, pero en ese momento (en la preparatoria) fui aceptada para hacer una estancia de investigación en Israel, todo pagado. Éramos 70 jóvenes de todo el mundo. Entonces fue una gran disyuntiva. 

Cuando regresé tenía más convicción aún de querer ser investigadora. Allá había biólogos trabajando y vi que había de todas las profesiones, ahí me di cuenta que realmente el camino que yo podía seguir: la biología o (ciencias) biomédicas, no importaba. Al final yo iba a ser investigadora. Así fue que decidí estudiar Biología.

S: ¿Cómo fue el apoyo de su familia cuando escogió estudiar ciencias?

KOJM: Mi mamá no lo tomó bien, me dijo que iba a terminar dando clases. Al final del día, los premios, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), los artículos y los títulos no duermen en mi cama, es mi familia la que está allí.

Entonces yo no soy lo que hago. Sí soy científica, pero eso no me define. No, a mí me define ser Karla, ser una persona y tener los valores que mi mamá y mi familia me inculcaron. Entonces lo único que yo siento es muchísimo agradecimiento porque he estado en hombros de gigantes.

S: ¿Qué es la nanotoxicología?

KOJM:  Los nanomateriales ya están aquí, son el presente. La nanotoxicología estudia cuáles son los efectos tanto positivos como negativos que tienen estos nuevos materiales de tamaño pequeño que se llaman nanomateriales y que actualmente, aunque no lo sepamos, ya existen muchos productos que los contienen. 

A mí me interesa explicar qué nanomateriales podemos utilizar y cuáles no en el ser humano, en los animales y en el medio ambiente para brindar evidencias que puedan garantizar el uso seguro de estos. Pues en México carecemos de legislación en el ámbito de los nanomateriales y esto ha hecho que haya muchos productos que contienen nanomateriales no estén bien etiquetados o que haya productos milagro que prometen curar algún padecimiento sin saber cuáles son sus efectos a largo plazo. Entonces, hay un hueco legislativo grande y no hay evidencias científicas que puedan rellenarlo.

S: ¿A qué edad le empezó a interesar la ciencia?

KOJM: El primer interés que tuve por la ciencia fue a finales de la secundaria con mis maestros de Biología, pero en ese entonces había un programa que se llamaba El mundo de Beakman. Era un programa de ciencia muy interactivo y explicaban fenómenos de todo (tipo). Creo que a las personas de mi generación los motivó mucho a estudiar ciencia. 

A partir de ahí empezó mi curiosidad y luego fueron realmente ya mis maestros en la preparatoria los que me impulsaron a continuar con el estudio. Yo no tuve el acercamiento a la ciencia por parte de mi familia, sino por mis maestros.

S: ¿Puede hablar de su experiencia con becas para estudiar ciencia?

KOJM: Es trágica. Me enteré de la beca del Weizmann Institute of Science un día antes de que venciera la convocatoria y entonces tuve que juntar todos los documentos. En aquel entonces yo vivía en Tlatelolco (Ciudad de México) y los documentos se tenían que entregar en Tecamachalco a las 12:00 horas del día siguiente. Yo estaba tomando clases en preparatoria, entonces mi mamá fue la que me ayudó a ir a dejar los papeles.

Yo vengo de una familia que aunque me quiso dar todo, en realidad no teníamos muchos recursos para que yo pudiera viajar o estudiar. Y cuando me citaron a la entrevista, yo no tenía ni siquiera un traje formal para ir. Llegué ahí y sí te voy a confesar que me sentí mal. Era una asociación de amigos del Instituto Weissman y vienen de familias muy acomodadas. Entonces yo llegué y mi primera impresión fue que todos allí tenían apellido extranjero, venían de preparatorias de paga, estaban súper trajeados, y yo llegué con un pantalón de mezclilla. Me sentí menos. Pero cuando me hicieron la entrevista algo dentro de mí dijo “esta es mi oportunidad”.

Cuando salí de la entrevista me puse a llorar y le dije a mi mamá “no voy a quedar, veme, ve de dónde vengo, ve a todos los demás” y ella me dijo “estás mal, no pienses así, nos esforzamos tanto, ya hiciste todo lo que pudiste y ahora hay que esperar lo mejor”. Mi mamá siempre, siempre, en todos los procesos, estuvo ahí. Ella creía en mí aunque no sabía cómo lo iba a lograr. 

Un día llegué de la preparatoria y tenía una carta con el logo del Instituto Waisman que estaba esperándome en la mesa. Lo abrí. Me dieron la beca y yo estaba emocionadisima, pero mi mamá estaba nerviosa porque en ese año justo empezó la guerra del Golfo Pérsico, la guerra en Israel e Irán. 

Nos pedían 400 dólares para ir a Israel, hicimos lo posible por juntar dinero y yo me fui con 50 dólares. Aprendí muchísimo, hice muchos amigos, me divertí muchísimo, nos tocaron experiencias fuertes porque cuando fuimos a cabalgar en camellos en la carretera había explotado una bomba, entonces fue complicado, pero eso también le agregó mucha emoción al viaje.

S: ¿Cómo fue regresar a la universidad?

KOJM: Yo no podría haber hecho la carrera sin mi familia, ni mis amigos, ni mi equipo. Mi mamá no tenía dinero para copias siquiera. Mis amigos en este tiempo me ayudaron mucho, desde pagarme comidas hasta comprar fotocopias. Hacía dos horas y media de camino a la universidad, cinco horas de mi vida en metro. Un tiempo me mudé con un amigo que casi casi me patrocinó la renta. Yo no podía trabajar porque decidí dedicarme de lleno a la carrera, salvo en vacaciones que me iba con mi familia a vender en un puesto de comercio ambulante en el centro y ya sacaba mi dinero para todo el año.

S: ¿Por qué decidió trabajar en México?

KOJM: Yo me iba a ir a hacer un posdoctorado a Alemania, donde hice mi doctorado, y mientras esperaba los resultados del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) empecé a dar clases de biología en la carrera de nanotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) . Me ofrecieron quedarme porque iban a crear el área de bionanotecnología, cosa que yo ni siquiera sabía qué era. Dije que no porque tenía todo en Alemania. 

Pero estaba sentada pensando en un café y dije: “no, no me voy a ir, porque si yo quiero que la ciencia en México mejore, si yo apuesto por la ciencia y por el futuro de las nuevas generaciones en México, tengo que quedarme aquí”.

S: ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

KOJM: Me gusta diseñar experimentos para contestar una pregunta. Pero disfruto mucho más tener a mis alumnos en el laboratorio, enseñarles, discutir con ellos sus resultados, ayudarlos a entender qué es lo que están obteniendo, a que encuentren una explicación a esa pregunta y que sean capaces de desarrollar ellos por sí solos cuáles van a ser sus siguientes pasos. Eso lo disfruto muchísimo.

Mi hobby es mi trabajo, en el sentido de que me encanta hacer divulgación a través de Instagram para mostrar la parte humana de la ciencia, me encanta darle a la gente la mejor experiencia que yo he tenido en la ciencia. 

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